La sombra de Pelopincho regresa a la Audiencia

Fernando Suárez Suárez y Juan Manuel Fabeiro, procesados por la desaparición de Pouso Rivas, responderán en Pontevedra por un delito de narcotráfico cometido pocas semanas después de la misteriosa ausencia del famoso narco ribeirense

Cuatro años después de que una treintena de personas fuesen condenadas en Pontevedra por formar parte de la red de blanqueo de capitales procedentes de las actividades ilícitas de José Luis Pouso Rivas, Pelopincho, el nombre de uno de los narcotraficantes más famosos del siglo XXI regresa a la Audiencia Provincial.

Su alargada sombra será el telón de fondo de un juicio por tráfico de drogas que sentará en el banquillo a parte de una organización criminal cuyos presuntos cabecillas mantenían negocios con él y que están siendo investigados por su desaparición y la del pontevedrés Bernardo Amil, de quienes no se tienen noticias desde finales de 2010.

Fernando Suárez Suárez, O Pirata, y Juan Manuel Fabeiro Torres, vecinos de O Salnés y con antecedentes penales por distintos delitos (entre ellos narcotráfico), fueron, según los investigadores del Grupo de Respuesta contra el Crimen Organizado (Greco) con base en Pontevedra, las dos personas que acudieron a Monte Porreiro y que abandonaron el lugar en compañía de Bernardo Amil, estrecho colaborador de Pelopincho. Partieron en su vehículo hacia Padrón, donde tenía su residencia José Antonio Pouso Rivas. Desde ese día no se tienen noticias del ribeirense ni del pontevedrés.

Suárez y Fabeiro, que estarán en el Pazo de Xustiza de Rosalía de Castro los días 15 y 16 del próximo mes de septiembre, fueron detenidos e interrogados por aquellos hechos a comienzos de 2012 junto al también arousano Manuel Sineiro Fernández, Machucho. Todos ellos se acogieron a su derecho a no declarar, por lo que ni los agentes ni el fiscal Antidroga, Luis Uriarte, obtuvieron nuevos argumentos más allá de las imágenes que ubican con claridad a los dos primeros citados en las inmediaciones de la vivienda de Amil en la urbanización pontevedresa.

Pelopincho y Amil se esfumaron a finales de 2010, pocas semanas después de que perdiesen un gran alijo de hachís en las costas portuguesas. La hipótesis de los homicidios para saldar cuentas con los propietarios de la droga (una organización magrebí) siempre estuvo sobre la mesa, aunque no pocos descartaron que el pontevedrés Amil pagó los platos rotos y el ribeirense Pelopincho vive un retiro dorado en Sudamérica. Nada de ello se ha podido aclarar tras años de pesquisas.

En las mismas fechas en las que ocurría aquello, Suárez y Fabeiro continuaban trabajando en el lucrativo negocio del narcotráfico. Con contactos en O Salnés para adquirir importantes cantidades de cocaína procedentes de alijos llegados de Sudamérica, establecieron, según el fiscal Antidroga, una red de venta y transporte de droga para suministrar a al menos un importante camello afincado en la provincia de Granada.

El Greco Galicia, que seguía la pista de los procesados, estableció un operativo conjunto con la Policia Judiciária con el objetivo de cazar con las manos en la masa a los dos mencionados y al resto de sus colaboradores, incluido Antonio Heredia, el granadino que, supuestamente, iba a recibir los dos kilos de cocaína que fueron decomisados en Trofa (Portugal).

Uriarte explica en su escrito de acusación que Suárez y Fabeiro alquilaron un Seat Ibiza en la estación de Vialia, en Pontevedra, «que habría de ser utilizado para el transporte de la droga». O Pirata efectuó la transacción a nombre de otra persona pero pagó con su tarjeta.

Heredia, que se había desplazado a Pontevedra para cerrar el trato, se reunió con Suárez y Fabeiro en el domicilio del primero, en Vilanova. Allí ultimaron los detalles del viaje de la droga hasta Granada, según explica el fiscal.

El Ibiza con la droga, ocupado por María Dolores Alonso Caeiro y José Luis Oubiña Vieites (ambos condenados a ocho años de prisión por estos hechos por los tribunales lusos) fue interceptado por la Policía portuguesa tras el aviso del Greco en un área de servicio de la autopista A-3 con dos kilos de cocaína de gran pureza (72%), recién extraída de los fardos que llegaban a las Rías desde altamar. Heredia viajaba en un vehículo lanzadera varios kilómetros por delante.

Por los hechos, la Fiscalía Provincial pide para Suárez y Fabeiro sendas condenas a ocho años de prisión, además de multas de 200.000 euros, y nueve años y diez meses para Heredia, al que puede computar su reincidencia (no así a los gallegos) y añade un delito de tenencia ilícita de armas, pues en el registro de su domicilio fue hallada una escopeta Maverick Mossberg del calibre 12 en perfecto estado de funcionamiento.

El Greco piensa que los dos vilanoveses saben cuál fue el destino de Pelopincho y de Amil. Sin embargo, las opciones de obtener una respuesta parecen escasas.

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