La hostelería afronta la cuesta de enero sin fuerzas y ahogada por la sexta ola

El sector, sobre todo los empresarios del ocio nocturno, acoge con desesperación las nuevas restricciones adoptadas por la Xunta para tratar de frenar la espectacular escalada de contagios
Sin hora Gente consumiendo en alguna terraza d Pontevedra
photo_camera Varias personas en una terraza de Pontevedra este domingo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La cuesta de enero se presenta este año más empinada que nunca para quienes viven del ocio nocturno y de la hostelería. La situación generada por la sexta ola de la pandemia tiene a buena parte del sector (sobre todo a los empresarios de la noche) al límite de sus fuerzas y las nuevas restricciones que ha adoptado la Xunta de Galicia empujada por el impactante incremento de contagios los han puesto todavía más contra las cuerdas.

La medida que más han sentido ya los propietarios de los locales de ocio nocturno ha sido la prohibición de celebrar los cotillones de fin de año, pero a eso se suma el límite a los horarios: desde el 31 de diciembre hasta el 18 de enero deberán cerrar a las tres de la madrugada y, en el caso de los bares, la actividad deberá parar a medianoche, salvo los viernes y los sábados, cuando tendrán permitido extender el servicio una hora más. Además, la Xunta ha vuelto a clausurar las barras y el aforo es de ocho personas por grupo en interiores y de diez en las terrazas. Junto a esto, el certificado covid ha pasado a ser obligatorio a cualquier hora en todos los locales de hostelería.

"¿Cómo estamos llevando todo esto? Pues mal. Diciembre solía ser, junto con agosto, el mes más fuerte del año y en esta ocasión fue terrible y enero pinta igual o peor", explicó este domingo Ángel Sorey.

Ángel Sorey: "En los locales de noche, que te obliguen a cerrar a las tres de la madrugada es casi como que te cierren del todo"

En su caso, está viviendo en carnes propias los efectos que está teniendo esta sexta ola de la pandemia tanto en el ocio nocturno como en la restauración y las cafeterías, puesto que él es el propietario de la Taberna Zentola, el Abuelita Copas y el Dr Livingstone Supongo (los tres situados en el casco histórico pontevedrés) y también del Café Moderno.

"En los locales de noche, la realidad es que estamos otra vez con un cierre encubierto, porque que te obliguen a cerrar a las tres de la madrugada es casi como que te cierren del todo. El último fin de semana que abrí el Abuelita resultó para llorar, en fin de año estuvimos cerrados y ahora ni siquiera sé si voy a abrir hasta después del día 18, porque viendo lo que hay no compensa y andar abriendo y cerrando es aún peor. De hecho, ya estoy arrepentido de haber abierto los dos fines de semana que estuvimos funcionando", indicó.

Y la situación en establecimientos como el Dr Livingstone Supongo no es mejor. "Este es un bar de noche, pero el horario que nos permiten es como el de los bares diurnos, es decir, nos cierran a la una de la madrugada, pero esa aquí es la hora punta, en la que estaríamos trabajando a tope, así que el resultado es terrible", lamentó Ángel Sorey.

EN LOS RESTAURANTES. En los establecimientos de restauración la realidad no llega a ser tan delicada, pero la clientela ha bajado, sobre todo en los interiores, desde que la sexta ola está así de descontrolada. "La gente se corta mucho porque tiene miedo. Como está habiendo tantos casos de covid y en los medios de comunicación hay un bombardeo continuo sobre eso, muchas personas tienen temor de salir a tomar algo o a cenar, sobre todo dentro de los locales", explicó el propietario de la Taberza Zentola y del Café Moderno.

José Manuel: "Al cerrar de nuevo las barras se pierde una parte de la clientela"

Y lo peor es que llueve sobre mojado, pues el sector ya venía arrastrando las consecuencias de las olas anteriores de la pandemia y de los meses de restricciones acumulados a lo largo de 2020 y del año que acaba de terminar.

Tal y como indicó Gonzalo Martínez, propietario del restaurante La Viuda (en la parroquia de Campañó), "este año contábamos con una temporada de diciembre muy buena porque la gente tenía muchas ganas de salir a celebrar y estaba habiendo muchas reservas. En octubre imaginábamos que iba a ir todo muy bien, pero nadie se esperaba que la cosa se torciese tanto. Ya a finales de noviembre empezaron a cancelar y así seguimos", señaló. "En los restaurantes no hubo queja por las restricciones, la Xunta ha dejado trabajar, pero la gente tiene miedo a contagiarse y por eso se aplazan muchas comidas y cenas. Lo primero es la salud".

Gonzalo Martínez: "En los restaurantes la Xunta ha dejado trabajar, pero la gente tiene miedo a contagiarse y por eso se aplazan muchas comidas y cenas"

Al menos, puntualizó Gonzalo Martínez, las temperaturas están siendo altas para esta época y dejan trabajar mejor en las terrazas, donde los grupos permitidos son algo mayores que dentro de los locales. "Nosotros en La Viuda tenemos aforo en exterior para 50 o 60 personas sin problema y, de hecho, mucha gente ya pide para estar fuera si hace buen tiempo", apuntó este profesional. "A ver si pasa de una vez la sexta ola, la situación se va normalizando y podemos encarar la temporada de comuniones y de Semana Santa con buenas perspectivas".

En las cafeterías, la restricción que más se está dejando notar es tener que haber vuelto a cerrar las barras. "Ya estuvimos así muchos meses y ahora de nuevo. Se pierde parte de la clientela, la que venía para el café rápido, pero por lo demás vamos trabajando. Nosotros desde que empezó la pandemia también incorporamos los cafés para llevar, así que va una cosa por la otra. Hay que ir capeando como se puede", señaló José Manuel, dueño de la cafetería Solpor.

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