La guerra de Siria relanza la solidaridad en la provincia de Pontevedra

El número de socios y donantes activos de Acnur en la provincia casi se ha cuadruplicado desde el inicio del conflicto hace cinco años. "La foto de Aylan marcó un antes y un después, pero nos estamos insensibilizando", dice Esther Menduiña, empleada de la agencia de la ONU
La joven Esther Menduiña trabaja como captadora de Acnur en Barcelona tras hacerlo antes en Pontevedra
photo_camera La joven Esther Menduiña trabaja como captadora de Acnur en Barcelona tras hacerlo antes en Pontevedra

Esther Menduiña Gallego se hizo socia de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados, hace cinco años. "Lo hice justo cuando estalló la guerra en Siria", comenta esta joven arquitecta de Poio, que trabaja como captadora de socios para este organismo internacional en Barcelona. Con anterioridad lo hizo en Pontevedra, en donde estuvo cuatro meses recorriendo las calles y removiendo conciencias en busca de apoyos económicos para la causa de los refugiados. Lo logró. "Fue una experiencia enriquecedora. En la ciudad de Pontevedra he visto personas en paro echando un cable para ayudar a estas personas", explica.

La vocación de Esther es la cooperación, un trabajo que la llevó a cruzar el charco para realizar labores humanitarias en Colombia y Perú. En el país andino centró su tarea en los desplazados internos, es decir, en los peruanos que tuvieron que abandonar sus pueblos como consecuencia del terrorismo de Sendero Luminoso, una organización armada a la que se le atribuye el asesinato de miles de personas entre la década de los 80 y los 90 y cuyo objetivo era derrocar al Gobierno peruano.

"Gracias a este trabajo me estoy pagando mis estudios en Barcelona, un máster en Cooperación. Quiero seguir ayudando"
Esther Menduiña Gallego, captadora de socios de Acnur

La labor de Esther para Acnur es invisible, pero sin ella, la agencia de las Naciones Unidas no podría financiar sus campamentos y la ayuda que presta a los desplazados. "Hace falta muchísima ayuda", reivindica.

Según datos facilitados por el comité español de Acnur, en la provincia de Pontevedra existen en la actualidad 10.679 socios y donantes activos. Cuando comenzó la guerra en Siria, hace cinco años, había 2.900. "Desde entonces se han dado de alta y se han sumado a la causa de los refugiados 7.779 personas", comentan portavoces del organismo a este periódico.

Estas cifras ponen de manifiesto que la ayuda a los refugiados casi se ha cuadriplicado en la provincia desde que en 2011 estallase el conflicto armado en la república árabe. "La sociedad española está siendo muy generosa con los refugiados y desplazados, y en especial con la emergencia en Siria y en el Mediterráneo", señalan las mismas fuentes.

1.900 PERSONAS AL DÍA. La solidaridad de los pontevedreses y la del resto de ciudadanos del país creció de manera exponencial a raíz de una fotografía: la de Aylan Kurdi, un niño de tres años que murió ahogado mientras trataba de cruzar el mar Egeo con su familia. La instantánea, en la que se veía el cuerpo sin vida del menor en una playa turca, dio la vuelta al mundo. "La foto de Aylan marcó un antes y un después. No hay duda. Pero creo que nos hemos vuelto a insensibilizar con este tema. Miles de personas tratan de cruzar el Mediterráneo todos los días. Y todos los días mueren niños en medio del mar. No salen en las portadas de ningún periódico", reflexiona Esther.

Su compromiso con Acnur la ha llevado a desplazarse a Barcelona, una de las ciudades que impulsan iniciativas de acogida de refugiados con otras urbes europeas, para serle más útil a la agencia. "Gracias a mi trabajo como captadora de socios me estoy pagando mis estudios en Barcelona, un máster en Cooperación. Es la forma que tengo para seguir ayudando a Acnur en el futuro", subraya.

"En la ciudad de Pontevedra he visto a personas que estaban en paro echando un cable para ayudar a los refugiados"
Esther Menduiña Gallego, captadora de socios de Acnur

Las cifras del éxodo de personas que soporta el Mediterráneo sigue desbordando a los gobiernos europeos. El más afectado es el griego, en cuyas tierras desembarcan miles de migrantes. Según datos del Ministerio griego de Políticas Migratorias recogidos por Acnur, hasta el pasado 13 de marzo se contabilizaron en Grecia 44.035 refugiados: 8.904 estaban en las islas y 35.131 en la península. De ellos, unos 12.000 se encontraban en Idomeni, cerca de la frontera entre Grecia y Macedonia.

En lo que va de año, a Grecia han llegado 143.205 personas, es decir, más de 1.900 al día. "El hecho de que en España no haya un nuevo Gobierno dificulta las labores de acogida", recuerda Esther, que sostiene que el Estado español debería abrir sus fronteras a más refugiados de los acordados en Bruselas: algo más de 17.000.

LA BANDERA DE UE. La experiencia de Esther con Acnur se produce en una semana en la que la crisis de los refugiados ha vivido un nuevo y polémico episodio: el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para expulsar a este país a los migrantes que lleguen a las islas griegas desde ya mismo.

Las negociaciones entre la UE y el Gobierno turco, que se formalizaron este viernes, provocaron el rechazo de numerosos ayuntamientos. El de Pontevedra fue el primero de Galicia en arriar la bandera comunitaria del balcón del Concello en señal de protesta por el inminente acuerdo.

El gesto, que fue simbólico, ya que la insignia de la Unión Europea no es obligatoria en los consistorios, provocó un nuevo enfrentamiento político en la capital de las Rías Baixas. BNG y Marea irritaron con este acto a PP, PSOE y Ciudadanos. Curiosamente, estas dos últimas formaciones estaban en contra de la decisión de deportar refugiados a suelo turco y así lo hicieron constar en la concentración que esta semana se convocó en la ciudad contra estas políticas.

La arriada de la bandera en Pontevedra fue seguida por otros concellos gallegos, como el de Ponte Caldelas o A Coruña.