Las obras menores en la zona vieja no necesitarán permiso de Patrimonio

La Dirección Xeral responde a una solicitud de información enviada por el Concello hace dos años
Crucero hubicado en la plaza de las Cinco Calles
photo_camera Crucero hubicado en la plaza de las Cinco Calles

Los vecinos del centro histórico y los que residen en las inmediaciones de bienes protegidos cuentan desde ya con algo más de margen para poner a punto sus viviendas y propiedades. La Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia acaba de contestar al Concello sobre una solicitud de información presentada en 2014 y la principal conclusión es que muchas obras menores quedan exentas de la autorización patrimonial.

Hasta ahora, la mecánica era la de someter todas las actuaciones a criterio del departamento autonómico, desde reformas integrales a operaciones cotidianas, como podían ser el cambio de loza o la sustitución de ventanas. Esto no solo suponía una importante demora para los particulares a la hora de obtener licencia, sino que colapsaba los servicios municipales y la propia área de Patrimonio con acciones de carácter liviano. El cambio de criterio, del que dio este martes cuenta la concejala de Urbanismo, Carme da Silva, afecta a un buen número de pontevedreses, pues cabe recordar que todo el centro histórico está reconocido como Ben de Interese Cultural, junto a al santuario de A Peregrina, Santa María, San Francisco, el Museo y las ruinas de San Domingos. La única área que era objeto de un BIC y ha quedado en stand by es la de Santa Clara, cuyo ámbito de afección no acabó de convencer al Concello por considerarlo excesivo. En la urbe hay 71 elementos catalogados y en el rural otros 88, entre los que destacan los cruceros (todos ellos declarados BIC).

ENTORNO. Las actuaciones que se lleven a cabo en el entorno de las zonas protegidas y que se produzcan en el interior de edificios o locales que carezcan de valor cultural quedan totalmente libres de la autorización de Patrimonio, que deja vía libre para realizar pintado de interiores, cambio de pavimentos o renovación de mobiliario de baños y cocinas.

Por el contrario, todas las intervenciones que supongan alguna manifestación hacia el exterior seguirán necesitando permiso, así como las nuevas construcciones y todas las acciones que afecten al suelo o el subsuelo, «pola potencialidade arqueolóxica nestes ámbitos». De igual modo, todas las actuaciones que se lleven a cabo sobre los propios bienes protegidos siempre necesitarán autorización previa de Patrimonio, «calquera que sexa o seu alcance e independentemente do seu nivel de protección». Las únicas operaciones exentas son las de mero mantenimiento.

ZONA DE PROTECCIÓN. Otra de las cuestiones sobre las que Patrimonio arroja luz atañe a los límites de protección, ya que hasta la fecha solo están delimitados los BIC del centro histórico y el del santuario de A Peregrina. Da Silva destacó, en este sentido, que uno de los cambios más ‘ventajosos’ es que el margen de cautela arqueológica pasa de 200 a 50 metros en los suelos urbanos o de núcleo rural, algo que tildó de positivo pues reduce ampliamente las zonas afectadas.

En el resto de los casos, existe una franja de protección de 20 metros para elementos singulares del patrimonio etnológico (como cruceiros, hórreos o petos de ánimas), 30 metros para vías culturales, 50 para bienes integrantes de la arquitectura tradicional, 100 para patrimonio arquitectónico y 200 para bienes integrantes del patrimonio arqueológico.

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