Lérez alerta de la "peligrosa" acumulación de agua en el vial que pasa por O Arco

Los vecinos creen necesaria la inspección de la carretera para prevenir que pueda acabar hundiéndose
Agua acumulada en la carretera de O Arco. DP
photo_camera Agua acumulada en la carretera de O Arco. DP

La acumulación de agua durante todo el año en un tramo de la carretera que une Pontevedra con Campo Lameiro ha desatado la preocupación de los vecinos. En concreto, los residentes en la parroquia temen que puedan repetirse los problemas registrados los pasados días 17 y 26 de enero en Campañó y Poio, respectivamente, donde el agua provocó el hundimiento de la calzada.

Los vecinos del lugar de O Arco advierten de que el agua que discurre "sin parar" por la carretera podría acabar minando el firme de la calzada y abrir un socavón que pudiera acabar ocasionando un accidente. Para descartar esta posibilidad reclaman una inspección que permita conocer a ciencia cierta el estado del subsuelo para, en caso de que resulte necesario, adoptar las medidas oportunas para descartar cualquier riesgo.

Además, consideran que "lo lógico" sería que las autoridades competentes analizaran el origen del problema, es decir, ver de dónde procede el agua que discurre por la calzada y que inunda la acera, una situación que está ocasionando un problema añadido y que pone en peligro la integridad física de los peatones. "Muchas personas bajan a la carretera porque con el frío la acera está muy resbaladiza. En cualquier momento puede suceder un accidente", subrayan portavoces vecinales.

CURVA PELIGROSA. Se da la circunstancia de que el lugar de O Arco fue en su día un punto negro de la red de carreteras que dependen de la Xunta de Galicia, al registrarse en una de sus curvas frecuentes accidentes con vehículos que en ocasiones acababan colisionando contra algunas viviendas. La velocidad inadecuada con la que circulaban los coches por esa zona de Lérez, unido a un firme deslizante, fueron en su día los factores que estaban detrás de los siniestros.

Los problemas se resolvieron mediante la instalación de señalización (tanto vertical como horizontal) con la limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora y el aumento de la presencia de patrullas de la Guardia Civil de Tráfico y el control de velocidad mediante radares móviles.

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