La gran familia 'de la Sota'

Muchos de los comerciantes de Daniel de la Sota llevan décadas trabajando como vecinos ► La peatonalización en la mitad de la calle provocó una caída en las ventas de muchos locales
Algunos de los comerciantes y empresarios de la calle Daniel de la Sota. DAVID FREIRE
photo_camera Algunos de los comerciantes y empresarios de la calle Daniel de la Sota. DAVID FREIRE

Ciento veinte metros de largo, una veintena de comercios de diferentes sectores, una discoteca, una parada de taxis y uno de los hoteles referentes en la ciudad. Todas estas características han conseguido que Daniel de la Sota se haya convertido en una de las calles comerciales más importantes de la Boa Vila. Si a todo eso, se le suma que por ella han pasado locales tan emblemáticos como la Librería Viñas, la Cafetería Beethoven o el famoso Kuki Galiano, su prestigio se multiplica.

Sin embargo, y, desgraciadamente, en la actualidad los pontevedreses suelen utilizar esta vía más para pasear que para comprar. El motivo podría ser su cercanía con Benito Corbal, que absorve diariamente a parte de la clientela, así como también la dificultad de acceso, y es que la peatonalización en la mitad de la calle, que llegó en el año 1999, provoca un cierto "conflicto" entre algunos usuarios.

"Por las mañanas la parte peatonal se utiliza de carga y descarga, y después, mucha gente que antes venía a esta zona ahora ya no lo hace", asegura el veterano de la calle, Matías de Cabo, director del Hotel Rías Bajas. Un establecimiento que abrió su padre en el año 1965 y que ha visto en primera persona todos los cambios que se han ido produciendo en este entorno.

"La peatonalización no perjudica pero sí que lo hace la falta de accesibilidad. Nosotros hemos perdido mucha clientela por eso, porque mucha gente no sabe llegar", insiste el empresario, que también recuerda que "la peatonalización en esta zona se hizo con engaño". "Al principio se nos dijo que sería peatonal pero con posibilidad de pasar tráfico, después lo cerraron e hicieron un jardín que tuvieron que eliminar a los pocos años, y después cambiaron la dirección del otro tramo, porque antes se subía desde Cobián Roffignac. Esto no se nos comunicó y se hizo sin ningún sentido", apunta de Cabo.

Estas modificaciones las recuerda también José Vilas, de la Óptica Vilas, que aterrizó en la zona en el año 1994. "Cuando yo llegué la calle estaba abierta al tráfico y tenía justo en la puerta de la tienda dos semáforos. Esta fue una de las primeras reformas peatonales que hubo en el centro", recuerda el empresario.

Pero, ¿cómo ha cambiado la zona, a nivel comercial, desde entonces? Áurea Soto, de la Joyería Aury, que abrió su local hace 30 años, asegura que "desde que se produjeron todos estos cambios, para nosotros fue todo a peor. Al principio era leve pero ahora ya es exagerado", tanto, que está convencida de que "si el local no fuese nuestro y tuviésemos que pagar alquiler, estaríamos cerrados desde hace mucho".

En Daniel de la Sota, esta joyería siempre ha estado acompañado de otro del mismo sector: Ferse. Su propietario, Jorge Fernández, cree que todas estas medidas siempre dejan "una parte en la que se pierde y otra en la que se gana".

El fundador de este local fue su padre, que abrió en el año 1979 un taller en la calle Cobián Roffignac. "Aquel portalito se le quedó pequeño y le surgió la opción de otro establecimiento en la parte alta, en Daniel de la Sota, así que en el año 90 se vino para aquí", recuerda Fernández, que hace hincapié en que "antes venía mucha gente de fuera y aparcaban aquí dos minutos, hacían la compra y se iban, ahora eso es imposible", pero, en el otro lado de la balanza, "ahora mucha gente viene a pasear por la zona porque dicen que Pontevedra es como un centro comercial abierto, y eso también es bueno".

Variedad

Pero más allá de su combinación entre peatonal y abierto al tráfico, si por algo se caracteriza esta calle es por la variedad comercial que hay en ella, y, como dice el refrán, en la variedad está el gusto.

En Daniel de la Sota existen actualmente cinco joyerías, tres tiendas de calzado (una de ellas, Chema, donde también hay ropa deportiva), dos ópticas, dos establecimientos de ropa infantil, otro de productos de peluquería y estética, y dos tiendas de bolsos y complementos. Por no hablar del comercio Gamela, que lleva abierto 40 años, o Tiger, donde se puede encontrar prácticamente de todo.

"Es como Benito Corbal, pero con tiendas más locales", afirma Estefanía Guisande, de El Ratoncito Pérez.

Sin embargo, Ana Bada, de la Joyería Hermida, que abrió en noviembre de 2005 en esta zona, cree que esta calle "es más de paso que comercial", pero, añade, "sí que es cierto que la clientela que tenemos es fiel. Tenemos algunos clientes nuevos y jóvenes pero la mayoría son de toda la vida". Además, asegura la trabajadora, "no hay mucho movimiento en cuanto a locales. Los bajos que hay siempre han estado llenos, y aunque no somos muchos, la mayoría de los que estamos llevamos aquí bastantes años".

En lo mismo incide Rosana Martínez, de la tienda NPV, que pone el foco en el ambiente familiar que hay entre comerciantes. "Es una calle muy familiar porque nos conocemos todos. Es como una familia", señala.

Y aunque tiene mucho menos tiempo de experiencia, Inés Morgade, del comercio Raissa, que llegó a la zona en diciembre de 2021, también reconoce que "aquí nos conocemos todos y en cuanto alguien necesita algo, ahí estamos. Cuando yo vine para aquí, los comercios me acogieron de maravilla y son gente súper agradable".

Tal vez por todo esto, por la variedad y por el buen ambiente, Inma Ruibal, del establecimiento Doña Carmen, tiene claro que "esta es una zona que está creciendo mucho".

"Nosotros abrimos en el 2014 y al principio estaba todo con obras. El edificio de en frente al nuestro estuvo durante muchísimo tiempo con un andamio y había vallas porque estaban quitando los jardines que había en la calle. Pero después quedó todo muy bonito y por aquí pasa todo el mundo. Yo creo que ahora mismo la calle está preciosa y que a la gente le gusta, porque, además, es amplia y cómoda", añade.

Ocio nocturno

Y si hay algo que siempre ha sido un referente en esta calle esa es la Discoteca Daniel. Un lugar emblemático que abrió sus puertas en 1970 y que cerró con la pandemia. Más de 50 años de actividad que pronto tuvieron sucesor. Rafael Rúa no dudó en ponerse a cargo de este establecimiento, que pasó a conocerse como Lelé de Noite.

"Yo abrí hace un año y la verdad es que no me quejo. A nivel de ocio nocturno, la ubicación es perfecta, es una discoteca en el centro de Pontevedra, así que mejor imposible. Yo estoy contento", reconoce el empresario.

Antiguo Juguettos: hostelería o reubicación

Este mes ha marcado un antes y un después en Daniel de la Sota. La histórica juguetería Chacón se trasladaba tras 53 años en esta calle, lo que, indudablemente, afectaba al resto de comerciantes. "Con el cierre de Juguettos se ve la calle mucho más apagada", reconocía Ilda Sampaio, de la tienda Merchi Nieto. Sin embargo, todo parece indicar que este establecimiento volverá a abrir más pronto que tarde. Tal y como ha podido saber este periódico, las dos opciones más barajadas en este momento son las de reubicar una firma que ya está presente en la ciudad, o bien abrir un negocio de hostelería.

Y aunque el local se puede alquilar, bien entero o bien dividido por la mitad, la prioridad en este momento es hacerlo tal y como estaba hasta ahora. El alquiler asciende a 7.000 euros.

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