Los gimnasios se resignan al cierre en la época de más altas, tras la Navidad

Desde marzo, el volumen de usuarios ha bajado entre un 40 y un 70%, en función de la empresa ►Las plantillas se ven abocadas al Erte, en el que todavía permanecían algunos trabajadores
Un trabajador del centro deportivo Be One de Campolongo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Un trabajador del centro deportivo Be One de Campolongo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

"Houbo xente que veu o propio luns para apuntarse ao ximnasio", explicaba este martes el director del centro deportivo Be One de Campolongo, José Bamio. Los gimnasios afrontan el segundo cierre de la pandemia "con resignación" después de un gran esfuerzo por implementar medidas que frenen la expansión de la covid-19 en sus instalaciones. "É un día desmoralizador, porque despois de moito traballo, sen ter incidencias, temos que volver pechar", explica Bamio.

En este sentido, los responsables de este tipo de instalaciones coinciden en la importancia del deporte en momentos como el actual. Ya no solo por salud mental, sino también como hábito saludable frente a factores de riesgo como la obesidad. "Y más en una enfermedad de tipo pulmonar, donde estar en forma es importante, también como forma de reforzar el sistema inmunológico", cuenta Bernardo López, presidente del Club Odisea.

Desde el inicio de la pandemia, los gimnasios han afrontado una situación preocupante, con el descenso en el número de usuarios ya desde el parón de marzo. De este modo, en el caso de Be One, el centro cuenta con un 40% menos de los clientes que tenía en marzo, antes de que se decretase el estado de alarma. En establecimientos más pequeños, como el gimnasio Odisea, el bajón ha sido todavía mayor. "Teníamos unos 600 socios antes de marzo y ahora poco más de 200, así que es prácticamente el 30% de lo que teníamos antes", explica Bernardo López. Del mismo modo, Odisea contaba con unos 16 empleados y, en la actualidad, solo tiene seis. "Algunos todavía siguen en Erte desde marzo, otros acabaron el contrato y ya no están con nosotros", cuenta.

Esa será ahora la única salida, tras el cierre decretado por la Xunta. Los Erte serán la solución por la que optarán la mayoría de las empresas de este tipo. En Be One, donde todavía tenían a dos trabajadoras sin incorporarse desde marzo, el resto de la plantilla (44 personas) volverá al Erte. "Yo ni siquiera he tenido tiempo de decidir lo que haré, porque son 20 días y supone mucho papeleo, además, los trabajadores que ya están en Erte no lo están cobrando", explica Bernardo López sobre la situación de sus trabajadores.

Con este panorama, los beneficios se resienten, tal y como señala el presidente del Club Odisea. "Nos da lo justo para pagar facturas y nóminas, muy , muy justo, a veces cuesta", indicaba.

Sin embargo, a pesar del cierre, entre los usuarios el martes había ganas de hacer deporte y el anuncio de la Xunta no había echado a nadie para atrás. "A xente está vindo como un día calquera", explicaba Bamio, de Be One. También en Odisea la afluencia era normal en la mañana del martes, dentro del bajón detectado ya a partir de la reapertura tras el primer confinamiento, "La gente no tiene miedo, ve que hay muchas medidas de seguridad, que no va a contagiarse por estar aquí", indica López.

CONFIANZA. Después del esfuerzo por poner en marcha todo el dispositivo de protección frente al coronavirus, la gente había recuperado cierta normalidad en lo que se refiere a la práctica de deporte en estos establecimientos. "Al principio costó que se mantuvieran ciertas medidas, que se respetase la distancia, pero ahora los usuarios estaban bastante concienciados", cuenta López. Por su parte, Bamio explica que las instalaciones y actividades se fueron adaptando a las necesidades de la pandemia en los últimos meses. "Tiñamos actividades dirixidas que se podían realizar individualmente, facíamos clases en grupos de catro persoas na piscina e estaba funcionando ben, sen contaxios", cuenta. del mismo modo, el 90% de los trabajadores estaban ya incorporados a sus puestos. "Aínda que baixase a afluencia, o certo é que había traballo, por exemplo, reforzamos moito as labores de limpeza e desinfección", aclara Bamio.

En esta idea incide Bernardo López, ya que indica que en todo el tiempo que su gimnasio ha permanecido abierto durante la pandemia no se ha producido ningún contagio en el mismo. A pesar de la desazón, a los gimnasios les toca echar el cerrojo durante, al menos, las proximas tres semanas. "Esperemos que sexa por un período curto", se despedía Bamio este martes con la esperanza puesta en la vacunación masiva.

Cines. "Ao pase da última fin de semana xa viñeron moi poucas persoas de público"

Público en el Cine Seixo, el pasado verano. GONZALO GARCÍA
Público en el Cine Seixo, el pasado verano. GONZALO GARCÍA
 

"Hai que facer o que nos manden para parar isto". Esa era la reacción de Perfecto Carballo, dueño del Cine Seixo de Marín, al preguntarle por los efectos que tendrá el cierre en sus salas. El pequeño negocio que sobrevive en la localidad marinense aguanta como puede el embate de la covid19 en un momento en el que las salas de cine tradicionales ya no vivían una situación boyante.

"Ao principio, no verán, cando puidemos volver abrir aínda viña bastante xente, pero a situación foise complicando e ultimamente xa tiñamos menos, ao pase da última fin se semana veu moi pouca xente", explica Perfecto Carballo mientras hace recuento del número de tickets vendidos de viernes a domingo. De este modo, el viernes no fue nadie a las salas, y el sábado y domingo contaron con una afluencia de 18 personas, "e iso que a película era boa, El Padre", cuenta Perfecto.

"Este é un cine familiar, seguimos aquí porque temos o local e por aproveitalo, pero se tivesemos que pagar unha nómina non poderiamos, estariamos endebedados para poder pagarlle a un traballador", explica su dueño. Perfecto Carballo tenía ya la película del próximo fin de semana en la sala, que tendrá que devolver. "Quedará gravada para cando poidamos abrir", cuenta. Aun así, lamenta que tal y como está la situación derivada de la pandemia, el cine da pérdidas debido a la falta de público. "Apenas dá para pagar só os custos de traer as películas", cuenta.

Junto a las salas de Marín, cierran también las de toda Galicia con el propósito de frenar los contagios. Esta restricción llega después de ciertas medidas como el toque de queda, que ya limitaba la actividad de las salas de cine a cierto horario, suprimiendo todos los pases nocturnos.

Los horarios de la cartelera ya se habían reducido a la mínima expresión en las últimas semanas, de modo que algunas salas optaron por cerrar determinados días de la semana. Otras, como los Cines Avenida, de Caldas de Reis, tomaron la decisión de cerrar temporalmente antes de que llegase esta nueva orden por parte de la Xunta a la vista de la reducción en el número de espectadores. Otro tipo de eventos culturales, como el teatro, las exposiciones o las visitas a museos quedan también suspendidas desde hoy en toda Galicia.

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