Lo ocurrido en 2020 no tiene comparación con prácticamente ningún otro momento de la historia. A mediados de marzo, el Gobierno decretó un estado de alarma que paralizó la actividad económica en muchos sectores, redujo la movilidad de las personas e impuso restricciones en la vida ordinaria de toda la población que fueron desde los toques de queda hasta las limitaciones de las reuniones entre las personas no convivientes. Pudieran parecer medidas de guerra pero en realidad se trataba de luchar contra una pandemia también inédita en el siglo XXI y con pocos elementos de comparación real dentro del siglo XX.
El resultado fue un desorden económico que deprimió la economía por debajo de los niveles de la última gran crisis, la que desde 2008 hasta casi 2013 había asolado a una buena parte de los sectores estructurales de la econonmía española.
Uno de los primeros efectos del tremendo stand by en el que se sumieron sectores como el comercio, la hostelería, el ocio nocturno o el turismo se dejó notar en la recaudación fiscal. Menos actividad, menos ingresos para la Agencia Tributaria. Aunque una de las quejas generales fue que, pese a no trabajar, o no poder hacerlo en las mismas condiciones, había que hacer frente igual a las obligaciones fiscales, lo cierto es que las arcas públicas se resintieron.
En Pontevedra, la oficina de Hacienda recauda los impuestos de algo más de medio millón de personas. Entre enero y marzo de 2020, sin medidas anticovid de restricción, la caja iba como un tiro. De hecho, Hacienda ingresó en la comarca 12,2 millones más que en el primer trimestre de 2019. El segundo trimestre, desde marzo a junio, las tornas cambiaron. El estado de alarma hundió las aportaciones de los contribuyentes en casi 27 millones de euros durante ese período.
El primer semestre de 2019 se recaudaron en el área pontevedresa 269,7 millones en impuestos; este año fueron 268,5
Al final, en los seis primeros meses del año de la pandemia, la recaudación tributaria fue 13,9 millones menor que el mismo tramo de 2019, amortiguada, eso sí, por el buen comportamiento del primer trimestre.
Pero, ¿qué ocurre este año? Hacienda publicó el viernes la estadística mensual de junio y cerró así los datos del primer semestre de 2021. En este tiempo hubo también restricciones, pero la sociedad y los sectores tuvieron tiempo de adaptar sus hábitos de consumo a la "nueva realidad" de la vida en pandemia. El resultado es una recuperación prácticamente total. Si en 2020 se perdieron 13,9 millones en las arcas públicas del fisco pontevedrés, un año después se ha recuperado casi todo. Entre enero y junio del presente ejercicio el fisco se ha hecho en la comarca con 268,5 millones de euros, casi 13 más que los 255,8 millones del primer semestere de 2020. Y en el mismo nivel de los 269,7 millones que se habían recaudado durante los seis primeros meses de 2019, antes del estallido de la covid-19.
Los tres impuestos que gravan la riqueza de las familias y el consumo fueron los que marcaron las diferencias durante todo este tiempo. Siempre teniendo en cuenta el primer semestre de cada ejercicio, en el 2019 el IRPF del área de Pontevedra aportaba 80,5 millones de recaudación. En 2020 fueron 78 y este ejercicio se han disparado hasta los 96,8 millones de euros.
El Impuesto de Sociedades, pasó de los 18,5 millones de 2019 (siempre entre enero y junio) hasta los 15,8 del 2020 y los casi 19 del 2021.
Y el Iva, directamente asociado a los consumos empresariales y familiares, aportó a la oficina local de Hacienda 160,3 millones en 2019, 152,5 en 2020 y 156 en el primer semestre de 2021.
Las previsiones del Ministerio que gobierna María Jesús Montero son que a final del presente ejercicio económico se haya mejorado el nivel de recaudación de 2019 tanto en la delegación de Pontevedra como en el resto, pero no al nivel que debería haber rayado este ejercicio si la evolución de la caja fiscal pública hubiera sido constante también en 2020.
