Un bien de gran valor que espera a ser declarado BIC desde hace doce años

El cenobio pontevedrés llegó a estar habitado por 53 clarisas ►Las dos últimas fueron trasladadas en 2017 a Santiago de Compostela
Vista de los cuatro retablos del interior de la iglesia del convento de Santa Clara. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Vista de los cuatro retablos del interior de la iglesia del convento de Santa Clara. BEATRIZ CÍSCAR
El convento de Santa Clara está considerado como un bien de gran valor patrimonial. Aunque el edificio forma parte del Catálogo do Patrimonio Cultural de Galicia desde 1994, el conjunto espera la declaración de Ben de Interese Cultural (BIC) por parte de la Xunta desde febrero de 2009, esto es, desde hace doce años.

Los trámites para lograr esta distinción, que ampliaría el nivel de protección del cenobio, los inició la entonces concejala de Urbanismo, Teresa Casal, del grupo municipal del PSOE. Por el momento, la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural mantiene la declaración en punto muerto.

La Consellería de Cultura, de la que depende este organismo, contabiliza 20 BIC en la ciudad de Pontevedra. El primero en lograr esta certificación fueron las Ruínas de San Domingos, que lo lograron en 1895. Luego llegaron los del convento de San Francisco, la Basílica de Santa María, el monasterio de Lérez y su entorno, el casco viejo, el Museo Provincial, el Arquivo Provincial, la Biblioteca o el Santuario de A Peregrina, que fue la última construcción en obtener esta declaración, otorgada en 2011.

Santa Clara cerró sus puertas el 25 de septiembre de 2017. Lo hizo por sorpresa con el traslado de sus dos últimas inquilinas a Santiago: Sor Consuelo y Sor Purificación. En esta instalación, fundada en 1271, llegaron a convivir 63 monjas de la Orden de las Clarisas.

La cifra se mantuvo hasta mediados del siglo pasado. La falta de vocaciones y los requisitos a las novicias vaciaron el cenobio.

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