El Gran Montecelo aumentará las camas un 70% e incorporará la IA

La futura UCI contará con 19 estancias cerradas y reducirá las restricciones en el acompañamiento
Pilar Posada. DAVID FREIRE
photo_camera Pilar Posada. DAVID FREIRE

Como sucederá con el grueso de los servicios, el Gran Montecelo marcará un punto de inflexión en el servicio de Medicina Intensiva, tanto a nivel de recursos humanos, como de equipamiento y capacidad.

Actualmente las diez camas de la UCI arrojan una tasa de tres plazas por cada 100.000 habitantes, un promedio que se queda tres veces por debajo de la media estatal. Los datos evidencian que el servicio sufre una "situación deficitaria" en cuanto al número de camas, pero según avanza la jefa de la unidad, Pilar Posada, el nuevo hospital será "un importante alivio", ya que la nueva UCI contará con 19 huecos, de los que 17 empezarán a funcionar desde el minuto uno. "A lo largo del año tenemos muchas veces 17 pacientes, sobre todo en invierno, por lo que volveremos a tener momentos de lleno, pero para la media habitual nos debería dar. Es una gran noticia. Creo que se ha tenido muy en cuenta este servicio a la hora de programar este nuevo hospital", indica la especialista.

Otro de los cambios notables es que se informatizará todo el servicio, de modo que todos los parámetros de monitorización que ahora se recogen a mano se volcarán directamente a un ordenador, que estará colocado a los pies de cada cama. Automáticamente, los datos serán tratados con programas específicos que, con ayuda de la inteligencia artificial, "aportarán un montón de información". "Se acabará el papel de verdad y será un avance muy importante", destaca la especialista.

La unidad también incorporará nuevas tecnologías y, al igual que las UCI modernas, se verá abocada a cambiar parte de su modus operandi. "En la UCI actual hay una gran visibilidad desde el control de enfermería, pero en las nuevas UCI se hace más trabajo a pie de cama, porque es donde está el ordenador al que se vuelca la información", puntualiza Posada.

Igualmente, es reseñable el cambio que experimentará la configuración del servicio, porque de ser un espacio abierto con solo cuatro habitáculos cerrados, pasará a contar con estancias más amplias y estancas. Esto favorecerá la intimidad de los pacientes y la implantación de nuevos proyectos como, por ejemplo, la creación de una UCI de puertas abiertas que favorezca el acompañamiento familiar sin estar condicionado por las actuales restricciones horarias.

En la actualidad, el servicio todavía no ha recuperado "los horarios prepandemia", pero la franja es más amplia que hace unos meses y los familiares pueden estar con los enfermos durante una hora por la mañana y durante tres por la tarde. En el Gran Montecelo la idea es que "una persona de la familia pueda acompañar al paciente durante el ingreso" durante, al menos, la jornada diurna.

A nivel emocional, también se vislumbran cambios. Posada considera que la mayoría de los profesionales vivieron la pandemia como "una etapa en la que nos robaron la vida". Sobre todo en los primeros dos años, en los que "vivimos en el hospital y todo el personal estaba completamente volcado en la atención a los enfermos". No obstante, en la actualidad cree que la plantilla "está empezando a retomar su vida" y que el servicio también encara una etapa nueva, "retomando proyectos previos y planteando nuevos protocolos. La pandemia fue una sobrecarga muy importante y hoy se nota un poco esa sensación de aire".

La plantilla, abocada a crecer

La ampliación de las camas irá acompaña de un aumento de plantilla. Por el momento, no han trascendido números al respecto, pero la jefa de Medicina Intensiva, Pilar Posada, confía en que el aumento sea proporcional y efectivo en todas las categorías. A nivel de enfermería, considera que se debería pasar de cinco profesionales por cada turno "a unos ocho o nueve", y a nivel de personal auxiliar pide que al menos se mantenga la ratio actual, "de un trabajador por cada tres o cuatro huecos"

En cuanto a médicos, la plantilla actual comprende diez facultativos y Posada también entiende que debe aumentar, por lo menos "hasta los 14". Sobre todo, porque los intensivistas "atendemos pacientes fuera de nuestro servicio" y porque cada día dos de ellos realizan guardias. La especialista incide en que el refuerzo es necesario y que, además, permitiría desbloquear algunos proyectos pendientes. Por ejemplo, la UCI abierta, que pretende ofrecer asistencia a los pacientes que no están en la UCI, pero que "pueden ser candidatos en algún momento" o que ya han salido del servicio y se encuentran "en una situación un poco intermedia".

Relativo a la pandemia, una de las cosas que lamenta Posada es que, debido a la falta de la especialidad de enfermería intensivista, el servicio haya "perdido" a muchos profesionales "que formamos y tenían mucho valor".

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