"Si no hubiese acceso a espacios públicos, muchos ciudadanos no habrían superado la pandemia"

José Chong defiende que la calle "es el espacio más democrático" y apuesta por modelos más verdes en los nuevos procesos de transformación urbana, como el que afronta Pontevedra
José Chong. RAFA FARIÑA
photo_camera José Chong. RAFA FARIÑA

Trabaja desde Nairobi para mejorar la calidad de los espacios públicos en todo el mundo. José Chong (Lima, Perú, 1978) es coordinador del Programa Global de Espacios Públicos de la ONU-Hábitat. Esta semana se encuentra en Pontevedra para asistir, también como ponente, al congreso Placemaking.

¿Por qué participa en este congreso en Pontevedra?
Por varias razones. Porque aquí podremos debatir y compartir cómo podemos hacer mejores espacios públicos. Y porque Pontevedra ha sido un ejemplo de planificación en los últimos años. Ha llevado a cabo políticas adecuadas para la reducción del transporte motorizado. Ha permitido que sea una ciudad mucho más habitable para todos los ciudadanos. Y ha sido ganadora de muchos previos, entre ellos, el que se hace en coordinación entre la Municipalidad de Dubái y Onu-Hábitat. Que Pontevedra acoja este tipo de eventos puede convertirla en un referente para muchos otros profesionales que trabajan en este ámbito.

¿Es exportable este modelo pontevedrés a otras realidades urbanas en el mundo?
Todos los modelos se tienen que contextualizar, pero hay principios que son universales: tener una ciudad caminable, disponer de servicios públicos cercanos al usuario y reducir el transporte motorizado. Esto mejora la seguridad, hace que haya mayor cohesión social y mejora cuestiones como la accesibilidad. El modelo de Pontevedra es replicable en ciertos sentidos y contextos, pero siempre adaptándolo a cada realidad local.

Pontevedra ha sido reconocida por su peatonalización y ahora afronta una nueva transición urbana. ¿Debe apostarse por un modelo más verde?
Una ciudad siempre tiene que cambiar y evolucionar para mejorar. Creo que Pontevedra ha hecho mucho en temas de accesibilidad. Ahora existen otro retos pendientes que tienen que ver con el cambio climático. Hay que apostar por espacios públicos verdes y en soluciones basadas en la naturaleza que pueden ayudar a reducir las vulnerabilidades, a mejorar la resiliencia y cuestiones como la calidad del aire y del medio ambiente. Durante la pandemia ha sido fundamental el espacio público para poder sobrevivir. Por salud física, para caminar y recrearse, y por salud mental. Hemos visto que el espacio público bien organizado brindaba las condiciones adecuadas para el uso y disfrute de este espacio. Si no hubiese acceso a espacios públicos, muchos ciudadanos no habrían superado la pandemia. El espacio público bien organizado ha hecho posible que los ciudadanos llevasen mejor los efectos colaterales de la pandemia, como el confinamiento y el aislamiento en general. La segunda revolución, la verde, es la adecuada.

¿Qué le diría a los negacionistas?
Las políticas y recomendaciones que nosotros hacemos están basadas en evidencias. Un buen espacio público mejora la calidad de vida de las personas. Un espacio público iluminado, con actividad, con zonas arboladas, con asientos y espacios para los niños mejora la calidad de vida, la seguridad y la percepción de seguridad.

"Un buen espacio público puede mejorar la calidad de vida y el sentimiento de pertenencia, que es lo que define a una ciudad"

Por su trabajo en la ONU, ¿ve muchas diferencias en el tratamiento del espacio público entre Norte y Sur? ¿Hay asignaturas pendientes en ambos hemisferios?
Yo creo que hay asignaturas pendientes en ambos lados. Pero, en general, los principios son los mismos. La gente es igual en Europa, África o Asia. Pide las mismas cosas: seguridad en el espacio público, actividades y poder recrearse con los niños. Estos son los principios de la nueva Agenda Urbana, de 2016, que marca los principios de cómo mejorar las ciudades en los próximos 20 años. Los retos son diferentes, pero los principios son los mismos. Un buen espacio público puede mejorar la calidad de vida y el sentimiento de pertenencia, que es lo que define a una ciudad.

¿Hay que vivir más en la calle?
Es fundamental. La calle no es vista muchas veces como un espacio público, porque se entiende como un espacio para los vehículos en muchas sociedades y culturas. Sin embargo, la calle es un espacio fundamental de interacción. En muchos asentamientos informales, como las favelas de Brasil o en Nairobi, donde vivo, la calle es el espacio de interacción y abierto que te permite salir de tu confinamiento, porque tienes espacios muy reducidos para vivir. La calle es el espacio más democrático y donde se demuestra la cultura. Esto es un tema fundamental. Y Pontevedra ha sido un ejemplo de cómo recuperar la calle como espacio público para el ciudadano.

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