La inflación también atiza a la tradición de honrar a los difuntos

Las visitas llenan de vida hoy los cementerios, una jornada en la que los camposantos se engalanan con flores y se prenden velas en recuerdo de los seres queridos fallecidos, un homenaje que no es ajeno a la crisis económica
Una joven ante unos nichos. JAVIER CERVERA
photo_camera Una joven ante unos nichos. JAVIER CERVERA

La crisis económica y la galopante subida de precios (la tan manida inflación) golpean a todos los sectores, incluido el relacionado con la muerte. La tradición de honrar a nuestros difuntos el Día de Todos los Santos no es ajena al problema, con negocios que han reducido al máximo su margen de ganancia con el fin de seguir sobreviviendo. Floristerías y cererías (establecimientos especializados en la venta de velas) han tenido que ajustar sus precios al bolsillo del ciudadano de a pie.

Nuria Domínguez, responsable de un puesto de venta de flores situado en la entrada del cementerio de San Mauro desde el año 2003, señala que aunque estos días son los de mayor actividad comercial de todo el año, la clientela opta por la adquisición de centros florales más económicos que en años anteriores. "No quieren gastarse ni 50 euros, sino que van a lo más económico", subraya.

No obstante, en su puesto también cuenta con centros que superan esa cifra para satisfacer a quienes tienen mayor poder adquisitivo o están dispuestos a no mirar la cartera y efectuar un esfuerzo con el fin de colocar en los nichos y panteones las flores más vistosas.

Nuria Domínguez en su puesto de venta de flores. JAVIER CERVERA
Nuria Domínguez en su puesto de venta de flores. JAVIER CERVERA

"Estamos haciendo un esfuerzo muy grande para subir el precio lo menos posible; y eso que a nosotros nuestros proveedores nos han incrementado muchísimo el coste de la flor, entre un 40% y un 50% más que el año pasado. Intentamos que este aumento no repercuta en el precio de los centros", destaca la florista. "Estábamos esperando la salida de la pandemia para recuperarnos, porque con las restricciones también se habían llegado a cerrar algún día los cementerios, y ahora nos encontramos que con la inflación hemos tenido que reducir al máximo el margen de ganancia", se lamenta Nuria Domínguez.

Raquel Antón, propietaria de la floristería "Las flores de Raquel", no ha notado que hubiera habido una diferencia en el volumen de negocio con respecto a años anteriores a los de la pandemia. "Se ha producido un incremento muy importante en el coste de la flor que adquirimos a nuestros proveedores, en torno al 50%, un amento que también repercute en el bolsillo de la clientela, aunque intentamos subir los precios lo menos posible".

"Aunque el volumen de trabajo no ha bajado –apostilla–, si hemos notado que el cliente quiere gastarse unos 10 euros menos con respecto al año pasado. Nos pide que le ajustemos el centro floral a un precio que nos dice que antemano, sin importarle el tipo de flor que se elija".

Muchas personas optaron por adquirir los centros florales que adornan los cementerios en el mercadillo de Difuntos instalado desde el domingo al lunes en A Ferrería. En la jornada de ayer apenas hubo media docena. Algunos de los vendedores se mostraban muy disgustados con el Concello, al entender que no había publicitado lo suficiente el mercadillo y porque no les autorizó la instalación de una carpa que ellos mismos estaban dispuestos a costearse.

Los negocios de cerería, como el que regenta Joaquín Diéguez en la calle San Román (es la cuarta generación) también se han visto perjudicados por la inflación. Al contrario que en años anteriores, ayer no había una cola de personas esperando a entrar en el establecimiento. "Éstos están siendo unos días en los que atendemos a una mayor clientela aunque no son los de más ventas. Ahora la gente gasta menos y el mal tiempo también influye porque hay menos visitas al cementerio".

Añade que material empleado en la fabricación de las velas ha subido "más del doble", lo que repercute en el margen de ganancia. También se lamenta de que esté sustituyendo la tradicional vela de mecha por los aparatos que tienen llamas que funcionan a pilas.

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