El furor por las compras del Black Friday abarrota los comercios y llena las calles

La jornada de rebajas importada de EEUU, con descuentos en el precio de los artículos de entre el 20% y el 60%, ocasionó largas colas en las cajas de los establecimientos
Jóvenes en una de los comercios de Benito Corbal. GONZALO GARCÏA
photo_camera Jóvenes en una de los comercios de Benito Corbal. GONZALO GARCÏA

Comercios abarrotados, calles llenas de gente por las que resultaba casi imposible andar y personas cargadas con bolsas. La estampa que presentaba este viernes Pontevedra revelaba que no se trataba de un día normal y confirmaba que el Black Friday había aterrizado con fuerza en la Boa Vila.

La tradición estadounidense, que llegó a Pontevedra hace seis años, acaparó los escaparates de las tiendas no solo de moda o tecnología, también de alimentación y juguetería. Los consumidores salieron a la calle ávidos de encontrar las gangas que saciaran sus expectativas de compra.

El viernes negro, traducción al español de esta cita, dio este viernes inicio a la campaña de Navidad en medio del entusiasmo y optimismo por el buen ritmo en las compras. La lluvia que nos acompañó los últimos días concedió una tregua que animó a los pontevedreses a ir en busca de los preciados descuentos ofrecidos por las grandes tiendas y el comercio local.

Algunas cadenas, como Inditex, esperaron a este viernes para poner sus ofertas al alcance de los consumidores. Ese fue el motivo por el que la milla de oro de Benito Corbal registró la masiva afluencia de compradores, muchos de los cuales ya le habían echado el ojo a la prenda con una etiqueta en la que el día anterior figuraba un precio más alto.

La mayoría de las rebajas oscilaban entre el 20% y el 60%. Por eso la tónica general en muchas tiendas estuvo marcada por las largas colas en las cajas, con lo que muchos clientes tuvieron que armarse de paciencia y aguardar a que les llegase el turno, con esperas que llegaron a rondar la media hora y colas que difícilmente cabían en el comercio. "Tuve que esperar 20 minutos para pagar", precisó Miriam García mientras echaba un vistazo a su reloj.

El bullicio matinal fue solo un anticipo de lo que llegaría por la tarde. De hecho, algunas personas que visitaron los comercios durante la mañana no regresaron a casa a la hora de comer. Optaron por otra estrategia: reponer fuerzas en los bares y restaurantes más próximos a los comercios con la intención de alargar la jornada de compras lo máximo posible.

Y es que muchos de los artículos adquiridos durante la jornada del Black Friday a precios muy rebajados serán los regalos que familiares y amigos se intercambiarán en las próximas fiestas navideñas.

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