Fin del viaje y de una experiencia "indescriptible, absolutamente excepcional". El pontevedrés Javier Quiroga y el vigués Isaac Cardoso pudieron al fin dormir en sus hogares después de completar una ruta de 13.326 kilómetros que, durante 25 días, les llevó desde la Boa Vila hasta el Cabo Norte (Noruega), considerado la cima del mundo, y vuelta.
A bordo de sus Yamaha XV1900 Midnightstar y Harley Davidson Street Glide, respectivamente, partieron el 18 de mayo y este sábado volvieron a pisar suelo pontevedrés. "La de hoy fue una etapa cortita, desde Comillas (Cantabria), porque el viernes nos habían invitado a un evento y queríamos estar. Pero el día anterior hicimos París-San Sebastián de un tirón", explica Javier Quiroga.
Preguntado sobre la travesía, Isaac Cardoso se queda sin palabras: "Todo alucinante, el paisaje, la ruta, las sensaciones... Se puede contar, pero hay que vivirlo".
"Ahora que lo conozco, yo desmitificaría Cabo Norte como un destino motero, sino que lo describiría como un punto de referencia en donde empieza de verdad el viaje. Porque Noruega es espectacular, te sorprende a cada curva", puntualiza su compañero.
Entre las singularidades, recuerda lo comentado por la dependienta de una gasolinera nórdica: "Aquí te puedes encontrar en mismo día las cuatro estaciones del año. Y es cierto: estuvimos por la tarde en una carretera con paredes de 10 metros de nieve y por la noche (de horario, porque allí no anochece) estábamos tomando el sol junto a un fiordo".
Quiroga coincide con su aliado de aventuras en que cualquier palabra, cualquier descripción se queda corta. "Por eso lo recomendamos en nuestra web quieroviajarenmoto.es: que la gente viva la experiencia y todo lo que quiera vivir, porque ‘as feitas son as que valen’".
El anecdotario de esta cruzada motera está repleto, "pero me quedo con que todas las fotos que habíamos visto antes de Cabo Norte era la emblemática bola del mundo rodeada de niebla densa. Pues cuando estuvimos nosotros hacía un sol radiante y se veía todo perfectamente. Fue alucinante. Y eso que por el reloj eran las tres de la madrugada", apunta Cardoso.
A pesar de las vicisitudes lógicas en una travesía de esta envergadura, la sombra de la renuncia nunca llegó a contemplarse. "Siempre pueden surgir imprevistos, pero llevaba seis meses planificando el viaje y creo que teníamos todo bien atado", matiza Quiroga.
Todavía con el cansancio de recorrer 13.326 kilómetros, Javier Quiroga e Isaac Cardoso ya piensan en su próxima aventura. Asia es una opción muy tentadora, "pero a mí me da mucho respeto aquella zona”, confiesa el pontevedrés, por lo que muy probablemente el nuevo destino sea más 'cerca'. “Queremos hacer el gran tour suizo, que está perfectamente planificado en varias etapas, pero esta vez iremos con nuestras parejas, para que también disfruten de la experiencia”.
