Un piso vacío obliga a reabrir la adjudicación

La "bendición" de los pisos de Valdecorvos

José Luis Sánchez, trabajador en paro, se emocionó este miércoles al recoger las llaves de su nueva vivienda ► Los inquilinos, que denuncian desperfectos en la obra, se ven forzados a contratar la luz con Fenosa para agilizar su entrada en las viviendas
Una familia muestra las llaves de su nuevo piso en Valdecorvos, este miércoles en Vivenda
photo_camera Una familia muestra las llaves de su nuevo piso en Valdecorvos, este miércoles en Vivenda

José Luis Sánchez se quedó en paro un mes después de que le tocara por sorteo uno de los 132 pisos protegidos de Valdecorvos. Este miércoles recogió las llaves de su nueva vivienda visiblemente emocionado. "Para nosotros esto es una bendición", comenta a este periódico tras recoger las llaves de su apartamento en el Instituto Galedo de Vivenda e Solo (IGVS). "Me siento muy contento. Llevábamos bastante tiempo esperando", explica este extrabajador de la construcción, que soporta sobre su espalda el peso de una familia de seis miembros. "Ahora optamos a una casa que, aunque no es en propiedad, es como si lo fuera", apunta.

Efectivamente, los centenares de adjudicatarios que este miércoles firmaron el contrato de alquiler de sus nuevas viviendas en Valdecorvos no podrán optar a la compra hasta dentro de diez años. Así se lo explicó una responsable de la Xunta a los beneficiarios, a los que recordó que tendrán un mes de plazo para habitar sus apartamentos y que deberán cumplir una serie de normas para no perder la titularidad del piso, cuyo arrendamiento es por un período de cinco años prorrogables. "Son contratos a perpetuidad, por lo que si uno es buen vecino y buen pagador, perdonando la expresión, no habrá problemas", añadió. Tras formalizar el arrendamiento, algunos inquilinos de los bloques situados en Prado Novo y Rúa Nova visitaron los que serán sus nuevas viviendas. La mayor parte de ellos no entrarán a vivir en los inmuebles hasta que no den de alta los servicios básicos y cuenten con el obligatorio seguro de hogar, cuyo coste les supondrá más del doble del dinero que les costará el alquiler. De hecho, el arrendamiento más caro en Valdecorvos se sitúa en 127 euros y dar de alta la luz (unos 120 euros), el agua (96 euros) y el seguro de hogar (80 euros, el de menor protección) se acerca a los 300 euros. A ellos habrá que sumarle la fianza ya depositada por los vecinos, de un mes, y la comunidad. El pago del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) no se abonará hasta 2016.

Los adjudicatarios se verán forzados a contratar la luz con Gas Natural Fenosa para agilizar la entrada a sus pisos. El motivo es que la compañía gestionará el servicio de la calefacción, contratado previamente por la Xunta. "Si lo das de alta con otra empresa tarda más. Lo normal es que tarde entre tres y siete días, pero a nosotros nos dijeron que sería antes", comenta Ana Belén Filgueira a un grupo de beneficiarios a su salida del IGVS.

MÁS CASOS. Además del papeleo, una de las preocupaciones de los beneficiarios tiene que ver con los "desperfectos" que se han encontrado en las viviendas. Esto obligará a la comunidad a dar parte a la Xunta que, a su vez, deberá reclamar la reparación a la empresa constructora, que empezó la obra en 2009 y no la remató hasta principios de este año. "Esperemos que la felicidad nos dure y que los traspiés por la demora no nos pasen factura. Hemos perdido mucho dinero por los retrasos en la entrega", denuncia Gustavo Capetillo, un joven mexicano de 36 años a cuya pareja le tocó uno de los pisos sociales. "Me otorgaron el de dos habitaciones, pero ahora somos más en la familia", dice mientras vigila a su recién nacido en la sede autonómica.

Una visión más optimista mostró Sandra González, madre de dos niños que vive en Monte Porreiro y una de las seis adjudicatarias de los seis pisos adaptados de la promoción inmobiliaria. "El piso nos ha venido bien porque tengo una niña con problemas. No nos lo creemos. Económicamente íbamos tirando. Ahora vivíamos al día. Esto nos dará un respiro", confiesa.

LA COMPRA. El acelerón administrativo que ha dado la Xunta en la entrega de los apartamentos tendrá otros tiempos para las 20 familias que han optado por la compra de los mismos. "Nos dijeron que podríamos entrar al piso en enero. Aún tenemos mucho papeleo que arreglar", apunta Mónica Cisnero, una de las vecinas que no podrá ocupar su nuevo hogar hasta cerrar cuestiones como la escritura y la negociación de la hipoteca con los bancos.

Los apartamentos cuentan con cocina amueblada, un amplio trastero y una plaza de garaje para cada adjudicatario, que no podrá hacer ninguna obra de mejora sin el permiso de la Xunta.

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