Pintaba mal. Las sardinas estaban en la mañana de este martes disparadas de precio y las nubes amenazaban con lluvia. Pero hubo suerte. El tiempo respetó el encendido de las hogueras y el fuego purificador iluminó la ciudad con unas 150 candelas cargadas de fiesta, comida y bebida.
El Rexistro do Concello aceptó hasta última hora las inscripciones de los vecinos para poner en marcha las hogueras y las parroquias de Campañó y Salcedo fueron las que más permisos concentraron para la fiesta.
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