PONTEVEDRANDO... Centro de Estética Isabel Guerra

Isabel y la hermosura

Isabel Guerra en su centro de belleza. GONZALO GARCÍA
photo_camera Isabel Guerra en su centro de belleza. GONZALO GARCÍA

YO NO SABÍA qué se hace en los centros de belleza, que es donde trabajan las esteticistas. Uno pasa por delante, ve un rótulo y se pregunta qué sucederá ahí dentro. Necesitaba saber, así que quedé con Isabel Guerra, que tiene su centro en el número 1 de la calle Blanco Porto. Blanco Porto, ya que estamos, fue un insigne pontevedrés, abogado, músico y escritor, director de nuestra Coral Polifónica y colaborador de Diario de Pontevedra.

Volviendo al tema, que se me despista usted, quedé con Isabel Guerra para saber qué hace una esteticista, para qué sirve. Pues sirve para que la gente sea hermosa. Usted va allí y en la primera cita elaboran un diagnóstico. Le dicen dónde sobran esos gramos de grasa, que en mi caso sería algo así como media tonelada, le ven la piel, que en mi caso está ajada, y en fin, ven qué necesita usted para recuperar toda su lozanía. Luego, cogen su cuerpo y lo modelan, lo esculpen, lo perfilan. Dice Isabel: "No se trata de no envejecer, sino de hacerlo mejor, de forma armónica, para que la juventud que sentimos por dentro se refleje en nuestro aspecto".

Los tratamientos son individualizados. Según lo que uno necesite, pues eso le dan. Y dice que lo hacen con naturalidad, con armonía y elegancia. Habrá que probar. En mi caso, dice Isabel Guerra, que estoy a dieta, unos masajes en mi desproporcionado abdomen y la aplicación de unos aparatos que ayudan a deshacerse de la grasa, serían el complemento perfecto a una nutrición sana y al ejercicio.

Estos días pasan por ahí habitualmente todos los personajes de "Vivir sin permiso", la serie de José Coronado y Álex González que emite Telecinco. Allí Isabel y Estíbaliz, la esteticista vasca que trabaja con ella, les ayudan a mantener su frescura y su lozanía. Ésa es otra: a centros como el de Isabel Guerra no sólo van mujeres, que es lo que yo creía. Resulta que también acuden varones, y muchos. Pues hombres y mujeres de esta serie están tan encantados con ella que le pidieron que hiciera un cameo en "Vivir sin permiso", concretamente en el octavo capítulo, que todavía no se ha emitido, así que todos atentos.

Isabel Guerra es de Boimorto, en A Coruña. Como Luz Casal. Por lo que se ve, Boimorto da buenas vecinas. Trabajó primero en A Coruña desde muy joven, hasta que conoció a Ángel, que es biólogo. Se vino con él a Pontevedra y aquí siguió, primero como empleada en el mismo centro que hoy regenta. Luego, ya de su propiedad, le imprimió su estilo y su carácter hasta convertirlo en una referencia. Aquí lleva más de 25 años y es una más de nosotros.

Le decía a usted que atienden a hombres y mujeres. A las mujeres además de los tratamientos también las maquillan. A los hombres no sé, no le pregunté, pero cuando vaya le voy a pedir que me maquillen. Yo me imagino maquillado y gano mucho. En su centro, Isabel Guerra maneja un concepto estético creado para prevenir el envejecimiento, lo que a mí me haría mucha falta, y manejan la tecnología más avanzada: aparatos para eliminar arrugas, combatir la celulitis, acabar con las arrugas, hidratar y tonificar los tejidos, eliminar la grasa, recuperar la elasticidad de la piel y todas esas cosas que tanta falta nos hacen a usted y a mí.

Es bueno adoptar a gente como Isabel Guerra, que se vino a Pontevedra para conseguir que realcemos y mantengamos nuestra hermosura. Aquí puso a nuestro servicio su sabiduría y su experiencia hasta alcanzar la élite de la estética y la belleza.

Ahora ya tengo una idea más o menos cabal de lo que sucede en los salones de belleza, hasta estos días tan misteriosos para mí. Yo creía que eran algo así como peluquerías inquietantes y resulta que para nada. Son lugares a los que vamos para mantenernos jóvenes o para envejecer sin perder la lozanía. Para mucha gente, el aspecto es algo muy importante y eso está bien. Para otros como usted o yo, eso es algo secundario y puede que nos equivoquemos, pues al final lo primero que vemos de una persona es eso, su aspecto, y la primera impresión cuenta mucho.

Y puede también que no sólo sea una cuestión de coquetería. Para buena parte de la población el aspecto exterior determina en buena medida otros factores, como la autoestima, la confianza en uno mismo, la seguridad. Vamos, que en muchos casos, uno se encuentra mejor cuando el espejo le devuelve una buena imagen. Sentirse bien es importante y todo lo que nos ayude a conseguirlo debe ser explorado, así que bienvenidos los salones de belleza y estética.

Ya sabe usted, que es un zarrapastroso como yo, que ya parecemos concelleiros del BNG: Isabel Guerra nos ayudará a convertirnos es las personas bellas que imaginaron nuestras madres y a aparentar al menos la edad que tenemos, que parecemos dos ancianos a los que la vida ha maltratado más de la cuenta, cuando lo único que somos es dos viejos descuidados y prematuros.