Joan Clos: "Pontevedra es un referente y un ejemplo que hay que estudiar"

Asegura que los 'modernos' de Nueva York no solo presumen de no tener coche, sino también de no tener carné. "Hay que volver a caminar", dice Clos, que reivindica la gran política para resolver conflictos como el catalán. "Hay que distender"

Joan Clos en Pontevedra. JAVIER CERVERA
photo_camera Joan Clos en Pontevedra. JAVIER CERVERA

¿Cuál es su primera impresión de Pontevedra? ¿Conocía la ciudad?

No la había conocido en detalle. Había pasado, pero sin detenerme mucho. Es una ciudad muy interesante. La intervención en el espacio público es de una gran calidad.

¿Cree que el modelo de Pontevedra es exportable a otras ciudades?

Los modelos urbanísticos nunca son replicables. Lo que se puede exportar es la idea. Y luego hay que adaptarla siempre a las circunstancias locales. Se han visto errores en algunas partes del mundo en donde se copian modelos. Esto no suele ir bien. No hay que pretender una copia literal, pero Pontevedra es un referente y un ejemplo de algo que hay que estudiar y considerar para adaptar.

¿Se habla de Pontevedra en su entorno?

Sí. Yo conocía Pontevedra por ONU-Hábitat, que le concedió un premio, y por su modelo urbano. El de Pontevedra es un modelo aplicado honestamente y en su totalidad. No se queda en medias tintas, como ocurre en muchas partes del mundo.

"La peatonalización en Barcelona tuvo su contestación. Luego, los mismos que la criticaron nos pedían más obras así"

No sin reticencias iniciales...

Por supuesto. Recuerdo que cuando yo tenía responsabilidades sobre esto en Barcelona tuvimos muchos problemas con los vecinos y comerciantes para peatonalizar. Al final del proceso ocurrió lo contrario: nos pedían que peatonalizásemos más zonas y que hiciésemos más obras así en la ciudad.

Es decir, que primero son las pancartas en contra y luego llegan los abrazos...

Y, luego, los mismos que nos criticaron, llegan con otra exigencia: ‘Oye, ¿a mí cuándo me toca?’.

"El coche ha pasado su 'boom'. No pueden tener un conductor dando vueltas y vueltas buscando un aparcamiento"

En Madrid hay un conflicto latente por la limitación del tráfico en el centro y porque se han ensanchado las aceras de una calle, la Gran Vía. Los síntomas de este conflicto son los mismos que los vividos en Pontevedra hace casi 20 años...

En Barcelona estos conflictos empezaron incluso antes. Cuando, con motivo de los Juegos Olímpicos, tuvimos la oportunidad de construir el cinturón de ronda, empezamos a ampliar aceras en Barcelona a marchas forzadas. Y empezamos a reducir carriles de coches. Esto tuvo sus críticas. La peatonalización de Ciutat Vella también tuvo contestación, con cierta contundencia.

El alcalde de Pontevedra dice al coche hay que domesticarlo y que tener uno no da derecho a ocupar el espacio público. ¿Es el automóvil un enemigo?

No es que sea un enemigo, es un instrumento que sirve para muchas cosas, pero no es útil para funcionar por el centro de la ciudad. Si no se tiene en cuenta sus limitaciones en el centro, genera una ciudad invivible. Nadie cuestiona su utilidad, pero no puedes tener un coche con una sola persona dentro dando vueltas y vueltas y vueltas buscando un aparcamiento. Es irracional. Tenemos que reconocer que la tecnología disruptiva del siglo XX fue el coche y que la del siglo XXI está siendo la digitalización, el software, la electrónica y la inteligencia artificial. El urbanismo del siglo XX se doblegó al coche y eso ha generado muchas debilidades.

Parece que volvemos al principio, a caminar...

Hay que volver a caminar. No sabemos qué tecnología tendremos dentro de 50 años, pero es interesante ver que un modelo urbano pensado hace cinco siglos puede convivir en la sociedad del siglo XXI si uno actúa inteligentemente. El coche ha pasado su ‘boom’ en las ciudades. Tiene sus usos para las distancias medias, pero en el espacio urbano denso no tiene demasiada utilidad.

Usted ha comentado que en Nueva York hay gente que presume no solo de no tener coche, sino también de no tener carné.

Sí, sí. Ahora lo más ‘cool’ en Nueva York es esto. No tan solo no tener coche sino no tener ni ganas de tenerlo. Puede ser que sea una minoría radical y Nueva York es una ciudad muy provocadora. Pero es interesante que este tipo de provocaciones salgan a la luz. En Nueva York hay una buena red de metro y de transporte. Por lo tanto, el coche no tiene cabida.

¿Qué le parece la iniciativa del Metrominuto, que han copiado ya más de 30 ciudades en España y Europa?

Es muy interesante. Con estas iniciativas se lucha contra el cambio climático, se mejora la salud y fomenta la convivencia de las distintas generaciones. Uno de los problemas de los patinetes y de estas cosas muy modernas es que no están pensadas para la gente mayor, que va en aumento. Una peatonalización como la de Pontevedra es muy respetuosa con la gente mayor. Y esto tiene un valor intrínseco muy interesante. Y los niños no digamos.

¿Le preocupa el problema de acceso a la vivienda en las ciudades actuales?

Siempre hay este riesgo, sobre todo cuando la economía va bien y los precios suben. La lucha contra la especulación y contra los precios excesivos de la vivienda es a través de políticas públicas. No hay otra solución.

¿Eso puede hacerlo un alcalde?

El alcalde, solo, no lo puede hacer. El stock de dinero que tienes que poner para un parque público de viviendas no está proporcionado con la hacienda municipal en nuestro país. Para ello se requieren políticas estatales o autonómicas.

Usted es catalán. ¿Qué opina del procés? ¿Tiene arreglo este conflicto?

Supongo que sí. El tiempo lo acaba arreglando todo. Es un tema complicado. Yo lo he vivido casi todo fuera de España. He vuelto hace casi seis meses y me ha sorprendido el grado de tensión que se ha acumulado sobre este tema.

¿Qué le diría a los políticos del Congreso y a los del Parlament?

Que hay que distender. Hay que buscar soluciones políticas y recuperar la política de verdad.

Volvería usted a primera línea de la política?

No. Yo ya he hecho mi contribución y me siento muy orgulloso. En estos momentos, la política está demasiado denostada. No podemos continuar así. La política es, quizás, la actividad más compleja y más noble de los seres humanos.