El albariño de este año 2015 huele a récord

El tiempo primaveral y la ausencia de lluvias han favorecido la floración y el desarrollo de la uva
Alberto Barral, ayer, en los viñedos de Condes de Albarei.
photo_camera Alberto Barral, ayer, en los viñedos de Condes de Albarei.

El buen tiempo y la ausencia de lluvias con la que está a punto de despedirse la primavera de este año prometen dar lugar a una de las mejores cosechas de albariño de los últimos años.

La floración de las viñas está siendo óptima y el cuajado (porcentaje de flor que se convierte en uva) es elevado, por lo que los expertos ya dan por sentado que la próxima vendimia superará de lejos las cantidades de 2014, año en el que fueron recolectadas 24,1 toneladas.

Como mínimo, los técnicos de campo que trabajan en las bodegas de las Rías Baixas confían en llegar a los 34 millones de kilos de uva vendimiada en 2013 y quizás aproximarse a los 42 millones de kilos de 2011, el récord histórico de la Denominación de Orixe.

Lo que falta por saber es en qué condiciones pues, si el volumen depende de lo que ocurre en la fase de floración, la calidad y el perfil de los caldos se definen más tarde, en la época de maduración. Por norma general, este último proceso tiene lugar entre finales de julio y septiembre, por lo que no queda otro remedio que esperar a ver el tiempo que hará en esas fechas para conocer la graduación alcohólica o la acidez de los vinos de esta cosecha.

Hasta entonces, la valoración que hacen el grueso de los expertos del sector es muy optimista, sobre todo gracias a las condiciones meteorológicas y particularmente al tiempo seco, que ha permitido un desarrollo óptimo de las vides.

RECETAS DE ÉXITO. El técnico de campo y responsable de viticultura de Condes de Albarei, Alberto Barral, no se aventura a dar cifras, pero es de los que creen que esta recolecta será abundante, aun cuando «haya problemas con la lluvia o enfermedades». «Dichas circunstancias pueden afectar a algunas parcelas, pero a nivel general creo que vamos a hablar de una cosecha elevada, porque el tiempo ha acompañado en la floración y el índice de cuajado es muy bueno».

Para que la abundancia se traduzca ahora en una uva de calidad, Alberto espera que este verano venga acompañado de algo de chubascos y tiempo estable. Preferiblemente, demanda «que en junio y julio llueva un poco y que en agosto y septiembre haga un tiempo seco sin llegar a ser muy caluroso. Sería lo ideal».

Marta Castro, enóloga y técnico de campo de Lagar de Pintos confirma los buenos pronósticos, guiada por «unas trazas que son muy buenas»: «Aparte de la floración y el cuajado, la hoja está muy sana y los racimos van adelante, por lo que todo hace presagiar que en 2015 el volumen de la cosecha será más alto que el de otros años», explica.

Su receta para traducir esas cantidades en una añada de categoría pasa por evitar «las bajadas estrepitosas de temperatura» y lograr un valor medio de entre 24 y 28 grados «para poder evitar las enfermedades» de turno.

El director de viticultura de bodegas Martín Códax, Miguel Tubío, también es partidario de que las condiciones sean las propias de un verano generoso, pues recuerda que la viña es un «cultivo de secano».

Además, dice que la regla de tres no falla: si el tiempo es seco, la uva será menos ácida y tendrá más graduación de alcohol, de entre 12,5 y 13 grados. En cambio, si el verano es lluvioso y frío, la vendimia se realizará más tarde (a partir de la segunda quincena de septiembre) y la uva será un poco más ácida y tendrá una graduación más baja, de entre 12 y 12,5 grados de alcohol.

Otra de las condiciones que se ven marcadas por la meteorología es el uso de productos fitosanitarios. Cuando el verano tiene tintes de invierno, hay que utilizar más tratamientos (una medida de doce). Por el contrario, el ambiente seco requiere de bastantes menos intervenciones, «algo favorable a nivel económico y medioambiental».

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