Camino a la normalidad... Galicia, Galicia, Galicia

Núñez Feijóo y Pedro Puy, presentación de la campaña. DP
photo_camera Núñez Feijóo y Pedro Puy, durante la presentación de la campaña.

A medida que Feijóo va sumando elecciones autonómicas, el logo de su partido va decreciendo. En esta ocasión cuesta encontrarlo. Dependiendo de la distancia a la que sitúe usted necesitará diferentes instrumentos para encontrarlo: a más de veinte metros puede intentarlo con un telescopio. No un telescopio cualquiera, no. Uno de esos que se utilizan para encontrar estrellas más allá de la constelación de Orión. El Hubble puede valer; un poco más cerca, pongamos a metro y medio, con unos buenos prismáticos puede alcanzar a vislumbrar el logo del PP. Luego ya si se pone a menos de veinte centímetros, será útil un microscopio capaz de localizar partículas subatómicas.

El apellido del candidato, sin embargo, se percibe a simple vista a kilómetros de distancia, lo mismo que el lema: "Galicia, Galicia, Galicia". Lo repiten tres veces por si no queda claro por qué comunidad se presenta. Lo que no se entiende, al menos yo, es por qué no se deshace para siempre de las siglas que lleva tantos años arrastrando como una pesada losa. Es algo inaudito. Representa al Partido Popular pero no quiere que lo recordemos. Es el mismo Partido Popular de Casado, de Cayetana, de M. Rajoy, de Aznar, pero cuando llegan unas elecciones autonómicas pretende que lo olvidemos y en buena medida lo consigue. Se trata de un juego maquiavélico en el que cambia de bandera según esté en la Plaza de Colón en Madrid con sus socios de Vox y de Ciudadanos o presentándose a presidir Galiza. Un cambio de banderas que practica con esmerada eficacia.

Nada que objetar, por cierto. En campaña todo vale, y como estrategia electoral, abrazar el galeguismo siempre le ha funcionado al Partido Popular. Por eso no se entiende del todo ese vídeo de campaña protagonizado por la Plaza de Toros de Pontevedra, que más allá de ser un lugar donde tradicionalmente el PP celebraba su acto central de campaña, representa a Galicia, Galicia, Galicia, tanto como Lola Flores cantando con el Pescaílla a la guitarra. Con esas enormes banderas de España en una plaza vacía, ese vídeo ha sido de las cosas más desafortunadas que se han visto en campaña electoral, aquí y en la China Popular.

No ha sido muy dichoso el arranque de campaña de Feijóo. Primero, porque traer a Pablo Casado a abrirla no fue una gran idea. Esconder las siglas del Partido Popular para traer a su presidente español a hablarnos de sus batallitas madrileñas no arrastra a ningún votante pero puede restar a alguno. Y lo del bono a los sanitarios, rechazado airadamente por todo el sector, más que una medida electoralista, que también, supuso una torpeza. Los profesionales sanitarios llevan años y años diciendo lo que quieren: estabilidad laboral, medios, menos recortes y salarios dignos. Pensar que iban a cambiar todo eso por un bono de 250 euros para salir a cenar supone casi un agravio, por no decir un insulto. Así estaba Almuiña, el Conselleiro de Sanidade, sacándose la idea de encima para endosársela a su compañero Román Rodríguez, de Turismo y diciendo que «se había explicado mal». Pues sí, se había explicado mal.

Por si fuera poco, la Junta Electoral ha dado la razón al BNG en sus quejas sobre la cobertura que se le da en la TVG a su partido y a su candidata, Ana Pontón, lo que puede darnos cierta idea del temor que el PP tiene al ascenso cantado de los nacionalistas.

Pero que nadie se llame a engaño. Lo que puede estar sucediéndole al Partido Popular es que por vez primera en la vida no podrán hacer esas campañas que tan bien se le dan, hechas a pie de calle, de barrio y de parroquia y eso puede tenerlos un poco desconcertados, pero siguen manteniendo un bastión inexpugnable, que es el voto fiel de muchos gallegos que creen en Feijóo como creyeron en Fraga y antes en Albor. Eso no se viene abajo con cuatro errores que, en definitiva, tampoco son catastróficos: un mal vídeo, una visita de Casado, una propina no aceptada por el sector sanitario y un tirón de orejas a la TVG.

Tienen equipo y tienen una red de militantes y votantes fieles que llega a cada rincón del país. Eso acaba funcionando siempre. Han sabido anular a Ciudadanos y a Vox y la izuierda, otra vez, se presenta muy dividida. Muy mal tendrían que salirle las cosas a Feijóo para no renovar. Solamente una movilización masiva de las izquierdas y del nacionalismo podría arrebatarle su cuarta mayoría absoluta. Eso o una desmovilización de sus propios votantes, cosa que en Galiza jamás ha sucedido en unas autonómicas.

Lo único que tiene que hacer el Partido Popular para conservar el poder en Galiza es no cometer más errores. Con no hacer nada mal y reconducir la campaña sin hacer demasiado ruido, no deberían tener mayor problema. También podrían retirar ese lastimoso vídeo de la Plaza de Toros, rodado además en una ciudad, Pontevedra, en la que no gobiernan desde hace más de dos décadas. Es que si lo ve usted sin sonido, con esa plaza vacía y esos esplendorosos planos de Pontevedra, dan ganas de votar a Ana Pontón.

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