En septiembre de 2019, una organización criminal con base en Madrid y dedicada a toda clase de ilícitos, en especial el robo y el tráfico de drogas a gran escala, se presentó en las inmediaciones del barrio de San Pedro, en Marín. Acudió para adquirir una partida de 558 kilos de cocaína. Dos años después, el presunto cabecilla del entramado delictivo que fue desarticulado por la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional continúa en prisión, y ello será así a pesar del reciente recurso de su representación legal para su excarcelación.
La Audiencia Nacional, instructora del caso, estima que el investigado era el jefe, pues "era el que mantenía contactos con el agente encubierto" que permitió el buen fin del operativo. El tribunal entiende que era el que planificaba y sufragaba los costes de cada una de las operaciones, por lo que su capacidad económica es más que notable. Es por ello que entiende que el riesgo de fuga es evidente, y dictamina que debe permanecer en la cárcel, si es posible hasta que se celebre el juicio.
