El caso Sonia Iglesias, pendiente de unos restos hallados en la finca de Julio Araújo

La jueza señala en el auto de archivo provisional de las actuaciones que se encuentra a la espera de conocer los resultados de los análisis genéticos de un fragmento de corteza cerebral. La Policía mantiene varias líneas de investigación activas

Instante en el que agentes especializados retiran posibles restos de la finca de San Amaro. RAFA FARIÑA
photo_camera Instante en el que agentes especializados retiran posibles restos de la finca de San Amaro. RAFA FARIÑA

La investigación sobre la desaparición de Sonia Iglesias Eirín está más viva que nunca. Así lo refleja la intensidad con la que sigue trabajando el equipo especializado de la Policía Nacional, que desarrolla una labor casi exclusiva, y los análisis diarios del fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, de todas y cada una de las actuaciones realizadas desde el 18 de agosto de 2010, fecha del suceso, hasta el día de hoy.

La última novedad trascendió en virtud del auto de archivo provisional de las actuaciones redactado por la titular del Juzgado de Instrucción 3 de Pontevedra, especializado en asuntos de violencia de género, que señala que debe sobreseer el asunto "sin perjuicio de las diligencias acordadas". Tales diligencias, según señala el mismo relato de la magistrada, tiene que ver con "las gestiones policiales que se realicen", por una parte, y con "el análisis genético de los fragmentos de cortical (la zona exterior del cerebro) encontrados en la finca sita en la rúa San Amaro número 33, cuya especie no está confirmada".

Así pues, el minucioso registro efectuado en la finca de la familia de Julio Araújo, expareja de la dependienta, a finales del mes de febrero, en el que participaron algunos de los mejores agentes del país procedentes de la Comisaría General, arrojó al menos un hallazgo digno de un estudio minucioso y del que, tal y como se desprende del auto judicial, aún no se han obtenido resultados que esclarezcan su procedencia, que deberá salir de un análisis por la vía genética.

LOS REGISTROS. El 20 de febrero, una treintena de agentes policiales de Pontevedra y Madrid inspeccionaron la citada propiedad ubicada muy cerca del cementerio de San Mauro con la ayuda de un georradar. Rastrearon el pozo y la fosa séptica de la vivienda y, tras muchas horas de pico y pala, abandonaron el lugar con un buen número de posibles vestigios que fueron objeto de análisis, algunos de ellos de forma superficial y otros más a fondo. De todos ellos, restan por conocer los resultados del citado cortical, que se ha convertido en uno de los clavos ardiendo al que se siguen agarrando los investigadores.

La Fiscalía y la Policía Nacional aseguran que no dejarán de investigar el caso hasta que se esclarezca por completo

La propiedad, que consta de casa y dos fincas anexas, había sido objeto de un registro en su día, con el hallazgo de una pistola como elemento esencial. Sin embargo, en aquella ocasión, pocos días después de la ausencia de Sonia, los agentes inspeccionaron el edificio, pero no contaban con indicios que avalasen un rastreo como el que se efectuó en febrero pasado en las parcelas exteriores del inmueble.

Aquellos dos días, todas las patrullas que se encontraban de servicio en la Comisaría apoyaron a los miembros de la Policía Judicial que se hallan al frente de las pesquisas. Estos, a su vez, echaron mano de dos grupos de especialistas procedentes de la Comisaría General con sede en el barrio madrileño de Canillas: la unidad de Subsuelo y el Grupo Operativo de Investigación Técnica (GOIT). Los primeros, provistos del citado georradar, peinaron la finca anexa a la vivienda, en primer lugar, y una parcela colindante, a continuación. Los segundos, especialistas en alcanzar los puntos de más difícil acceso en busca de personas o de sustancias estupefacientes (en el caso que nos ocupa, de los restos de Sonia Iglesias), trabajaron en varios puntos. Por una parte, en el pozo; por otra, en el interior del inmueble, y por último, en la fosa séptica de la propiedad. Incluso los Bomberos de Pontevedra aportaron lo suyo aquellos días, empleando sus bombas para achicar agua y facilitar el trabajo a los mencionados GOIT.

La Policía continúa, mientras, avanzando en todas las líneas de investigación que, pese a que se han archivado en la vía judicial, siguen activas en el seno de la Comisaría, no solo en relación con el citado vestigio, sino con las posibles rutas que habría seguido el vehículo en el que personas desconocidas hicieron desaparecer a la dependienta.

En otro orden de cosas, la familia y los allegados de Sonia Iglesias preparan ya los actos con motivo del octavo aniversario de su desaparición, que se cumplirá el próximo 18 de agosto.

Aunque no está confirmado por el momento, se prevé la organización de una marcha multitudinaria con salida y llegada en la Praza da Ferrería.