Las goteras ponen en grave riesgo el patrimonio del convento de Santa Clara

Las clarisas pedirán permiso al Concello para instalar andamios y reparar la cubierta
Interior de la iglesia de Santa Clara. DAVID FREIRE
photo_camera Interior de la iglesia de Santa Clara. DAVID FREIRE

El convento de Santa Clara, que permanece cerrado desde el 25 de septiembre de 2017 a la espera de que la congregación de clausura llegue a un acuerdo con alguna de las tres empresas geriátricas que manifestaron su interés por darle una nueva vida al edificio –distinto al religioso–, se prepara para la realización de trabajos de mantenimiento. Es como si la lluvia se hubiera vengado de las clarisas, a quienes las parejas que querían contraer matrimonio donaban una docena de huevos para que con sus rezos pidiesen expresamente a Santa Clara que les garantizasen buen tiempo el día de la boda.

Sor Consuelo, la abadesa del convento de Santiago de Compostela –que se encarga de la gestión del cenobio de Pontevedra–, ya había manifestado a finales del pasado verano su preocupación por la aparición de goteras que amenazaban con deteriorar el interior del inmueble. Sin embargo, pasado el otoño y entrados en la temporada invernal, la congregación de las clarisas aún no solucionó el problema de las filtraciones porque, para acceder al tejado es necesaria la instalación de andamios en la fachada principal, una operación que "cuesta mucho dinero", subraya Sor Consuelo.

"Teníamos que hablar con el Ayuntamiento para pedir permiso de obras, pero hemos tenido un invierno tan lluvioso que resultaba imposible acometer los trabajos. Estamos esperando a que el tiempo nos conceda una tregua para reparar el tejado", añade la religiosa, que en los próximos días presentará un escrito en el Rexistro Xeral del Consistorio con el objetivo de pedir permiso para la mejora de la cubierta y la instalación de andamios en la fachada.

Sor Consuelo precisa que en las frecuentes visitas que efectúa al convento de Santa Clara ha comprobado que las filtraciones de agua no han ido a más. "Hemos colocado una especie de bañera en el templo, donde caían gotas, pero no se ha recogido mucho líquido". Además, la abadesa asegura que la iglesia se mantiene "tal y como estaba" antes del cierre. "No hemos quitado nada, de ahí nuestra preocupación por la aparición de filtraciones que podrían acabar causando algún daño en el patrimonio religioso".

"Hay que evitar que las filtraciones en el tejado acaben causando mucho daño", reitera la abadesa, que estaba esperando a ver si las empresas que habían manifestado su interés en comprar el convento y la huerta le concretaban sus ofertas económicas para llegar a un acuerdo que llevase aparejada la realización de las obras de mantenimiento que resultan "urgentes".

Durante los dos años y tres meses que han transcurrido desde que la congregación decidió cerrar el templo las clarisas se han encargado de visitarlo con asiduidad para airearlo y limpiar la huerta. "Estamos pendientes del mantenimiento y de que el ascensor esté en perfectas condiciones de uso", explica Sor Consuelo.

Respecto a la operación de venta del cenobio, la religiosa indica que "no ha llegado la noticia por la que estoy esperando. Está todo parado, pendiente de la valoración conjunta del convento y de la huerta que han solicitado las empresas porque sin saber lo que vale no nos pueden efectuar una oferta formal".

Sor Consuelo explica que ni las firmas interesadas en la operación urbanística ni la propia congregación religiosa tienen una estimación aproximada del valor de la propiedad que poseen las clarisas, que se extiende desde la calle Santa Clara hasta la Praza de Barcelos.

Las clarisas han encargado a su gabinete jurídico una tasación del convento del que aún no tienen datos. En este sentido, cuentan con el asesoramiento de un experto en tasaciones inmobiliarias ajeno a la Iglesia. Pero ni el verano ni la Navidad han favorecido la agilización de los trabajos de valoración inmobiliarios.

Protección. Iglesia 'Patrimonio Cultural de Galicia'
El convento de Santa Clara, de estilo gótico, goza de protección por parte del Concello y la Xunta. El edificio forma parte del Catálogo do Patrimonio Cultural de Galicia desde el año 1994. Sin embargo, el cenobio no ha logrado la declaración de Ben de Interese Cultural (BIC), una catalogación que el Concello inició en febrero de 2009, cuando Teresa Casal (PSOE) era edil de Urbanismo.

La declaración de BIC supondría una mejor protección del conjunto monumental y y también podría optar a beneficios fiscales a la hora de acometer restauraciones.

El convento tiene una clasificación de equipamientos, es decir, tiene un uso dotacional, pensado para que albergue instituciones públicas o similares. Hasta ahora, y desde hace nueve siglos, tuvo uso religioso.

Sor Consuelo, labadesa de las clarisas, reconoce que puede haber trabas para la reforma del conjunto religioso porque, pronostica, "la Dirección Xeral de Patrimonio no va a dejar que se toque este edificio de arriba a abajo".

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