El 'Informe Pelopincho' al descubierto

Pelopincho se reunió con los presuntos captores de Villaverde Amil horas antes del secuestro ► Las conversaciones cruzadas entre los investigados ofrecen muchas pistas ► El análisis de los teléfonos, cuyo rastro se pierde en A Costa da Morte, vincula lo ocurrido a narcos marroquíes

El informe Pelopincho. DP
photo_camera Infografía do informe Pelopincho y foto José Bernardo Villaverde.DP

PONTEVEDRA. La sala cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra se vio obligada a suspender la semana pasada el juicio contra cuatro arousanos presuntamente vinculados con la desaparición en 2010 del narcotraficante José Bernardo Villaverde Amil y, tal vez, también a la del que era su jefe, José Antonio Pouso Rivas, más conocido como Pelopincho. Lo hizo a instancias del fiscal jefe, Juan Carlos Aladro, que pretende contar en el plenario con el testimonio, aunque sea a través de videoconferencia, de Viviane D.O., esposa de Villaverde Amil y última persona, aparte de sus presuntos captores, que le vio con vida. Las posibilidades de que testifique son, sin embargo, escasas, dado que si su paradero hasta hace algunos meses era Brasil, ahora ha sido localizada en Bolivia. En su ausencia, la prueba con la que cuenta el Ministerio Público para acusar a Manuel Sineiro, "Machucho", Fernando Suárez, "O Pirata", José Manuel F.T. y Juan José C.G. del último ajuste de cuentas del narcotráfico gallego se circunscriben al "Informe Pelopincho", documentación recopilada a partir de las investigaciones cruzadas de la Guardia Civil, que se encargó de la desaparición de Pouso Rivas, y de la Policía Nacional,que lideró las pesquisas para conocer qué ocurrió con Villaverde.

El fiscal jefe pidió la suspensión del juicio para intentar localizar a la esposa del pontevedrés

Las defensas de los investigados llegaron a pedir la semana pasada, tras conocer la incomparecencia de la citada testigo (que abandonó España poco tiempo después d ela desaparición de su pareja, que se produjo el 19 de noviembre de 2010), la libre absolución de sus patrocinados, entendiendo que no existe prueba alguna contra ellos. Sin embargo, Aladro ya avisó de que seguiría hasta el final, con o sin Viviane D.O. El fiscal tenía en su mano toda la documentación del caso.

REUNIÓN EN SANTIAGO. La investigación policial comienza el 18 de noviembre. Agentes de la unidad Greco Galicia seguían los pasos de un grupo de lancheros de O Salnés entre los que se encontraban Juan José C.G. y los citados "O Pirata" y "Machucho". Todos ellos acudieron al hotel Aquelarre, en Santiago de Compostela, a un encuentro con varias personas. No todas ellas pudieron ser identificadas, pero posteriormente se supo que entre los individuos allí presentes podría estar José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho. En ese momento, la organización liderada por el narco de Ribeira y por el pontevedrés José Bernardo Villaverde Amil, vecino de Monte Porreiro, ya había perdido (según su versión) la mayor parte de un cargamento de 4.000 kilos de hachís que transportaba desde Cádiz hacia Galicia a bordo del Garbi III, barco que naufragó en las inmediaciones de la localidad lusa de Torres Vedras. La droga pertenecía a un grupo magrebí con sus responsables en Melilla, incluido Wail H.M., súbdito marroquí que pocos días antes de las desapariciones había estado en Pontevedra, en el chalé de la rúa Reino Unido en el que residía Villaverde Amil. Ese mismo día, víspera de los hechos que son ahora objeto de acusación, los vilanoveses se dirigieron a la ciudad del Lérez. La Policía decidió retirarse sobre las 23.00 para evitar ser descubierta cuando los sospechosos transitaban por la avenida de Bos Aires. A esas alturas crecía el nerviosismo entre todos los miembros de la organización, que, salvo José Manuel López Núñez, arrestado en Portugal como tripulante del Garbi III tres días antes, aún no habían sido detenidos. Y lo que es peor. Sabían que la pérdida del alijo traería consecuencias para algunos de ellos.

Tras permanecer durante esa noche en Pontevedra, "O Pirata" llamó a F.T. para ordenarle que consiguiese un vehículo "limpio", algo que no logró, por lo que tuvo que emplear uno vinculado a los negocios familiares de Suárez.

LA DESAPARICIÓN. Sobre las circunstancias concretas del presunto rapto, lo más fiable procede del testimonio de Viviane en la Comisaría de Pontevedra, a la que acudió el día 20 a interponer la denuncia. La esposa de Villaverde declaró que sobre las 12 del día anterior se presentó en su casa "Machucho", que acudió para recoger al pontevedrés para hacer un viaje del que ya nunca regresaría. Manuel Sineiro y Villaverde Amil se fueron en dirección a Santiago en el Volkwagen Beetle de Viviane, turismo que aparecería quemado pocas horas más tarde en el término municipal de Brión, en el extrarradio de Santiago. Dos turismos más acudieron a Pontevedra, según la testigo. En uno de ellos, tal y como desveló el fiscal jefe, viajaba, entre otros, Pelopincho. Todos ellos se habían reunido previamente en la ciudad del Lérez para trazar un plan del que se desconocen los detalles, pero que, según los investigadores, desembocó en el último ajuste de cuentas del narcotráfico de las Rías Baixas.

El móvil de Villaverde Amil y otro presuntamente adquirido por un miembro del grupo marroquí estaban en la misma hora en el mismo lugar: Muxía

Poco antes de las 14.00 horas, Viviane logra hablar con su esposo, que le tranquiliza indicándole que llegará tarde. A esa hora, según la triangulación de los teléfonos, los investigados ya estarían a la altura de Vimianzo, a las puertas de A Costa da Morte. El Beetle de Villaverde ya era pasto de las llamas. Sobre las 18.30, una llamada de F.T. a su pareja indica que el "trabajo" ya está hecho: "sabes lo que pasó el otro día, pues teníamos que enganchar otra vez al tipo porque no quiere dar la cara (...) y hoy le cogimos y le mandamos junto a los otros, y ahora ya le apretarán las costillas (...), ¿deshaciéndose de evidencias?".

Después se supo que el último contacto del móvil de Villaverde se produjo en Muxía, casi al mismo tiempo que repetía en esa villa un terminal a nombre de López Núñez, que estaba en prisión. La Policía sabía que esa línea estaba en manos de los marroquíes, probablemente del citado Wail H.M., que se habría hecho con ella en una de las reuniones para preparar el narcotransporte fallido.

El secuestro de Villaverde parece acreditado. No así el de Pelopincho, a quien algunas fuentes sitúan en un retiro dorado en Brasil. La Policía no piensa eso. Cree que ambos están muertos.