La recesión suscitada por la crisis sanitaria de la covid-19 no ha tardado en dejar su huella en el ámbito financiero. La destrucción y paralización de empleo ha marcado un punto de inflexión en la concesión de hipotecas, lastrando los buenos datos cosechados en los primeros meses del año.
Según cifras publicadas este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE) la provincia de Pontevedra registró en marzo un desplome de las hipotecas del 35% respecto al mes anterior, pasando de las 626 materializadas en febrero a las 409 contabilizadas en marzo, mes en el que se decretó el inicio estado de alarma.
El balance, que también denota el descenso de actividad en notarías (en las que se han reducido horarios y aplicado Erte), refleja que la compraventa de activos inmobiliarios se ha visto seriamente perjudicada por la pandemia. El 71% de las hipotecas concedidas se corresponden con viviendas, lo que hace presuponer que la mayor parte de las que no se han firmado también corresponden a esta categoría. Para ser más exactos, en marzo se firmaron en la provincia 293 hipotecas de viviendas, un 24% menos que las formalizadas en febrero (388) y un 33% menos de las que se cuantificaron en enero (437).
FUTURO. El valor de las propiedades hipotecadas también ha sufrido un importante descenso. Si en febrero las hipotecas tramitadas en la provincia superaban los 90 millones de euros, las de marzo se quedaron rozando los 50 (un 45,5% menos). Y si uno estrecha el cerco al campo de las viviendas, sucede otro tanto de lo mismo. En febrero las casas y pisos hipotecados arrojaban un valor de 40,2 millones de euros, lo que implicaba un importe medio de 103.804 euros por vivienda. Las comercializadas en marzo se quedaron en los 31 millones, lo que implica un valor medio (algo superior) de 106.006 euros.
La actividad económica ha ido remontando desde entonces, pero lo cierto es que las perspectivas de futuro no son muy halagüeñas. En la Encuesta sobre Préstamos Bancarios (EPB) que publicó en abril el Banco Central de España (BCE) se hace hincapié en que las entidades bancarias "anticipan un retroceso intenso de la demanda de financiación procedente de los hogares, tanto para adquisición de vivienda como para consumo y otros fines", debido al "deterioro de las perspectivas económicas y el aumento de la incertidumbre". La bajada de estos préstamos en el segundo trimestre incluso podría estar "próxima a la mayor caída observada, que tuvo lugar en los meses siguientes al inicio de la crisis" de 2008.
