Iria Cabo: "Se estima que la prevalencia del párkinson se duplicará en los próximos 25 años"

Cada año se diagnostican en el área sanitaria unos 50 casos nuevos de párkinson, cuyo día internacional se conmemoró este miércoles. La depresión, junto con el estreñimiento, la pérdida de olfato y las pesadillas nocturnas son síntomas no motores que pueden aparecer hasta diez años antes que los problemas de movilidad. El paciente tipo es varón y mayor de 65 años

Iria Cabo, neuróloga del Chop. GONZALO GARCÍA
photo_camera Iria Cabo, neuróloga del Chop. GONZALO GARCÍA

Iria Cabo (Monforte, 1979) es uno de los diez especialistas que pasan consulta en el servicio de Neuroloxía del CHOP. Su especialidad es el párkinson y una de sus grandes ilusiones es que el Gran Montecelo venga acompañado de una unidad especializada y de más medios para prestar atención a esta enfermedad neurodegenerativa. Se licenció en Santiago, se especializó en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid y fue nombrada doctora ‘cum laude’ por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2009 trabaja en el CHOP y este miércoles impartió una charla en las XII Jornadas Párkinson Pontevedra, que se llevarán a cabo en el Hospital Provincial en colaboración con la Asociación de Párkinson de la provincia de Pontevedra (Apropark).

En su intervención abordará los síntomas no motores del párkinson. ¿Cuáles son?

La enfermedad de Parkinson se clasifica dentro de los trastornos del movimiento, pero hasta el 88% de los pacientes pueden presentar síntomas no motores, que hasta hace bien poco han sido infraestimados e infradiagnosticados, con la consecuente repercusión negativa en la calidad de vida del usuario. Estos síntomas pueden llegar a ser igual de invalidantes que los problemas de movilidad y son muy variables, pues incluyen desde depresión y ansiedad a alucinaciones visuales, insomnio, extreñimiento, incontinencia urinaria, pérdida de olfato, dolor crónico... Muchas veces no se relacionan con la enfermedad, pero son especialmente importantes, porque a veces aparecen incluso cinco o diez años antes que los problemas motores.

¿Cuáles son los más precoces?

La depresión, el estreñimiento, la pérdida de olfato y el trastorno de conducta del sueño REM, que consisten en pesadillas muy violentas con verbalizaciones y mucho movimiento de brazos y piernas.

Al margen de si son indicios motores o no, ¿cuál es la sintomatología más habitual?

Sin duda alguna, los principales son los síntomas clásicos motores: el temblor, sobre todo en reposo; la rigidez o el agarrotamiento, que suele empezar por una extremidad, y el deterioro del equilibrio.

El párkinson es una enfermedad conocida, pero ¿qué incidencia tiene en el área sanitaria?

Es la segunda enfermedad degenerativa más frecuente después del alzhéimer. Cada año hay cerca de 20 casos nuevos por cada 100.000 habitantes, por lo que en nuestra área sanitaria podemos estar hablando de que se diagnostican 50 pacientes nuevos al año.

¿De qué forma ha influido el envejecimiento de la población en la incidencia?

El envejecimiento de la población es el principal factor de riesgo, ya que la incidencia y la prevalencia de la enfermedad aumentan exponencialmente a partir de la sexta década. Por este motivo, es más frecuente en los países con más esperanza de vida y se estima que su prevalencia se duplicará en los próximos 25 años.

Pero el tratamiento también ha avanzado. ¿De qué forma?

El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa y, por tanto, no existe un tratamiento curativo como tal. Sin embargo, sí existe un tratamiento muy eficaz para controlar los síntomas, tanto por vía oral como a través de un parche transdérmico. Para las fases avanzadas disponemos de tres tipos de terapias: apomorfina, duodopa y la estimulación cerebral profunda, que es la cirugía que se realiza en el Hospital Clínico de Universitario de Santiago (CHUS).

¿Qué porcentaje de pacientes acaba recurriendo a la cirugía?

Muchas veces los casos que necesitan cirugía se derivan más tarde de lo que se debería, por eso es importante reconocer al paciente que empieza con síntomas de fases avanzadas de la forma más precoz posible. Entre los tratamientos para esas fases, la primera opción siempre debe ser la cirugía, que es el más eficaz.

¿Cuál es el perfil del paciente?

El perfil típico del paciente es de una persona con más de 65 años. La enfermedad es más frecuente en varones que en mujeres, por lo que el perfil tipo sería el de un varón que viene a la consulta con dificultades para manejar un brazo, que tiembla un poco, sobre todo cuando está en reposo, que se nota más lento a la hora de abotonarse o escribir, que le cuesta más hacer las cosas del día a día y que quizás ya tiene esos síntomas no motores desde hace tiempo, como algo de depresión, estreñimiento, pesadillas, falta de olfato.... Cuando vemos al paciente, le exploramos y comprobamos si se trata de una enfermedad de Parkinson. Para ello hacemos las pruebas necesarias. No para confirmar, porque no existe ninguna prueba confirmatoria, pero sí para descartar otras causas. Luego solemos empezar con un tratamiento para mejorar los síntomas y que el paciente se encuentre mejor.

Comentarios