Una generación entre crisis que busca su sitio en el mundo laboral

España lidera el ránking de países con mayor paro juvenil, con un 40% de los menores de 25 años sin empleo
Oficina de empleo. ADP
photo_camera Oficina de empleo. ADP

Algunos de ellos salieron al mercado laboral en los años en los que la tasa de paro juvenil batía récords. Tras una crisis que cambió por completo las expectativas laborales de los millennials, quienes ya sufrieron el embate de 2008 y quienes buscan ahora por primera vez un hueco en el mundo del trabajo esquivan como pueden los efectos de la crisis actual. Es el relato de una generación entre dos crisis que ha tenido que posponer planes, retrasar su independencia económica o emigrar.

España lidera en la actualidad el penoso ránking de países con mayor paro juvenil, con un 40% de desempleados menores de 25 años en el último trimestre de 2020, 9 puntos más que en 2019. Pero los datos llegaron a ser peores en años como el 2014, con un desempleo del 58% entre los más jóvenes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Además, según el informe Juventud en España 2020, realizado por el Injuve y publicado esta misma semana, cuatro de cada diez chicos y chicas en paro cree poco probable conseguir un empleo en el próximo año. La pandemia ahonda así en un problema que ya existía en la economía española y que tiene repercusiones más allá de la dimensión laboral.

No encontrar trabajo afecta a otros aspectos de la vida, como la independencia económica o la pirámide demográfica

Así, España es uno de los países con una emancipación juvenil más tardía. Si la media europea está en los 26 años, en España se retrasa hasta los 29,5, dejándola como sexto país por la cola en este indicador. En junio de 2020, solo el 32% de los jóvenes que vivían en el hogar de sus padres se planteaba independizarse. En el 75% de los casos, quienes se quedan en casa de sus progenitores lo hacen por no contar con medios económicos para poder irse.

Diario de Pontevedra reúne a cuatro personas que hablan de su vida laboral y cómo han capeado los temporales a los que se han enfrentado en este tiempo. Así, ante un panorama difícil, el emprendimiento se planteó, en muchas ocasiones, como una salida. Sin embargo, no siempre es fácil. Los problemas burocráticos y el elevado coste de montar una empresa hace de esta una opción inviable para muchos. "Eu sei de compañeiros que en Reino Unido montaron unha empresa nunha hora, eu pasei dúas semanas entre administracións", explica Iago Radío, que acaba de vender su empresa después de tres años como consecuencia de los efectos de la pandemia.

Los empleos son muy diferentes a los de sus padres, pero eso no quiere decir que sean peores. "Eu non considero que vivamos peor, senón diferente", aclara Radío. Muchos de ellos valoran más la vocación frente a la estabilidad, como Jorge Pardo, que acaba de terminar sus estudios de Márketing y no se plantea trabajar en lo mismo toda la vida. "Yo no veo los cambios como una amenaza", cuenta, "el fracaso también puede ser una oportunidad", añade.

El 75% de los jóvenes que viven en casa de sus padres no cuenta con los ingresos suficientes para poder independizarse

Sin embargo, los jóvenes sí necesitan una estabilidad económica que el mercado no siempre puede darles. Noemí Cabaleiro, por ejemplo, se cansó de que solo le ofreciesen trabajo como becaria y sin cobrar y decidió opositar. Solo tras aprobar el examen pudo emanciparse de sus padres. Por su parte, Damián Pereira huyó de la crisis anterior y emigró a Reino Unido, donde trabajaba como guía turístico hasta la irrupción de la covid. Ahora vive de una ayuda y confía en una pronta reactivación para, aunque no pueda volver al nivel de antes, recuperar su trabajo. Ni Pereira ni Cabaleiro, ambos en la treintena, se plantearon nunca tener hijos. "No surgió, pero si fuese así no habría podido tenerlos", explica ella.

Jorge Pardo, 25 años: "Las empresas buscan trabajadores todoterreno" 


Acaba de terminar sus estudios de márketing y se dispone a buscar trabajo en medio de la crisis de la covid-19. Con una pandemia que lo ha dejado todo en standby, Jorge Pardo, pontevedrés de 25 años, se muestra con ganas de encontrar su hueco en el mercado laboral. "Hoy en día hay mucha competencia, las empresas buscan trabajadores que se puedan encargar de muchos ámbitos, que sean todoterreno, por eso para optar a puestos tienes que ser una especie de superhéroe, aunque eso también te impulsa a seguir formándote", cuenta el joven.IMG-20210310-WA0012

Aunque ha estado estudiando, lleva trabajando desde los 16 años, en empresas de organización de eventos, como dependiente o en la hostelería. "La crisis de 2008 me pilló todavía muy joven, pero tengo la sensación de que desde entonces todo cambió y no va a volver a ser como antes, encontrar trabajo va a ser cada vez más difícil", explica.

Algunas empresas cogen becarios para cubrir puestos y, cuando acabas, entra el siguiente; no se fijan en tu talento

Sobre su sector, cuenta que el márketing es un ámbito que necesita muchos trabajadores. "A pesar de que muchas empresas se han digitalizado y esto no es ya una cuestión de compañías punteras, la verdad es que mucha gente con formación muy diferente se especializa en márketing, personas que han estudiado Publicidad, Administración de Empresas o Diseño Gráfico son también competencia ahora mismo", cuenta.

Tras terminar las prácticas del ciclo que acaba de culminar, Pardo aprovechó para engrosar su currículum realizando trabajos para empresas. "Creé alguna página web para negocios de conocidos, o llevé algunas redes sociales para crear mi portfolio profesional y coger experiencia", cuenta el joven. Tener experiencia es un factor importante para encontrar un empleo. "Tienes que elegir bien la empresa en la que haces prácticas, algunas te quieren para cubrir puestos y van encadenando becarios, cuando terminas tú, entra otro, sin que se fijen en tu talento", explica.

Para Pardo, encontrar un trabajo que le motive es fundamental, por eso pone por encima su satisfacción a la estabilidad. "Eso ha cambiado y no es malo, moverse de empresa no debe ser entendido como una amenaza", cuenta. 

Noemí Cabaleiro, 32 años: "Solo me ofrecían hacer prácticas sin cobrar y decidí opositar"


"Al terminar Derecho hice prácticas en varios despachos, pero cuando quise trabajar solo me ofrecían prácticas sin cobrar o becas, así que llegué a la conclusión de que quería tener un trabajo con salario fijo, por lo que decidí opositar". Lo explica Noemí Cabaleiro, de Redondela, que tiene 32 años y comenzó a preparar la oposición a los 26.

Aprobó el año pasado y, durante el tiempo que estuvo estudiando tenía que vivir con sus padres y trabajar los fines de semana en una gasolinera para poder pagarse sus cosas. "Llevo todo este tiempo cortándome a la hora de salir o comprarme cosas", cuenta la joven una vez conseguida su ansiada independencia económica.IMG-20210312-WA0035

Su plaza como funcionaria de prisiones la ha llevado hasta Tenerife. "No me importaba tener que cambiar de ciudad o irme de Galicia, si fuese así hubiese escogido otra oposición", explica Cabaleiro. A su edad, valora haber conseguido la estabilidad. "Saber que voy a tener un salario ahí da mucha seguridad", explica.

Sobre el tiempo que pasó estudiando para la oposición, asegura que hubo momentos de frustración. "Me desgasté mucho", resume.

Del mismo modo, dice que le dolió no poder ser abogada, que era la profesión que eligió en un principio. "Pienso que nuestra generación busca primero poder trabajar por vocación, en algo que le gusta, lo que pasa es que a veces es tan complicado que te agarras a un clavo ardiendo, por pura supervivencia", explica. Aun así, este no es su caso, ya que la oposición que escogió le gustaba. "Nuestros padres tenían una mentalidad de buscar un trabajo de lo que fuese, no iban al trabajo a disfrutar . Mi madre empezó a trabajar a los 15 y mi padre a los 17, eso ahora es muy distinto", dice. 

Damián Pereira, 36 años: "En Londres conseguí un sueldo que no había tenido jamás"


Damián Pereira, de Vilagarcía, comenzó su vida laboral en plena crisis de 2008. "Aquello me hizo madurar de golpe", explica. Durante sus estudios de periodismo encadenó prácticas en varios medios de comunicación. "Necesitaba coche para trabajar, así que me saqué el carné y me compré uno. A los dos años me vi en la calle y con el préstamo del coche por pagar", cuenta. Además, una hipoteca heredada de su abuela que le obligaba a buscar ingresos. "Siempre digo que tuve dos hijos, el coche y la hipoteca, no tuve ni opción de pensar en otro tipo de descendencia".

Por aquel entonces, Pereira capeó el temporal como pudo. A las prácticas y contratos temporales en medios de comunicación sumó el sueldo de trabajar en un restaurante en los veranos o el de las campañas de vendimia en bodegas de Cambados. Un auténtico juego de malabares conjugando lo que por aquel entonces se llamó minijobs para tratar de sobrevivir a una crisis que se cebó en el desempleo juvenil. "Recuerdo 2015 como un año difícil", explica.damian

Fue ese año cuando surgió la oportunidad de emigrar. "Tenía un amigo que se iba a Leeds, me dejaron sitio en un piso y me fui con 350 libras, nada más". En Inglaterra encontrar trabajo fue más fácil, aunque no fuese de lo suyo. "Yo vivía en un barrio pobre, con un 8% de paro, que aquí ya les parece muchísimo", cuenta.

Después de trabajar un año y medio en Leeds, en enero de 2017, cambió de ciudad, se fue a Londres y probó suerte. Pasó por dos restaurantes antes de encontrar el que ahora es su trabajo. "Me contrataron como autónomo en una empresa de tours turísticos y me fue bien, antes de la pandemia trabajaba ya para dos agencias y tenía un buen nivel de vida", explica.

Sin embargo, una nueva crisis que lo ha parado todo supone ahora otro contratiempo, pero Pereira es optimista. "Ahora mismo estoy cobrando una ayuda del Gobierno, el Universal Credit, que me cubre lo que cuesta el alquiler y gastos", cuenta. Además, se muestra tranquilo de cara al futuro. "Yo creo que la gente tiene muchísimas ganas de viajar y, en cuanto se pueda, va a venir mucha gente. No me importa ganar un poco menos de lo que ganaba antes, me doy por satisfecho con ir recuperando la actividad", cuenta.

Lo que sí descarta es volver a España. "Iré de vacaciones, pero un empleo en España implica trabajar más y cobrar mucho menos, aquí tengo un sueldo que no había tenido jamás". 

Iago Radío, 36 años: "Tiven un meniño cando quixen, iso xa é ser afortunado" 


A sus 36 años, Iago Radío ya emigró, retornó a Galicia, emprendió y vendió su empresa. Se ha ido adaptando a las circunstancias del mercado laboral y la situación económica pero se considera un afortunado porque nunca ha estado demasiado tiempo en el paro. "Chámalle sorte ou estar no momento adecuado, pero eu puiden ter un meniño cando quixemos eu e a miña parella, iso xa é ser un afortunado porque non toda a xente da miña xeración pode", explica. Estudió Ingeniería y, en los últimos años de carrera ya se decidió a marcharse a Inglaterra. "Fixen un máster alá e quedei buscando traballo porque aquí vía a cousa moi complicada", cuenta.

En seis años en Reino Unido, pasó por cuatro empresas diferentes. "Fíxeno porque quería cambiar, para mellorar condicións, agora quizais prefiro a estabilidade", cuenta.iago radio

Hace tres años, Radío decidió volver a Cambados junto a su pareja y montar su propia empresa de tés ecológicos. "A empresa ía moi ben, e 2020 ía ser moi bo ano, pero co peche da restauración todo quedou parado. O verán foi bo, pero decateime de que a empresa non ía aguantar tanto tempo nesta situación, así que en outubro vendina", explica. Ahora sabe que fue una buena decisión, aunque le diese pena, ya que las restricciones impuestas a lo largo del otoño y el invierno hubiesen sido muy duras.

No pasó ni un mes y volvió a encontrar trabajo como ingeniero en una empresa de perfiles de aluminio. "Dedícome á mellora continua nos procesos de produción, reducindo tempo, aumentando produtividade...", explica. Para conseguir trabajo dice que aplicó algunos de los conocimientos adquiridos en su etapa como empresario. "Ademais de apuntarme en Infojobs, busquei empresas e presenteilles os meus servizos, explicando o que podía achegarlles". 

Para Radío, el mercado laboral es un ámbito difícil para los más jóvenes, "pero non podemos dicir que vivamos peor que os nosos pais, eles pasaron por outras cousas", cuenta.