En enero fue reelegida por unanimidad decana de los jueces de Pontevedra. ¿Qué valoración hace del primer mandato y hacia dónde camina en este segundo?
Entré en el 2019 con muchísimo trabajo. En enero de 2020 se inauguró el nuevo edificio judicial. También en ese momento tuvimos el privilegio de ser la ciudad en la que el CGPJ aprobó el segundo Plan de Igualdad. Todo salió muy bien, pero poco después entró la pandemia. Fue atípico. Los jueces tuvimos que tomar las riendas de situaciones muy complejas. Tuvimos que trabajar mucho para poder coordinarnos a través de las nuevas tecnologías con los colegios de abogados y procuradores. Había servicios como los hospitales y servicios de guardia de los juzgados que seguían funcionando... Y luego tuvimos que hacer un esfuerzo para recuperar procedimientos que habían quedado atrapados por la pandemia.
¿Qué objetivos se plantea para esta nueva etapa?
Lo que tengo como reto de este segundo mandato es seguir trabajando en la terminación de todos los servicios. Recientemente tuvimos una reunión con el director xeral para retomar las obras en el antiguo edificio que de alguna manera quedaron paralizadas en algunas partes, como el servicio de guardia. Hemos retomado por fin el proyecto para la terminación del edificio. Además, se ha solicitado una sala de lactancia para los juzgados, medidas de conciliación, y otros servicios para que el ciudadano está más cómodo. Sobre todos esos servicios yo pido como decana y la Xunta dispone. Ahora sí que hay un compromiso serio para terminar las obras y creo que en breve se concluirá el acondicionamiento del edificio antiguo.
Es titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Pontevedra, especializado en violencia machista, desde el año 2015 . Por lo que ve diariamente, ¿hemos avanzado algo en la lucha contra la violencia contra la mujer?
El tema es que se han producido cambios legislativos muy importantes. El juzgado se ha especializado desde su creación en el 2010, yo entré en 2015. Yo sí que veo muchas más denuncias, no significa que antes no hubiera esa violencia, sino que ahora se denuncia más. Y si tengo que destacar algo positivo diré que hay mucha concienciación de la ciudadanía, en el sentido de que hay muchos testigos, gente ajena a la mujer maltratada o a su entorno que se atreve a denunciar, a llamar a la Policía, para que se inicie el procedimiento. Y luego ha habido un cambio legislativo esencial, que se ha llevado a cabo en el 2021 que es la reforma de la dispensa de no declarar, que es el derecho de no declarar contra nuestra esposa o esposo o parientes más cercanos. Antes, cuando una mujer presentaba una denuncia había un patrón muy habitual desgraciadamente, que era que ellas después retiraban la denuncia. El procedimiento se quedaba fuera y se llegaba a la absolución. Ahora en 2021 si tú denuncias y te han informado de que tienes derecho a no declarar contra tu pareja y no lo has ejercido lo pierdes. Es decir, que luego no puedes decir, "no, es que ahora ya nos hemos arreglado". Es una manera de evitar situaciones que se producían antes por ese ciclo propio de la violencia de género, que a veces por miedo o por coacción... muchos procedimientos quedaban sin castigo. Eso ha sido un cambio esencial aunque algunas víctimas no lo entienden.
Aunque ya sabemos que no existe un perfil de víctima, ¿estamos ante una disminución en la edad?
Llevo nueve años y he visto de todo. La violencia de genero es transversal, no entiende de nacionalidad, religión, estatus social ni edad. Es decir, hay víctimas mayores y jóvenes. Las muy jóvenes me llaman poderosamente la atención, porque son mujeres que han vivido en una época en la que se informa de la violencia de género. Parece increíble que se produzcan esas situaciones de violencia reiterada. Y se producen. No se puede hacer un perfil aunque es cierto que a veces nos encontramos víctimas con distintos agresores y agresores con distintas víctimas. Eso sí que lo podemos ver al ser un juzgado provincial.
No se puede hacer un perfil aunque es cierto que a veces nos encontramos víctimas con distintos agresores y agresores con distintas víctimas
¿De qué manera ha cambiado la forma de ejercer la violencia?
Lo que ha cambiado más y ha evolucionado más son los delitos a través de las nuevas tecnologías, por ejemplo, en los delitos de quebrantamiento de órdenes de alejamiento. Ahora se ha generalizado tanto el uso de las tecnologías que también se utilizan para quebrantar medidas de protección y para situaciones de acoso, de vigilancia, para utilizar perfiles falsos para saber de la vida de la víctima... Esto ya existía hace diez años, es verdad, pero no era tan acusado.
¿Y la violencia vicaria? ¿Es más visible hoy o es que se produce más que antes?
Siempre la ha habido, bien sea vicaria directa, en la que las víctimas son las hijas e hijos de la víctima primaria, bien de forma indirecta. La violencia en el entorno de la mujer es siempre víctima de la situación que vive.
¿Cuál considera que es nuestra asignatura pendiente en la lucha contra la violencia de género?
Es un tema tan complejo que si alguno de nosotros tuviera la solución ya se estaría aplicando, Creo que es un compendio de prevención, de publicidad, de educación, de compromiso legislativo, de la punición de las conductas como se está haciendo ahora. Hay muchos mecanismos de protección, hay más concienciación, las fuerzas de seguridad del estado, los jueces, fiscales... Todos nos hemos especializado. Todos tenemos conocimiento en violencia de género. No tengo una respuesta clara porque no la hay. Estamos en el camino, tenemos que seguir trabajando y no decaer. A veces decaes porque cuando estás trabajando en ello y ves a mujeres que reinciden en los mismos comportamientos y que no se dejan ayudar es un poco frustrante, pero hay que entenderlas y trabajar mucho a través de la psicología, del trabajo social y los servicios sociales y de la concienciación de la sociedad, para que todos estemos atentos y no se sientan solas.
Se está trabajando en distintas áreas que nos van a ayudar para que cada vez haya más medios y que haya más confianza en el sistema y para que las mujeres se sientan más arropadas y los procesos sean más rápidos.
¿Qué herramientas echa en falta o se están poniendo en marcha?
Nosotros estamos potenciando las oficinas de atención a las víctimas. Se va a crear, de hecho, una segunda sala Gesell en los juzgados de Pontevedra, que son entornos amables en los que se hacen las exploraciones de menores, y se preconstituyen las pruebas. En Pontevedra tenemos una. Estamos trabajando en todo eso, para que las oficinas de atención a las víctimas funcionen, hagan tareas de seguimiento de las víctimas. Se está trabajando en distintas áreas que nos van a ayudar para que cada vez haya más medios y que haya más confianza en el sistema y para que las mujeres se sientan más arropadas y los procesos sean más rápidos.
Hace unos días protagonizó un coloquio organizado por el Centro de Información á Muller y la Concellería de Igualdade sobre la Ley del Sólo sí es sí, Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, aprobada en agosto de 2022, en el que trató de poner algo de luz sobre una norma que ha llegado con polémica por la reducción de penas.
Sí, esta Ley supone un cambio de paradigma respecto de la anterior regulación del Código Penal. Ha habido un movimiento social que establecía la diferencia entre violación y el abuso sexual, que se usaba para aquellos casos en los que había violencia sexual con intimidación. Y ahora se pone en el centro el consentimiento. En el coloquio lo que hice fue ver dónde estábamos, dónde estamos, las diferencias entre la primera norma, la actual y la reforma que se está poniendo en marcha. Expliqué por qué se redujeron algunas penas haciendo una comparativa entre una Ley y otra. Esta es una legislación muy sensible que ha sido reformada muchas veces. En Europa hay modelos de todo tipo, yo no diré cuál me parece el mejor. Nosotros estábamos en un sistema y hemos hecho la evolución hacia el otro. Antes se centraba en que la agresión sexual se comete cuando se produce violencia o intimidación. Los países de corte anglosajón y los nórdicos tienen otro sistema distinto, en el que el consentimiento pasa al primer plano, que es el modelo que tenemos ahora en el que hay que manifestar de manera expresa el consentimiento, lo que llamamos el sólo sí es sí.
Desde su entrada en vigor se han revisado condenas y reducido penas en 721 casos, según datos oficiales y hasta el 1 de marzo. ¿Por qué ha ocurre esto?
Los cambios que han sobresaltado a la sociedad se ven observando la regulación de antes y la de ahora, los tramos de condenas que llevan asociados a cada delito. La Fiscalía dijo que había que estudiar caso por caso. La reducción de penas no depende del tribunal sino de la pena que se imponga. Hay que tener en cuenta que se van a revisar más condenas hasta que entre en vigor la reforma y se establezcan unos límites de penas diferentes. Creo que ha habido mucho ruido y poca explicación.
En su intervención puso el acento en otros aspectos de la ley de los que apenas se ha hablado.
Sí. La Ley ahora protege a las víctimas de violencia sexual como víctimas de violencia de género. Se refiere tanto a hombres, mujeres, menores... y se protege con estos dispositivos de vigilancia. Incluso en los casos de sobreseimiento pueden establecerse medidas de protección policial y ponerles un dispositivo de vigilancia. Hay un estatuto parecido de la víctima de violencia sexual a la víctima de violencia de género. Y permite proteger a la víctima vulnerable incluso cuando ella no quiere. El proceso cíclico de una víctima de violencia de género hace que muchas veces ellas mismas sean sus peores enemigas y no busquen la ayuda y nosotros tenemos que estar primero entendiéndolas y segundo asistiéndolas.
La nueva Ley permite proteger a la víctima incluso cuando ella no quiere
¿Qué supone la reparación integral de la víctima que incluye la Ley?
Cuando te roban un bolso te lo devuelven, te lo reparan, si te rompen el coche te lo arreglan... La reparación que establece la nueva Ley es amplísima; otra cosa es el Orzamento. Lo que dice de la reparación a las víctimas es que debemos reparar más allá de los tres factores que es para toda víctima de cualquier delito. No solo el daño físico y psicológico, la pérdida de oportunidades, los daños materiales, la pérdida de ingresos, incluido el lucro cesante, también el daño social entendido como el daño al proyecto de vida. Esto lo dice la Ley y nadie lo dice. Incluye el tratamiento terapéutico social cuando se atenta a la salud sexual y reproductiva. Eso es también en el caso en que las condiciones en las que tú has consentido no son las condiciones en las que se practica el sexo. Eso también lo prevé la ley. Además dice que el Estado llegará a aquellas medidas necesarias para su completa recuperación física, psíquica, social, acciones de reparación simbólica, es decir desagravio, y las garantías de no repetición, protección. Eso todo también lo dice la nueva Ley.