La revolución de masas desatada por la Ley de Amnistía anunciada por el Gobierno central se palpó el pasado domingo en la ciudad del Lérez, donde, 4.000 personas según la Policía y 10.000 según el PP, salieron a la calle para mostrar su repulsa.
La movilización fue una de las que congregó más ciudadanos en los últimos meses, pero cualquier hemeroteca, por breve que sea, demuestra que a la Boa Vila no le tiembla el pulso cuando quiere gritar basta. En los años de democracia la ciudad ha sido escenario de múltiples movilizaciones, la mayoría aderezadas con tintes políticos, pero también muchas otras promovidas desde colectivos vecinales y en defensa de servicios públicos, siendo el mayor ejemplo la sanidad.









La reivindicación de la capitalidad arrastró en 1998 a más de 30.000 personas a la calle y fue una de las protestas que quedaron grabadas a fuego en la memoria colectiva. La amenaza de un posible sorpaso de Vigo hizo correr ríos de tinta y tuvo sus efectos colaterales en la esfera política, ya que meses después el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores accedería a la Alcaldía en unas elecciones en las que el popular Juan Luis Pedrosa aspiraba a la reelección.
La catástrofe del petrolero Prestige y la guerra de Irak fueron resortes de otras grandes manifestaciones, así como los atentados del 11-M, detonantes de la mayor movilización registrada hasta el día de hoy en Pontevedra con la participación de hasta 75.000 personas.
La desaparición de Sonia Iglesias, el proyecto del hospital único de Monte Carrasco, el movimiento del 15-M o la defensa de la igualdad de sexos se añaden al histórico de grandes movilizaciones, al igual que un nutrido ejemplo de marchas a favor y en contra de la continuidad de Ence.
Cada una de las protestas tienen su leit motiv y casi todas ellas provocan efectos secundarios. Este mismo lunes, los socialistas de Poio condenaron la aparición de pintadas en la sede local del partido (tras la manifestación contra la amnistía), mientras el portavoz del PSOE de Pontevedra, Iván Puentes, lanzó un mensaje a los protestantes: "A democracia é respectar o resultado e a decisión dos cidadáns, guste ou non guste".