La crisis instalada durante la pandemia tiene un reflejo curioso en la caja de Hacienda. Al menos así ocurre en la comarca de Pontevedra, donde las familias pagan más, mientras las empresas ingresan menos. La oficina local de la Agencia Tributaria, que recauda buena parte de los impuestos en casi una veintena de municipios del entorno, cobró entre enero y julio de este año 462,1 millones de euros, lo que promedia 2,2 millones cada 24 horas.
Antes del estallido de el covid, en los siete primeros meses de 2019, la colecta fue 9 millones más pequeña, de 553 millones. El año 2020, marcado por los confinamientos y las restricciones a la movilidad, la aportación tributaria cayó hasta los 408 millones en Pontevedra.
Lo desconcertante es que los tributos que guardan relación con la renta de las personas son los que han disparado en el presente ejercicio económico los resultados de la caja fiscal comarcal. Y mientras esto sucedía, los impuestos relacionados con la facturación y las actividades empresariales siguen recaudando todavía por debajo de 2019 y, en algunos casos, como el Impuesto de Sociedades, también por debajo del año 2020.
La caja fiscal ingresa menos ahora por las operaciones de tráfico exterior y más por las relacionadas con impuestos especiales
El ejemplo más nítido es el del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Aquí los mismos ciudadanos que dejaron en la caja de la oficina local de la Agencia Tributaria 184,2 millones de euros entre enero y julio de 2019, antes del estallido del coronavirus, aportaron este año al "cepillo" de Hacienda 26 millones más, hasta los 210,4. En 2020, el ejercicio marcado por el parón de una buena parte de las actividades, los ertes y los cierres de muchas empresas, el IRPF de los siete primeros meses se quedó por debajo de los 179 millones de euros.
Y lo mismo sucede con la renta de los no residentes en la provincia, que aportaron este año 2 millones, frente a los 1,7 que habían pagado en 2019.
El IVA, otro impuesto que guarda una relación directa con el consumo, había perdido 30 millones de euros entre enero y julio de 2020 respecto a lo recaudado en 2019. Pero en el presente año recuperó íntegros los 30 millones volatilizados en el ejercicio anterior.
Por contra, quienes no aportaron a las arcas públicas lo que venían haciendo hasta ahora son las empresas. El Impuesto de Sociedades, que grava directamente las rentas empresariales, sigue desplomándose desde que el virus comenzó a correr por todo el mundo.
En la oficina local de Hacienda, las empresas se dejaron 28,2 millones de euros entre enero y julio de 2019. Llegó la pandemia y las aportaciones fiscales de las mismas sociedades se derrumbaron hasta los 18,2 millones de euros. Y este año, en el que el Gobierno habla ya de indicios de recuperación, el Impuesto de Sociedades sigue en picado con una recaudación que apenas pasa de los 7 millones en los siete primeros meses.
Si este tributo guarda una relación directa con la facturación empresarial, la conclusión es que ésta cayó hasta ser ahora un tercio de lo que fue en 2019.
Con un comportamiento similar aparecen los tributos que inciden sobre el tráfico exterior, que en plena pandemia (2020) aportaron al cofre fiscal pontevedrés 5,1 millones de euros hasta el mes de julio, y que este año no pasan de los 5 millones en el mismo período.
O los impuestos especiales, una tributación indirecta sobre algunos productos entre los que están el alcohol, el tabaco, los combustibles o la matriculación de vehículos, pero también, por ejemplo, el impuesto sobre la electricidad. En este caso, la recaudación de los siete primeros meses pasó de 502.000 euros antes de la pandemia (2019) a los 545.000 euros del presente ejercicio económico.
