La hostelería de Pontevedra hace bien los deberes

Las autoridades destacan el elevado grado de cumplimiento, salvo contadas excepciones, de las medidas anticovid en bares de la ciudad
Presencia de la Policía Local en el centro de Pontevedra. DP
photo_camera Presencia de la Policía Local en el centro de Pontevedra. DP

El aspecto de los establecimientos de hostelería de Pontevedra y su comarca fue muy distinto al de etapas anteriores. Si en ciertos momentos era fácil advertir, y así lo denunciaban las autoridades, que los bares no se ajustaban a los límites de aforo impuestos por la Xunta de Galicia, en la presente desescalada, la situación es bien distinta. Así, y salvando contadas excepciones, son los clientes, y no los hosteleros, los que obligaron a las policías Local y Nacional a intervenir. En cualquier caso, las incidencias, dejando aparte el «desmadre», como señalaron testigos presenciales, vivido en A Verdura el sábado por la tarde, la situación fue muy tranquila. De hecho, los "polis de balcón" provocaron desplazamientos de los agentes municipales de lo más innecesario. Como muestra, una llamada en la tarde del domingo procedente de la playa fluvial de Ponte Sampaio en la que señalaban que el arenal estaba repleto de gente y sin mascarilla. Cuando llegó la patrulla pocos minutos más tarde, el espacio estaba completamente vacío.

La Policía disuelve el "desmadre" de la Praza da Verdura

El fin de semana, que se presentaba de alto riesgo en lo que a la posible propagación de la covid-19 se refiere al confluir dos elementos nuevos, la reapertura parcial de la hostelería y el fenomenal tiempo reinante, sirvió para que los pontevedreses pudiesen tomar algo de oxígeno tras varias semanas de asfixia. La gran mayoría de ellos apostaron por actividades en el exterior para disfrutar del sol, si bien es cierto que el terraceo regresó a la Boa Vila.

Para comprobar el cumplimiento de las medidas que promueve la Consellería de Sanidade, la Policía Local realizó numerosas inspecciones a establecimientos hosteleros y a lugares susceptibles de ser punto de reunión de más personas de las permitidas el viernes, el sábado y el domingo. En cuanto a los bares, el grado de cumplimiento fue elevadísimo. Los empresarios apostaron por separar las mesas lo suficiente y conminaron a los clientes a que mantuviesen sus mascarillas en su lugar salvo en el momento de consumir. Aún así, los avisos por parte de los ya citados "polis de balcón" se repitieron, por lo que la actividad de las fuerzas de seguridad fue elevada: se unieron los planes diseñados previamente a las salidas, muchas de ellas fruto de denuncias sin fundamento, a diferentes puntos.

El momento de mayor tensión fue el relatado este domingo por este periódico en la Praza de A Verdura, donde la mala praxis de alguno de los hosteleros, que sirvió bebidas a personas sin mesa (lo que propició botellones en la calle) se unió al exceso de ingesta de alcohol por parte de muchos y a las ganas de los jóvenes de vivir experiencias sociales de las que han sido privados desde hace meses. Todo ello provocó el desalojo, que, eso sí, se desarrolló sin incidentes.

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