La historia más desconocida de Pontevedra

Unas monjas emparedadas, condenados a muerte en las "picotas" o el espíritu de una sirena... Son algunos de los misterios más escabrosos de la Boa Vila que ahora se pueden recordar gracias a un tour de Galicia Experience
Visita por la Rúa San Sebastián, también conocida como Rúa Cega. RAFA FARIÑA
photo_camera Visita por la Rúa San Sebastián, también conocida como Rúa Cega. RAFA FARIÑA

La nueva propuesta de ocio -y cultura- que ofrece Pontevedra desde el pasado jueves es un paseo nocturno por sus calles del casco viejo para adentrarse en las tradiciones y supersticiones más desconocidas. Se trata de una visita guiada que estará activa todos los jueves, viernes y sábados hasta el mes de noviembre.

Pedro Mandías es el encargado de guiar este tour y de adentrar a los visitantes en la Boa Vila más oscura. La ruta consta de trece paradas a lo largo de toda la zona monumental de la ciudad que se adentran en la religión y en su importante papel a lo largo de la historia.

La salida se sitúa en el Santuario de La Peregrina que, a raíz de lo descrito por el guía, bien podría llamarse "iglesia de la mala suerte". Porque tras haber sido construida en el siglo XVIII, el infortunio la golpeó en forma de una terrible tormenta eléctrica. Por si fuera poco, años más tarde, una familia un tanto peculiar la ocupó para hacer "acrobacias" en su torre norte.

La segunda parada es al lado del emblemático loro Ravachol, allí se recuerda la singular historia del emblema del Carnaval pontevedrés. Pero, ¿de dónde viene el nombre del loro? Porque Ravachol era un anarquista francés a quien en el siglo XIX le gustaba poner bombas en las iglesias francesas. Pocos conocen el dato, pero ambos personajes comparten algo.

A continuación, hay que adentrarse en una calle que normalmente los pontevedreses intentan evitar. Se trata de la Rúa de San Sebastián, también llamada Rúa Cega, un vial que conoció la peste negra de primera mano.

Pasando por la Plaza de Curros Enríquez, Mandías avisa de que aquel era el lugar donde se llevaba a los presos y criminales de la ciudad. De hecho, en esta misma plaza, para las personas que habían realizado crímenes menores existía la picota, un palo al que se ataba a los indeseables para sufrir la vergüenza y el repudio de todo aquel que pasase por la plaza.

La Rúa Tetúan antiguamente no era como se conoce hoy en día. En ella se ubicaba la Iglesia de San Bartolomé el Viejo y ahí ocurrió uno de los hechos más macabros de la ciudad, que tiene que ver con el encierro de unas monjas en un sitio infrahumano.

Hasta un malvado pirata con un tesoro pasó por Pontevedra, concretamente por la actual Casa das Campás. Tras ser condenado a muerte, no se ha vuelto a ver el cuerpo, lo que sigue siendo un misterio. Algunos apuntan que aún pueda hallarse enterrado en este lugar.

Pero no todo iba a ser malo, un anarquista visitó el Convento de los Dominicos, allá por el siglo XIV, con el objetivo de destruirlo, siguiendo órdenes municipales. Aun así, al final, resultó ser un anarquista de buen corazón y hubo final feliz.

Y es que, a veces, la posición de una persona puede llevar a confusión. Así ocurrió con el arquitecto del antiguo ayuntamiento de Pontevedra, que es el protagonista de la siguiente parada. Se puede decir que destaca por su impecable diseño, pero no es tan exclusivo como parece.

La Basílica de Santa María esconde también diferentes misterios en sus gárgolas. Por una parte, la escultura de la Virgen de Quitapesares, una de las grandes protectoras de los pontevedreses. Y, por otra parte, en su fachada, aunque pasan muy desapercibidos, se hallan dos bustos que no son del todo religiosos.

El tour prosigue por el Santuario de las Apariciones, donde hubo una famosa aparición de la que se conservan algunas evidencias, que tienen que ver con la conocida monja Lucía dos Santos.

A continuación, Pedro Mandías hace escala en un cruceiro barroco del siglo XVIII, para dar a conocer a los visitantes cómo evitar encuentros sobrenaturales relacionados con la Santa Compaña.

El crimen salta a la palestra en la Casa del Arco, en la Plaza de Méndez Núñez. De hecho, su nombre tiene mucho que ver con uno de los luctuosos sucesos que ocurrieron en el lugar. Uno de los marinos más importantes de Galicia, Méndez Núñez, habitaba la casa, donde murió en extrañas circunstancias. Tras hacerle la autopsia, no se supo cuál había sido el motivo de su fallecimiento, algo que, a día de hoy, aún se desconoce .

Después de esta tragedia, dos escritores pontevedreses se mudaron a la casa. Así, se convirtió en uno de los centros intelectuales de la ciudad gracias a su gran biblioteca, en la que uno de ellos echaba horas y horas, pero nadie sabía lo que escondía. Fue solo cuando falleció este personaje que se descubrió la sorpresa que escondía una sala oculta de la habitación.

El último de los relatos transcurrió en la Praza das Pedreiras; esta vez se trata de una historia de amor. En la vivienda que se levanta en el punto residió la familia Mariño, que surgió de la unión de un hidalgo y una sirena. Pero a pesar de ser una historia de amor, siendo pontevedresa no podía acabar bien. Un giro muy oscuro dejó una tradición un tanto salvaje que, al cabo del tiempo, provocó que la sirena continúe vagando por la casa.

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