El ingenio infantil, aplicado a la robótica

Un proyecto pionero con sede en Pontevedra invita a los más pequeños a pensar, diseñar, construir y programar su propio mecanismo: desde semáforos a un parque eólico o una ruleta
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photo_camera Las instalaciones disponen de los últimos avances en tecnología. CEDIDA

DICEN que la imaginación no tiene límites. Menos aún si hablamos de niños. Unir esa inagotable materia prima con los recursos necesarios debería ser apuesta de éxito seguro y eso es lo que ha pensado Xurxo Cobelas a la hora de poner en marcha Maker Space and Shop, una academia de robótica que se aparta totalmente de los convencionalismos. "En otros lugares se construye una pieza mecanizada ya predefinida, como si fuera un Lego, y ya está. No hay más recorrido. Aquí nosotros dejamos que sea el alumno el que la diseñe, luego la construya y después la programa a su gusto", aclara este ingeniero industrial, que también es profesor de inglés y lleva 16 años ligado a la docencia.

Este aula informática -que también funciona como tienda- se encuentra en la calle Germán Adrio, 8 y comenzará a funcionar "en una semana o diez días".

Su pionera propuesta se asemeja al cultivo de una planta. El alumno piensa y diseña su "robot" en un iPad de última generación. A continuación, utilizando materiales reciclables (como cartón y palitos de madera) le van dando forma para, acto seguido, robotizarlo mediante la instalación de sensores, luces led, motores, etc.

El último paso –lo que diferencia esta propuesta didáctica de las demás– es "que los chavales programen su creación, que le den instrucciones a su antojo". En definitiva, que le den vida. Algo así como ver florecer la semilla plantada en el iPad.

Con la ayuda de una impresora 3D, Xurxo Cobelas asegura que ya tiene en mente varias creaciones, como un semáforo, un parque eólico, la barrera de un párking, una ruleta... "El límite está en el ingenio de los niños, y como es inagotable..."

El estreno de Maker Space and Shop estará marcado, ineludiblemente, por la pandemia. El aforo estará limitado a seis alumnos y el profesor, estando previsto tres turnos en cada jornada, de una hora y media de duración. Uno de ellos será en inglés.

Pero no solo los chavales se aprovecharán de esta experiencia. Xurxo Cobelas quiere que los padres se impliquen en la formación de sus hijos y participen con ellos en el descubrimiento de nuevas experiencias. De ahí que haya reservado sesiones especiales durante los sábados en las que los adultos podrán participar con los más pequeños y, juntos, zambullirse en el apasionante mundo de la robótica.

El objetivo es que todos aprendan divirtiéndose y fomentando su creatividad.

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