La funeraria que clausuró el cementerio de Santa Clara: "No apareció nada raro"

Los restos de las 58 clarisas descansan ya en Santiago de Compostela. Tras las exhumaciones, el antiguo camposanto conserva las laudas sepulcrales y la cruz de piedra
Así ha quedado el cementerio de Santa Clara tras las exhumaciones. D.P.
photo_camera Así ha quedado el cementerio de Santa Clara tras las exhumaciones. D.P.

Los restos de las 58 monjas descansan ya en el coro bajo del convento de Santa Clara en Santiago de Compostela. La inhumación se produjo este miércoles por la tarde, pocas horas después de que la Funeraria San Mauro clausurase el cementerio del antiguo cenobio de Pontevedra.

"No apareció nada raro. Las exhumaciones se llevaron a cabo con la cautela, la profesionalidad y el respeto que se nos pidió", explica Fernando Valiño, responsable de la empresa fúnebre encargada de los trabajos, que señala que dos de los cuerpos de las clarisas "estaban muy enteros", los correspondientes con enterramientos hechos en
la zona en 2004 y 2015. "Los otros 56 eran restos cadavéricos", añade.

"No apareció nada raro. Las exhumaciones se llevaron con la cautela, la profesionalidad y el respeto que se nos pidió", dice San Mauro

El traslado de los restos a Santiago supone, en la práctica, la clausura definitiva del camposanto de Santa Clara, situado en la huerta-jardín del cenobio. Este espacio, en el que se enterraron 58 monjas entre 1902 y 2015, se conservará casi como estaba. De hecho, las 15 laudas sepulcrales y la cruz de piedra se mantienen en su actual ubicación.

La exhumación de las clarisas, supervisado inicialmente por la madre superiora, Sor Consuelo, se ejecutó en menos de tres días. Los trabajos, que contaron con la correspondiente autorización de la Xunta, permitirán iniciar con normalidad las catas arqueológicas en el conjunto monacal. La Deputación prevé iniciar estos estudios el próximo 13 de junio. Sus resultados serán clave para determinar si Santa Clara puede convertirse en la séptima sede del Museo, albergando entre sus muros los fondos arqueológicos de la provincia. 

El cierre del camposanto será el paso previo al inicio de los estudios arqueológicos, que determinarán si el cenobio puede ser sede del Museo

SIN MONJAS DESDE 2017. La falta de vocaciones precipitó el adiós de las clarisas, que vivían en régimen de clausura en un convento fundado en 1271. Así lo expone la abadesa de Santa Clara, Victoriana Jorde Herrero, en el comunicado que la orden hizo público el pasado 1 de diciembre, tras formalizarse la venta del conjunto monumental, ahora en manos públicas gracias a la compra realizada por el Concello, que pagó por este bien 3,2 millones de euros. La operación contó con el obligatorio visto bueno del Vaticano.

En aquel escrito, la superiora desvela que los trámites para el cierre del convento se iniciaron antes del 25 de septiembre de 2017, cuando las dos últimas inquilinas del cenobio fueron trasladadas a Santiago: Sor Sagrario, que falleció en 2019, y Sor Purificación. Un decreto de la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del 2 de junio de 2015 dictó la suspensión del estatus de monasterio. Posteriormente, "y ante la imposibilidad de recuperar la ocupación del convento", se resolvió su supresión. Este último dictamen, emitido por el mismo organismo de la Curia Romana, se fechó el 20 de mayo de 2018.

UN DESTINO PARA LAS HIJAS SOLTERAS DE BUENA FAMILIA
El convento de Santa Clara nació en paralelo al empuje económico que la pesca y el puerto confirieron a Pontevedra, tal y como recoge libro ‘Santa Clara de Pontevedra en la Edad Media. Estructura económica del convento (1640-1834)’, de Gabriel Otero Piñeiro, que señala que a este convento era "el destino de las hijas solteras de la oligarquía de la villa, previo pago de una cuantiosa dote". Entonces, los bienes aportados por las familias pudientes eran principalmente inmuebles. En la actualidad, se conservan decenas de baúles en el que las novicias que ingresaban en el cenobio llevaban sus pertenencias. 

 

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