El coronavirus ha ganado la batalla del Carnaval en la calle, pero no ha podido con el irreductible espíritu festivo de los pontevedreses. Frente a la prohibición de grandes celebraciones, la tradición se mantiene en los festivales escolares y, sobre todo, en los hogares, pues familias enteras apuestan por fiestas de disfraces puertas adentro para perpetuar la alegría y el desenfado.
La proximidad de unas fechas marcadas en rojo en miles de calendarios han animado las tiendas especializadas, cuyos desérticos pasillos han empezado a recobrar el ajetreo propio de la época. Eso sí, de forma muy tímida.
Melissa González, encargada de Party Fiesta, reconoce que "las fiestas infantiles están siendo el único alivio en esta debacle", al tiempo que incide en esas familias decididas a mantener la tradición, aunque sea en casa. "Les compran al niño o la niña un disfraz para hacerles la ilusión y lucirlo en el hogar y también dando un paseo por la calle", agrega.
Esta semana han empezado a llegar las solicitudes de complementos por parte de los colegios "de ninja, animalitos, exploradores…" A diferencias de otros años, la mayoría de los centros rehuyen de maquillajes y pinturas, para acatar las recomendaciones sanitarias por la covid-19.
Melissa González: "Sobrevivimos gracias a las campañas, pero al estar todo suspendido, el desastre es brutal"
En cuanto a las tendencias, este año se percibe una predisposición de los chavales por disfraces de enfermeros, médicos y policías, los nuevos superhéroes de la pandemia. No faltan clásicos, como Super Mario Bros o Harry Potter; novedades, como los muñecos de Among Us, y el resurgimiento de los personajes de Fortnite. "Sin olvidar al mandaloriano, que también lo piden mucho".
BATACAZO EN LA CAJA. Melissa González no oculta el enorme agujero económico que el coronavirus ha ocasionado en sus cajas. "El cambio ha sido como el día y la noche. Los negocios especializados sobrevivimos el resto del año gracias a las campañas, y al haberse suspendido todo desde primavera, la debacle es brutal", indica, tras matizar que "estamos muy positivas y aguantaremos hasta que no podamos más".
En este apartado agradece especialmente gestos solidarios, como el propietario del local, "que nos ha ayudado con el alquiler", o los clientes que se acercan "a coger un detalle, una velita o unas chuches, para echarte una mano".
Loli Novas es la actual responsable de Caramelos Novás, especializada en fiestas y cumpleaños desde hace 54 años. Coincide con su compañera de gremio en la grave crisis económica que viven estos negocios. Prueba de ello "es que el año pasado a estas alturas éramos cinco personas trabajando a tope y ahora somos dos y a media jornada".
Loli Novás: "Estamos abiertos, cierto, pero las cajas que se hacen al final del día dan ganas de llorar"
UN BAJÓN DEL 60%. La empresaria asegura que "nos cayó un jarro de agua fría, porque no tenemos Carnavales, ni Halloween, ni Feira Franca, ni cumpleaños, ni bautizos, ni primeras comuniones… nada. Estamos abiertos, cierto, pero las cajas que se hacen al final del día dan ganas de llorar. Nosotros tuvimos un bajón de entre el 50 y el 60%, estrepitoso".
Tras reclamar unas ayudas para sobrevivir, al igual que están percibiendo otros sectores especialmente perjudicados por las restricciones, rompe una lanza en favor del comercio local frente a la cada vez mayor tendencia a comprar por Internet. "Nosotros tenemos la promoción de 2x1, un esfuerzo al que nos vemos obligados para mantener el tipo y que no encuentras en la venta online. Supone recuperar el dinero invertido, en el mejor de los casos. No vendes para ganar, sino para perder menos”.
En este sentido, apela a la complicidad de los pontevedreses "porque si no animamos a la gente a comprar en su ciudad, ¿quién va mantener estos negocios?".
