La Feira Franca convierte septiembre en un segundo agosto para el comercio local

Sectores relacionados con las áreas del textil, complementos, zapaterías, peluquerías, juguetes, alimentación y hostelería subrayan el notable protagonismo de la fiesta medieval en sus balances económicos ►Los empresarios también advierten de la conveniencia de "tomar medidas a tiempo" para que la celebración "no muera de éxito"
Las previsiones apuntan a que se repita una multitudinaria participación. RAFA FARIÑA
photo_camera Las previsiones apuntan a que se repita una multitudinaria participación. RAFA FARIÑA

El brutal impacto de la Feira Franca en la economía local es algo incontestable. El progresivo crecimiento de la fiesta histórica ha corrido paralelo al engrose de las cajas de cientos de pequeños y medianos negocios, hasta el punto de que convertir el mes de septiembre, tradicionalmente de "vacas flacas", en «un nuevo agosto», como no dudan en bautizarlo representantes de los sectores implicados.

Tanto José María Corujo, presidente de Aempe (Asociación de Empresarios de la Mediana y Pequeña Empresa), como su homólogo de la Asociación de Hosteleros, Víctor Pampín, coinciden en destacar la relevancia de un evento que genera cientos de puestos de trabajo y mueve una ingente cantidad de dinero -nadie se aventura a dar una cifra, por la enorme variedad de factores que confluyen-.

El representante de la patronal incide en sectores directamente beneficiados por este evento, «como pueden ser la hostelería, evidentemente, pero también el textil, el calzado, la peluquería, la alimentación, los complementos, las jugueterías, los bazares...». Sin olvidar a otros nos menos importantes, como las ferreterías o las madereras, claves para la elaboración de decoraciones, mesas y puestos de comidas.

«Sería absurdo cuantificar ese impacto económico; una cifra concreta sería difícil de medir y darla muy arriesgado, porque en esta fiesta influyen multitud de condicionantes y variables. No tenemos -ni Aempe ni nadie- parámetros fiables para valorar un alcance concreto. De lo que no cabe duda es de que ya se ha convertido en un elemento fundamental en las cuentas anuales de muchísimos negocios de la ciudad», agrega.

 

Víctor Pampín comparte esa apreciación y también rehuye aportar una cantidad concreta. «Es evidente que las cajas se multiplican mucho más que cualquier otro sábado del año, porque estamos hablando de uno de los días más importantes del año para la hostelería. Pero el porcentaje depende de cada negocio, de cuánto se diversifique, del horario que permanezca abierto, de lo que invierta en personal de refuerzo... intervienen demasiados elementos como para poder dar un baremo fiable», indica.

TURISMO. Corujo aborda otra cuestión vinculada a la Feira Franca: la cada vez mayor afluencia de visitantes para disfrutarla. «Estamos hablando de cientos de personas que se desplazan desde fuera de la provincia de Pontevedra e incluso desde fuera de Galicia. Muchos de Castilla y de Madrid. Y no me creo que esa gente venga solo a pasar un fin de semana. La gran mayoría aprovechará el viaje para hospedarse por aquí y conocer Pontevedra y el resto de las Rías Baixas», afirma.

Una aseveración que coincide con las optimistas previsiones de ocupación en los hoteles de la ciudad y alrededores, que el próximo fin de semana colgarán el cartel de "Completo". Una situación que solo se vive en los mejores momentos del verano y en la semana grande de las fiestas.

ALERTA. Tanto Víctor Pampín como José María Corujo también coincidieron en otra cuestión: alertar de que tanto éxito puede ser contraproducente a la larga, «como ya le ocurrió a otras ciudades con celebraciones similares».

El presidente de Aempe cree excesiva la masificación que ya se genera en Feira Franca, lo que provoca que muchos vecinos huyan de ella desplazándose ese día a otros lugares. «No debe caer en la muerte por el éxito, y aunque es difícil controlar semejante volumen de gente, se debe estar muy alerta sobre ese tema», advierte.

El representante de los hosteleros, por su parte, comparte que el volumen de participantes es mayor cada año, si bien aplaude medidas como limitar a 400 las comidas en las calles y a 70 los puestos de venta. «Es cierto que mucha gente se va, pero se compensa con la que viene de fuera», indica.