Las operarias de Pontesa, indignadas ante la ‘'desaparición'’ de su dinero

Pierden el juicio en el que reclamaban las cantidades adeudas por la empresa, «uns 50.000 euros por cabeza». Se ven abocadas a presentar un recurso, pero no ven «solución»
Afectadas en una reunión celebrada hace dos días en el multiusos de Arcade
photo_camera Afectadas en una reunión celebrada hace dos días en el multiusos de Arcade

Justo cuando esperaban poner punto y final a sus históricas reivindicaciones, las extrabajadoras de la antigua fábrica de cerámica de Ponte Sampaio, Pontesa, se han topado con un nuevo revés que les ha llevado a poner el grito en el cielo. La desesperación y la indignación se han adueñado de ellas, tras ver cómo se esfuma uno de sus últimos recursos para recuperar el dinero que les adeuda la compañía, «uns 50.000 euros por cabeza».

El «malestar» se debe a que el juicio en el que habían depositado sus esperanzas para cobrar las cantidades pendientes se ha resuelto con una sentencia desfavorable a sus intereses. El juez ha desestimado sus pretensiones y no les ha dejado otra opción que presentar un recurso judicial, algo que creen que solo servirá «para pasar follas no calendario». «Non vemos solución de ningunha maneira», explica Esther García, una de las portavoces de las afectadas.

Para todas ellas, unas 90, el shock ha sido estrepitoso, sobre todo porque los indicios apuntaban hacia otra dirección y tanto los abogados que llevan su causa como los representantes sindicales (de la CIG) les habían dicho que no cabían dudas «de que iamos gañar».

Su crispación aumenta cuando vuelven la vista atrás y recuerdan que en una de las reuniones forzadas con la patronal les llegaron a ofrecer «900.000 euros» para saldar la deuda, algo superior a los dos millones de euros. «Agora resulta que non nos deben nada e no xuízo mesmo suxeriron que eramos nós as que debíamos cartos polas cantidades cobradas», apunta la portavoz.

ERRORES. En la opinión de las operarias, el desenlace del caso está vinculado a errores de gestión por parte de los abogados y de los representantes sindicales. Según tienen entendido, el empresario titular de la empresa llegó a hacer un abono para hacer frente a las deudas, pero posteriormente «fixo un levantamento para pagar á Seguridade Social e a Facenda do que non soubo ninguén, andaban todos a durmir».

Como resultado, las operarias creen que han perdido todas las oportunidades para cobrar la deuda, en la que se incluyen las pagas extra de «muchos años», entre seis y siete nóminas completas, unos cuantos salarios parciales y una suculenta indemnización con la que quieren ver compensada su implicación en la compañía.