PONTEVEDRANDO...

Gobierno para todos

Hay que gobernar para una amplia mayoría, pero no para quien reniega de lo que ha votado el pueblo 
Gente paseando por Pontevedra. DAVID FREIRE
photo_camera Gente paseando por Pontevedra. DAVID FREIRE

Yo, cuando un político promete que va a gobernar para todos y todas, desconfío porque sé que miente. Eso es imposible. No existe el gobierno para todos. Hará cosa de once años, creo, en una campaña para las municipales, había cierta discusión, tampoco muy numerosa, sobre si el Gobierno pontevedrés lo estaba haciendo bien. Por aquella época las redes sociales estaban en pañales y estas cosas se dirimían en comentarios en blogs o en algún que otro foro. Había cuatro o cinco personas muy ruidosas que se quejaban de todo y luego decían: "Pero claro, como Pontevedra está preciosa la gente vota a Lores". Tras las elecciones, se lamían las heridas mientras repetían la coletilla: "Ésta es una ciudad de borregos, pero como Pontevedra está preciosa nos quedan cuatro años más de Lores".

Bien, cada uno es libre de pensar lo que quiera y argumentarlo como buenamente pueda. Lores no podría gobernar para ellos por mucho que se empeñara. Primero porque ellos no querrían; y segundo porque gobernar para ellos significaría deshacer todo lo que ya estaba hecho para dar satisfacción a una docena de electores y eso sería incompatible con la responsabilidad de buscar el bien común, que es en definitiva la obligación del gobernante. Y hay que hacerlo sin miedo y con determinación, pues de no ser así, de ceder ante una minoría, acabaríamos asumiendo que los coches de esa gente puedan quedar aparcados frente a la iglesia de A Peregrina, traer de vuelta a las reinas de la fiestas y encerrar a una mona en una jaula.

Bastante trabajo da gobernar para la mayoría, y eso no significa que quienes no te votan estén excluidos. No todos son de los tuyos y tienen los mismos derechos que los que te votan. Pero también los mismos límites, las mismas normas. Hay quien lo acepta, lo valora y lo disfruta, vote luego a quien vote y hay quien quiere recuperar derechos como el de plantar su coche en una plaza. Para esos no se puede gobernar. Ahora quedan muy pocos y ya ni ruido hacen. Por aquella época todavía pensaban que podría llegar una paloma y anunciarles que todo volvería a ser como antes, en esa Pontevedra de los apellidos que tanto añoran.

Imagino que ese lema que utilizaban contra el Modelo, "Pontevedra está preciosa» era una realidad valorada por la mayoría de la ciudadanía. Ellos además echaban la culpa a la generación del amor, lo juro. Siempre estaban a vueltas con que la generación del amor, que es la que surgió del mayo del 68, era la culpable de que Pontevedra estuviera preciosa y eso les parecía fatal. Creían que lo del 68 había sido una catástrofe porque tras unos meses convulsos las sociedades occidentales empezaron a ver las cosas de otra manera y los ciudadanos habían conquistado demasiados derechos, que a España habían llegado a partir del 78 y que así estábamos ahora, gobernados por la generación del amor que elegía a un alcalde rojo que estaba dejando la ciudad preciosa, una desgracia.

Y eso que en Pontevedra no podemos decir que exista una sociedad precisamente polarizada. El voto es muy diferente en una municipales, en unas autonómicas y en unas generales. En Pontevedra somos más de personas que de siglas, y eso no está mal. La nuestra es una ciudad madura y democrática y así lo expresa cuando toca. Se vota en función del proyecto que presente cada candidato y cada candidata, y se le valora en función de lo que ha demostrado o de lo que parece que puede demostrar llegado el caso.

Yo creo que tanto repitieron aquello de que la ciudad estaba preciosa que hasta convencieron a algunos de los suyos de que votaran a Lores. El caso es que no, no se puede gobernar para todos, a pesar de que es la promesa más repetida y más falsa que se pronuncia en cada proceso electoral. Hay que gobernar para una amplia mayoría, cuanta más mejor, pero no para quien reniega de lo que ha votado el pueblo, y más cuando una y otra vez elige al mismo candidato.

Por eso al que aparca un coche en medio y medio de una plaza no se le gobierna, se le multa, así funcionan las cosas.

Y al final la gente lo acepta por mucho que cueste. Algunos de aquellos que se quejaban de lo preciosa que está Pontevedra votan a Lores. Otros supongo que no, que tampoco voy por ahí preguntando, pero los veo por ahí caminando por las calles peatonales, haciendo recados y parándose a charlar. Eso sí, nunca han vuelto a quejarse de que Pontevedra esté preciosa. Igual en su fuero interno les sigue pareciendo fatal, pero no lo dicen en voz alta porque saben que aquel tiempo ya pasó y nunca volverá. No nos hemos convertido en una referencia internacional para ponernos a hacer el ridículo ahora que hay tantas ciudades grandes y pequeñas imitando nuestro Modelo.

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