El comedor de San Francisco extrema las medidas de seguridad para seguir abasteciendo a los usuarios

El comedor de San Francisco reparte cada tres días más de 150 envases de plástico con leche, yogures, bocadillos y algo de fruta
photo_camera Voluntarios de Protección Civil son los encargados de llevar a cabo el reparto. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La parte posterior de la iglesia de San Francisco continúa viviendo una peregrinación de personas sin recursos. La alerta sanitaria ha provocado que las concentraciones diarias ante la pequeña puerta, aguardando el turno para entrar a comer un completo menú caliente, se hayan transformado en colas para recoger, cada lunes, miércoles y viernes, los víveres de primera necesidad que ahora entregan los voluntarios de Protección Civil. Porque los "titulares" que colaboraban con los frailes están acatando en sus domicilios la orden de confinamiento.

La agradable meteorología propicia la afluencia de demandantes de la ayuda gastronómica; nada que ver con los días de lluvia o de frío extremo. Van formando una hilera en riguroso orden de llegada y aguardan su turno. No hay altercados, porque todos saben que recibirán su lote de comida. En este "súper" nunca hay desabastecimiento, gracias a las generosas donaciones que reciben los franciscanos de particulares y empresas de la ciudad.

Siguiendo unas escrupulosas medidas de seguridad, los voluntarios van repartiendo en bandejas los táperes con leche, yogures, bocadillos, pan, algo de fruta... Las caras de gratitud son el mejor pago a su altruista labor.