Galerías Oliva: el comercio chic

Fueron un ejemplo de modernidad fruto del desarrollo comercial de los sesenta. El anuncio del derribo de una parte de estas galerías nos lleva a su recuerdo

La notificación por parte del Concello del derribo inminente del número 3 de la calle Gutiérrez Mellado, supone el fin de uno de los tramos más populares de las Galerías Oliva. Estas nacieron en los años sesenta, cuando se modificaron muchos aspectos de la fisonomía de la ciudad. No solo en lo urbano, sino en lo comercial se reflejaba una mayor iniciativa económica y un mayor cuidado en el diseño de formas en las que la modernidad se iba progresivamente integrando en Pontevedra.

Fueron un ejemplo destacado de esa nueva dimensión comercial que tomaba la capital de la provincia. Las Galerías Oliva, tras una posterior ampliación a mediados de esa década, unían la calle de la Oliva con la calle General Mola, futura Gutiérrez Mellado.

Los promotores Valentín Suárez y Elisardo Álvarez confiaron el proyecto al arquitecto pontevedrés Emilio Barreiro, acogiendo, desde su inauguración de mano del alcalde Filgueira Valverde, en el año 1961, una gran variedad de negocios que, viendo las fotografías de la época, guardan una uniformidad en su estilo y un sofisticado diseño.

Las fotografías que formaron parte de un reportaje sobre las Galerías Oliva publicadas en el Diario de Pontevedra el 15 de septiembre de 1963 reflejan esa estética que ponía en relación estas galerías con otras de diferentes ciudades españolas y europeas. Algo de lo que se era consciente en ese momento anunciándose así: "La modernización comercial de Pontevedra tiene su más reciente exponente en las ya popularísimas Galerías. Ese simpático pasadizo que enlaza la calle de la Oliva con la de General Mola es ya, para el turista, un lugar donde el souvenir tiene su variopinta manifestación y no le coge de sorpresa porque su instalación es igual, del mismo fuste y espectacularidad que la que puede contemplar en Nueva York, París, Roma o cualquier otra cosmópoli de por ahí adelante".

Fueron décadas de un alto dinamismo comercial, de ventas y de exhibir, en ese espacio tan característico de nuestra ciudad en el que mucha gente se cobijaba cuando asomaba la lluvia, una gran diversidad de productos en tiempos en los que era lo más parecido a uno de esos centros comerciales que, con el paso de los años, fueron comiéndose muchas de las posibilidades del comercio local.

En los años noventa del pasado siglo comenzó a decaer el consumo en las Galerías Oliva, a lo que se suman diferentes problemas como la degradación de las instalaciones comunes o la presencia para guarecerse de personas marginadas que obligaron a cerrar diferentes tramos de las Galerías, como las ampliaciones que se vivieron en sucesivos momentos y que aumentaron la superficie comercial de la que en breve perderemos uno de sus históricos tramos.

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