La asociación de Herbarios Ibero-Macaronésicos es una entidad sin ánimo de lucro de ámbito hispano-portugués, creada en 1992 e integrada actualmente por más de 40 herbarios institucionales y múltiples socios individuales, que pretende impulsar el intercambio de conocimientos y material vegetal, así como coordinar proyectos comunes.
¿Qué significa para usted haber sido nombrado presidente de esta asociación?
Es un orgullo. Llevo trabajando en este ámbito muchos años y estoy encantado de haber sido designado presidente, junto con los compañeros que forman parte de la junta directiva.
Se trata de una asociación muy relevante en su ámbito y con numerosos miembros, entre los que está el Herbario LOU del Centro de Investigación Forestal de Lourizán, del que usted es conservador.
Sí, el Herbario de Lourizán se creó, por decirlo de algún modo, en el año 1943, cuando los padres jesuítas depositaron la colección del padre Merino, que fue el autor de la Flora Descriptiva e Ilustrada de Galicia. La dejaron en depósito en el antiguo centro de investigación, que por entonces se llamaba Centro Regional de Enseñanzas Técnicas e Investigaciones Forestales, y posteriormente se fueron incorporando más. Cuando yo empecé, en 1981, continuamos dando un impulso mayor a este Herbario, a través de colecciones propias de las personas que trabajamos allí e incluso con donaciones y depósitos de otras personas, por ejemplo, en 2013 el padre franciscano Fermín Gómez Vigide donó sus 14.000 pliegos, la asociación Biga también entregó sus materiales al CIF de Lourizán, y también Xosé Ramón García Martín, que es un investigador botánico que ha publicado varias obras, tiene su material depositado aquí.
De los fondos que hay en el Herbario del CIF de Lourizán, ¿cuál destacaría usted de entre todos ellos?
El más importante es el primero, el Herbario del Padre Merino. En Pontevedra tenemos otro pequeño herbario Merino, que lo donó él mismo al Instituto Sánchez Cantón, que tiene mil pliegos; y hay otro en la Facultade de Farmacia en Santiago de Compostela, que tiene 2.000. Pero el del CIF de Lourizán tiene 14.000 pliegos y, aunque los otros dos también eran suyos, este de Lourizán era su auténtico herbario, en el que tiene todos los tipos, el material de referencia.
¿Qué objetivos se plantea usted como presidente de la Asociación de Herbarios Ibero-Macaronésicos?
Tenemos actividades anuales, por ejemplo, todos los años algún miembro de la asociación elabora una colección de plantas secas en la que contribuimos todos los socios. Nosotros enviamos unos 100 pliegos y otros participantes hacen lo mismo, y todo ese material se junta y se hacen copias. También tenemos una excursión anual, que este año va a ser a la Sierra de Cazorla, además de cursos y otras serie de actividades. Pero una de las cosas que queremos hacer a mayores es editar una guía en dos partes: la primera sobre cómo se gestiona un herbario, desde el proceso de recolección, secado, preparación, etcétera y sobre cómo se mantiene para evitar los ataques de plagas. La segunda será una actualización de todos los datos de los herbarios que hay en España, que son bastante más de 60, porque esos datos llevan diez años sin actualizar. También queremos hacer una exposición; y luego hay otra cuestión importante. Estas son colecciones únicas, con ejemplares únicos que hay que mantener, pero hoy en día ese mantenimiento tiene poco brillo, por así decirlo, y nosotros queremos mejorar el conocimiento a nivel institucional para que haya un apoyo mayor.
La botánica es una ciencia muy desconocida para la sociedad en general y de la que se habla poco, pero tiene una gran importancia en muchos ámbitos de la vida, como por ejemplo en la medicina y la farmacia, ¿no es así?
Sí, hay mucho desconocimiento en general. A partir de estas colecciones, incluso de colecciones antiguas, se pueden llegar a encontrar nuevas especies. Aquí en Galicia todavía hay especies por describir. La actividad botánica no es solo poner una planta y saber el nombre. Hay mucho más detrás de todo eso y muchas cosas tienen la botánica detrás. En medicina, por ejemplo.
A partir de estas colecciones, incluso de colecciones antiguas, se pueden llegar a encontrar nuevas especies"
Usted, como investigador, ha descrito cuatro nuevas especies...
Sí. Y a base de trabajar se pueden ir encontrando algunas nuevas. No nos podemos comparar con una zona tropical, donde la diversidad es mucho mayor, pero en Galicia también tenemos la posibilidad de encontrar plantas nuevas para la ciencia, pero también otras que son nuevas para Galicia, o para España o para Europa y eso también es importante, porque muchas veces son lo que nos indica qué va a venir después, las llamadas invasoras, plantas alóctonas con una capacidad de desarrollo muy grande para invadir un territorio.
¿En Galicia existen muchas plantas invasoras que constituyan un problema preocupante?
Sí, sobre todo en las Rías Baixas, porque tenemos un clima que favorece su desarrollo. Y no solo en montes y zonas abiertas, sino incluso en bordes de ríos. Y también en masas forestales, que pueden suponer un problema al favorecer la propagación de incendios.
El Jardín Botánico del CIF de Lourizán es desde el mes de junio socio numerario de la Asociación Ibero- Macaronésica de Jardines Botánicos. Parece que la provincia de Pontevedra está adquiriendo un papel destacado en el ámbito de la botánica...
Sí, en Lourizán hay una notable diversidad. Como jardín botánico de especies arbóreas y arbustivas, tenemos la mejor colección de coníferas, la segunda de eucaliptos (con algunos que hemos plantado recientemente tenemos cerca de cien especies), tenemos una gran diversidad de árboles de distintos lugares del mundo (Taiwán, los Andes, Canadá, Estados Unidos, China...). Hemos ido incorporando especies y algunas son muy raras, en algunos casos por su tamaño. Tenemos cuatro especies de eucaliptos que son de los más altos del mundo; tuvimos en su momento la camelia japónica más alta que había, una variedad muy llamativa... Contamos con una importante diversidad.