Froiz, siempre Froiz

Nombre: Distribuciones Froiz S. A.
Fundación: 1968
Propietario: Magín Alfredo Froiz
Actividad: Venta al por mayor y al por menor de productos frescos, alimentación, bodega y droguería
photo_camera Foto de archivo de Magín Alfredo Froiz, en el centro logístico de Froiz. ADP

ALGUIEN tenía que haberle hecho una entrevista a Magín Froiz en 1968, cuando fundó su primer supermercado en Cobián Roffignac, para preguntarle hasta dónde pensaba llegar con aquello. Por eso, cuando esta sección ya tiene dos años y medio de vida, si alguien me pregunta por qué nunca la hemos dedicado a Froiz siempre digo lo mismo, que sí, que tarde o temprano hay que hacerlo, pero que total, lo hiciéramos hoy, hace un año o dos, llegamos con medio siglo de retraso.

Hay en Pontevedra empresas ejemplares y de ellas damos cuenta aquí cada semana, pero perfectamente Froiz puede ser la primera de ellas por numerosas razones: por facturación, por número de empleados o por expansión territorial. Pero aquí no nos gusta reducirlo todo a cifras. Las cifras son importantes, pero Froiz es mucho más que sus números, o eso me parece a mí. Froiz es sobre todo una historia de humildad, inteligencia y tesón.

Hace un par de años le hice una entrevista a Magín Froiz para un libro que espero se publique de una vez. Al hablar de sus inicios, dedicó el principio de la entrevista a recordar casi con veneración religiosa a sus competidores: "Teníamos muy pocos recursos pero muchas ganas de trabajar y responder ante las personas que habían confiado en nosotros. Tenía la responsabilidad de cumplir con todos nuestros compromisos, con los clientes, proveedores, trabajadores… Fueron tiempos muy difíciles, pero los recuerdo con mucha ilusión. En aquella época compartía profesión con otros grandes tenderos, compañeros como Don José Muíños, Don José Pintos, los hermanos Juncal, el señor Beledo, Don José Casal y maestros como Don Victoriano Moldes y Don Sergio Martínez Sánchez". Eso desarma a cualquiera, al menos a mí. Que una persona con su recorrido vital y empresarial se acuerde de mencionar a su antigua competencia no es habitual. Por lo general, el ego puede más que su dueño.

Cuando Froiz abrió su primer supermercado, en Pontevedra no sabíamos qué era aquello ni para qué servía, si total cada manzana tenía su propia tienda de alimentación. Nos abrió los ojos a un mundo nuevo. Froiz tenía productos que antes ni habíamos imaginado; tenía oferta surtida para que el cliente, que en aquellos tiempos eran solamente "amas de casa", pudiera comparar precios y calidades. Recuerdo en la década de los setenta a mis padres llegando a casa con dos o tres bolsas llenas, sacar cuatro latas de atún de diferentes marcas y hacernos votar a toda la familia cuál nos gustaba más, y luego lo mismo con mejillones o con lo que fuera, mientras mi madre iba anotando para comprar en adelante el producto ganador.

No hay pontevedrés o pontevedresa sin Froiz, da igual la edad que tenga. Froiz está unido a nuestras vidas de manera tan afectuosa como inevitable. Y hay más cosas que me encantan de Magín Froiz: abrió nuestras mentes al consumo pero no al consumismo. Jamás nos invitó a comprar tonterías inservibles ni caprichos estúpidos. Siempre, en su publicidad, nos hablaba de cosas como "servicio" y "ahorro", así como del valor de nuestro dinero. De alguna manera, nos educó y nos enseñó a comprar con cabeza. Y lo hizo siempre sin algaradas. Supongo que por eso prosperó, porque en su cabeza no existió jamás la mala idea de engañar a nadie. Magín Froiz siempre nos pareció un hombre de fiar, una buena persona. Pero como no hay pontevedrés sin Froiz, quiero creer que tampoco habría Froiz sin Pontevedra. Quiero creelo, digo, porque en el fondo todos sabemos que si Magín Alfredo Froiz Planes hubiera montado su empresa en Murcia, le hubiera ido igual de bien.

Por eso decía al principio que el verdadero reportaje o la gran entrevista a Magín Froiz llega con medio siglo de retraso. Personalmente, siento mucha más curiosidad por el Magín de entonces que por el de hoy, y me explico. El Froiz de hoy puede hacer un recorrido por medio siglo de una empresa exitosa que no para de crecer. Pero el Magín de entonces, ése es el que interesa, el que se deslomaba para sacar adelante un supermercado que acababa de abrir. Me pregunto qué esperaba de aquello, cuáles eran sus expectativas, si se preocupaba sólo del día a día o vislumbraba el futuro que hoy todos conocemos. Si simplemente las cosas le salieron bien o fueron premeditadas. Algún día lo abordaré para preguntarle estas cosas, porque uno es más de dónde viene que a dónde llega.

Y seguimos sumando: Froiz patrocina a un equipo ciclista que es el mejor del mundo amateur, que dirige Evaristo Portela, y aunque sé que esto no le va a gustar al jefe, que no lo hace para que se sepa, es uno de los principales motores de la Fundación Juan XXIII. Lo siento, pero si es así, así es. A Magín Froiz le debemos tanto que no hay suficientes calles en Pontevedra para poner su nombre, que es tan breve en letras como enorme en todo lo demás. Froiz, siempre Froiz. Eternamente Froiz.

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