Inteligencia marítima de la Agencia Tributaria en Galicia para vencer al narcotráfico

A finales de 2020, Aduanas incautó 18.000 kilos de hachís a una red internacional dedicada al narcotráfico 
Fachada de la OIM de Galicia. AEAT
photo_camera Fachada de la OIM de Galicia. AEAT

La dirección del Cyklo hizo saltar las alarmas. Un remolcador se salía de las rutas marítimas habituales y se encaminaba hacia Galicia, muy lejos de su destino. Apareció frente a las costas de la provincia de A Coruña, a la altura del término municipal de Cariño. El radar, infalible en estas circunstancias, delató a un auténtico narcobuque que, por lo que parece, llevaba tiempo realizando transportes de estupefacientes a través del Atlántico.

La voz de alarma partió de Ribadeo. Allí se sitúa la Oficina de Inteligencia Marítima de la Agencia Tributaria en Galicia, un servicio de reciente creación que funciona. Vaya si lo hace. Desde allí se analizan todos los tráficos marítimos que bordean España y Portugal, tanto hacia el Norte como hacia el Sur. Y desde allí se localizó, se visualizó, se rastreó y se persiguió al citado Cyklo, la embarcación abordada hace apenas unos días con 18 toneladas de hachís en plena cubierta, a un puñado de millas al Norte de las Islas Canarias.

Desde hace muchos años, el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria viene recabando información sobre los diferentes barcos que recalaban en los puertos deportivos y pesqueros. De ese modo, Aduanas efectuaba un control sobre la propiedad de las embarcaciones, las tareas que desarrollan en cada momento o las identidades de sus tripulantes. "Todo ello, con la finalidad de detectar comportamientos irregulares", señalan fuentes de la AEAT.

El avance implementado en los últimos meses, que está trayendo consigo éxitos sin precedentes, consiste en la creación de un grupo de trabajo dedicado a la recopilación de información sobre los posicionamientos y las rutas de los barcos en tiempo real. Este sistema, que viene a complementar las labores de patrullaje desarrolladas en el medio marítimo, se está descubriendo como una herramienta de lo más eficaz.

APOYO DE LA DEA. Los medios técnicos de los que se dispone en la actualidad en España, aunque han mejorado, aún no se acercan, ni de lejos, a los que disfrutan agencias antidroga de otros países, en especial la Drug Enforcement Administration (DEA), que, mediante los agentes de enlace con los que cuenta en territorio español, aporta un soporte básico ya no solo a las investigaciones tradicionales (el intercambio de información acerca de los buques con cocaína procedentes de Sudamérica, o bien sobre los contenedores contaminados que llegan a puertos de la Península), sino también a la hora de seguir los movimientos de una embarcación desde el aire. Los norteamericanos disponen de tecnología punta que permite no solo controlar, sino incluso observar a los barcos que navegan en cualquier punto, lo que se convierte en una herramienta excelente para combatir el narcotráfico.

En el caso de la operación Gigante (que se saldó con la incautación de los 18.000 kilos de hachís a bordo del remolcador Cyklo), fueron los medios aéreos de los que dispone el Servicio Aeronaval del Servicio de Vigilancia Aduanera los que constataron los extraños movimientos de un buque con bandera de Belice, construido en 1966 y que había formado parte tiempo atrás de la flota polaca. A las sospechas que infundía al acercarse a costas gallegas se unirían después maniobras tendentes a lo que pudo ser un intento de descarga de estupefacientes en altamar, lo que desencadenó su abordaje definitivo.

La Oficina de Inteligencia Marítima de Galicia activó a finales de noviembre todas las alertas en relación con el remolcador, que, procedente del puerto holandés de Róterdam (considerado, por otra parte, uno de los más permeables de Europa a la hora de recibir sustancias estupefacientes camufladas entre mercancía lícita), se dirigía al Sur sin un rumbo claro, si bien en ningún momento tenía previsto pasar tan cerca de las costas gallegas. Y ese fue su gran error. A bordo, dos blangladesíes y tres marroquíes, una tripulación del todo sospechosa para quienes conocen los entresijos de los tráficos de drogas transoceánicos.

Las investigaciones de DAVA hallan soporte técnico en agencias internacionales para seguimientos satelitales

El soporte satelital aportado por las agencias internacionales y la información sirvió para seguir al barco hacia el Sur, vigilándolo en varios puntos. En un momento dado, cuando se hallaba cerca de las costas de Marruecos, los investigadores observaron un movimiento de actividad desigual y lo que parecía un intento de transbordo en altamar. Ello hizo que Aduanas echase mano de la patrullera Sacre, presente en las Islas Canarias, para proceder a la inspección del barco. El resultado final es conocido: el mayor alijo de hachís en una sola embarcación de los últimos años, con una peculiaridad: su singladura le llevaba hacia el Sur, lo que lleva a concluir que o pretendía introducir la droga por la zona de Guinea para su posterior transporte por tierra hacia Europa del Este, o bien iba a realizar un intercambio con miembros de otra organización criminal en la zona del paralelo 10, menos vigilada que el área de Canarias.

Las Oficinas de Inteligencia Marítima empezaron a funcionar en las distintas dependencias regionales de Aduanas en el año 2019, pero no fue hasta 2020 cuando, en el marco de la operación Nautilus, comenzaron a trabajar de manera más activa. Dicha operación, propuesta por la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera para todo el año 2020, tenía como objetivo "generar Inteligencia marítima dirigida a detectar posibles embarcaciones sospechosas que permitan el inicio de investigaciones para la represión del tráfico ilícito de estupefacientes por vía marítima y la desarticulación de las organizaciones criminales responsables de estas acciones". 

Para el rastreo de las embarcaciones que pasan frente a las costas gallegas se utilizan inicialmente fuentes abiertas, como son los sistemas de localización obligatorios para todo el tráfico marítimo, y que sirven de guía inicial a la hora de comprobar que las rutas que siguen se corresponden con la actividad que en teoría desarrollan. Una vez que la OIM detecta algún movimiento sospechoso, la AEAT pone en marcha las unidades móviles con las que cuenta, tanto por mar como por aire (en el caso del Cyklo, fue avistado por uno de sus aviones). Por último, y si las sospechas se unen a indicios claros, Aduanas comparte información con otros cuerpos policiales y agencias internacionales para iniciar la persecución y capturar a los objetivos.

Operación Goleta-Gratil
Junto a la operación Gigante, resultó aún más relevante la operación Goleta-Gratil, desarrollada de forma conjunta por Aduanas y la Policía Nacional y que sirvió para interceptar hasta seis veleros con cerca de 40 toneladas de hachís entre agosto y septiembre.
En aquel caso, la labor de las Oficinas de Inteligencia Marítima fue igualmente relevante, unido a la valiosa información aportada desde la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional.

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