La Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional investiga, a través de la Sección Greco Galicia de la Comisaría de Pontevedra, a las empresas destinatarias de un contenedor incautado este lunes con 28 kilos de cocaína y cuya entrada en España iba a hacerse a través del puerto de Vigo. La droga, perfectamente escondida en el interior del mismo, ya estaba cargada en un portacontenedores transoceánico cuando fue intervenida en una de las terminales de la dársena de Guayaquil, en Ecuador, que se ha convertido de un tiempo a esta parte en la gran lanzadera de cocaína hacia Europa de polvo blanco colombiano.
La intervención se produjo en merced a labores de Inteligencia y cooperación internacional y tuvo como elemento clave, como ocurre en muchos de estos casos, a uno de los perros adiestrados para la detección de estupefacientes de la Policía Nacional de Ecuador. Fuentes oficiales de las citadas autoridades fueron quienes confirmaron de forma explícita que el destino del cargamento era el principal puerto de la provincia de Pontevedra.
La cocaína se encontraba escondida en uno de los sistemas exteriores del contenedor, entre los canales de refrigeración del mismo. La mercancía lícita que iba a llegar a las Rías Baixas junto a la droga eran lomos de atún congelados previamente cocidos, una de las fachadas más habituales que emplean las grandes organizaciones de narcotraficantes de uno a otro lado del Atlántico. Los bloques de cocaína, envueltos en cinta marrón, llevaban impreso el logotipo de la firma Nike.
DELINCUENCIA. La ciudad de Guayaquil, punto de partida del alijo, se halla actualmente bajo el estado de excepción, de forma que sus ciudadanos tienen restringidos muchos de sus derechos fundamentales.
Ello es así a causa de la espiral delictiva que generan las mafias de la cocaína en torno al puerto, que acarrean tiroteos, asesinatos e incluso atentados con bombas de forma periódica. Las autoridades tienen grandes dificultades para su control.