Albert Monteys: "La libertad de expresión no debería tener límites"

Dice que, 20 años después, ha dejado el humor sobre la actualidad. "Por agotamiento". Pero Albert Monteys se muestra igual de contundente en su defensa de las libertades individuales y de crítico con el poder establecido que siempre. "Tenemos unos jueces muy cortos de miras". El dibujante catalán acaba de pasar por Pontevedra para impartir una master class en la escuela O Garaxe Hermético y para presentar sus últimos títulos, ¡Universo! y El show de Albert Monteys, en la Libraría Paz

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photo_camera El dibujante catalán Albert Monteys con sus álbumes en la Libraría Paz. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Fue director de El Jueves entre 2006 y 2011, y como dibujante de esa revista satírica dimitió en junio de 2014 (junto a otras firmas históricas como Manel Fontdevila, Paco Alcázar, Manuel Bartual o Bernardo Vergara) cuando la empresa editora, RBA, censuró una portada dedicada a la familia real y les comunicó que no aparecería más en la primera de la publicación. Albert Monteys (Barcelona, 1971) montó entonces con sus colegas la revista digital Orgullo y satisfacción, que funcionó entre 2014 y 2017. El dibujante catalán, uno de los más importantes de su generación en España, acaba de pasar por Pontevedra.

Así que su vida es un show.
Sí, algo así. No sé si te suena el humorista estadounidense Louis C.K., que utiliza su propia vida como material para su trabajo. Pues eso. Yo ya hacía tiempo que me dibujaba a mí mismo en historietas opinando de cosas. Así que he seguido con eso, contando mi vida, pero añadiendo un 30% de ficción y de locura.

¡Universo! es algo completamente diferente: historias de ciencia ficción que nacieron para un proyecto digital y que ahora se publican en papel.
Exactamente. No sabía si alguna vez llegarían al papel o no, porque estaban pensadas para la pantalla. Asteberri se ofreció a publicarlas y ha sido fantástico porque les ha dado una nueva vida. Y a diferencia de otros tebeos míos, con un humor muy directo, este es más naturalista. No deja de ser satírico, pero es de una comicidad menos evidente.

¿Aquí no está el Monteys crítico, más político y social?
Sí, sí que está. De hecho, yo creo que la ciencia ficción es otra manera del hablar del mundo en el que vivimos, sólo que con el humor lo deformas por el lado de lo grotesco y con la ciencia ficción lo deformas proyectándolo hacia el futuro.

¿Es un autor que se autocensura?
A ver, todos los autores practicamos una cierta autocensura en el sentido de que hay chistes que no haríamos porque no nos parecen divertidos o porque no es nuestro tono o por lo que sea. Otra cosa es que te autocensures porque creas que hay otros que se pueden ofender o enfadar por tu trabajo. Esa es la autocensura mala, la que no tendríamos que tener. En general, diría que no tengo ese problema. Que haya decidido abandonar el humor de actualidad no ha sido tanto por autocensura como por agotamiento. Llevaba 20 años con el tema. Quiero descansar un tiempo.

Que nadie busque al rey en estos álbumes.
No. Ni al rey ni a Rajoy, que creo que es un tema que tengo agotadísimo. Todo lo que tenía que decir sobre este asunto lo he dicho. A partir de ahora, lo que pueda añadir será en solidaridad con la gente a la que están persiguiendo por ejercer su libertad de expresión.

Dice que hay chistes que no haría. ¿Sobre qué temas? ¿Sobre Mahoma? ¿Sobre La Manada?
No, no me refiero tanto a chistes que no haría porque creo que alguien me atacaría o se ofendería, como a chistes que no haría porque son temas que no me parecen divertidos o porque no sabría encontrarles el tono. Yo qué sé... Un chiste sobre cáncer. Me parece bien que existan, pero yo no sabría cómo tocar el tema de una forma justificada y graciosa. Aquí es importante aclarar que el hecho de que que diga que hay chistes que no haría no significa que no me parezca bien que no los hagan otros.

"La cárcel es un límite real, legal, para el humor. Pero no moral ni ético. Se pueden hacer chistes absolutamente de todo. De hecho, se hacen.  Sólo que a puerta cerrada"

¿En general diría entonces que se pueden hacer chistes de todo?
Yo sí. Creo que se puede hacer humor absolutamente de todo. Los límites a la libertad de expresión sólo los pone un juez y, en este momento, tenemos unos jueces muy cortos de miras. Pero, en realidad, que alguien te pueda meter en la cárcel por hacer un chiste es un límite real, legal, pero no moral ni ético. De hecho, no es que yo diga que todos los chistes del mundo se puedan hacer, es que se hacen, sólo que a puerta cerrada. El humor es una manera de ver el mundo. No es un insulto, no es una crueldad, es una manera de desdramatizar la vida. 

¿Pasa la libertad de expresión por un momento crítico en España?
Yo diría que pasa por su peor momento desde que trabajo en humor gráfico. Mira, en El Jueves tuvimos un juicio en 2007 por aquella portada en la que se veía al entonces príncipe Felipe y a su mujer practicando sexo. Nunca llegó a pasársenos por la cabeza que aquello fuese a ser peligroso para nosotros. Pensábamos que era injusto que se nos juzgara, pero nunca temimos por nuestra libertad. Hoy, en cambio, lo viviríamos con auténtico miedo. Porque ir a la cárcel por estas cosas es muy posible. En once años las cosas han cambiado muchísimo en este sentido. Parece que está en marcha una campaña para que la gente a base de castigos ejemplares acabe conteniéndose.

Así que, como los chistes, la libertad de expresión no debería tener límites.
Mi opinión es que no debería tener límites, especialmente en el humor, que es mi terreno. El humor es ficción y, por lo tanto, no debería tener límites. Los únicos ‘límites’ en este sentido podrían estar relacionados, por ejemplo, con mentir, pero en el ámbito de la información. No afecta a todo lo demás. En la opinión, la libertad debería ser absoluta. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a oír cosas que no nos gustan, opiniones que no son las nuestras, no las admitimos. 

"Debería estar permitido expresar opiniones racistas o machistas. Yo creo que sí. A lo que habría que aspirar es a vivir en un mundo capaz de rechazarlas contundentemente. Sin más"

¿Se ha impuesto lo politicamente correcto?
Y como lo politicamente correcto cada vez abarca más cosas, al final no se podrá decir nada. Si te digo la verdad, me resisto bastante a utilizar esa expresión, la de politicamente correcto, porque, de alguna manera, se la ha apropiado la derecha. Por ejemplo, en el uso del humor contra Mahoma. Ahí sí que defiende la incorrección política, pero porque le interesa el discurso que subyace, el que considera preocupante la presencia de los musulmanes en Occidente. Pero la libertad de expresión o la reivindicación del laicismo no debería manipularse de esa manera. Ellos pueden hacerlo, por supuesto, lo hacen, de hecho, forma parte de su libertad, pero dentro de la mía entra mi derecho a molestarme.

Se podría argumentar contra la libertad de expresión, el peligro que conlleva la difusión de discursos de odio, racistas, machistas... ¿Deberían permitirse porque son opinión?
Sí, yo particularmente creo que deberían permitirse. A lo que debemos aspirar es a vivir en un mundo capaz de rechazar esas opiniones contundentemente. Sin más.

"El mundo del cómic sufre una anemia crónica", ha dicho alguna vez.
Sí, lo he dicho. Ser un sector tan pequeño es un inconveniente y una virtud. Nos da una cierta libertad, pero no tenemos muchos lectores. Ahora, con autores como Paco Roca, está empezando a sacar la nariz. Pero faltan lectores. En general, pero en el cómic más. La diferencia entre las tiradas que se lanzan aquí y en Francia es brutal.

¿Y qué futuro tienen las revistas satíricas?
Para mí, se están acabando. Seguramente están condenadas a desaparecer. Porque en Twitter se generan los chistes sobre cualquier tema a los tres segundos de haber sucedido. Es muy difícil competir con memes generándose a la velocidad de la luz.

¿Se arrepintió alguna vez de haber dimitido como dibujante de El Jueves? ¿No forma parte del talento del humorista saber lidiar con la censura de su tiempo y colársela al poder establecido? Lo hacía Berlanga durante el franquismo.
¿Sabes qué pasa? Que nosotros no dimitimos exactamente porque se censurase la portada sobre la familia real, que también, pero lo más importante fue que la editora nos pedía que mintiésemos a los lectores. No podíamos explicarle que estábamos en una publicación en la que no se podía dibujar esto, eso y aquello. Ese fue el punto de inflexión. Más que que se nos prohibieran cosas. Bajo censura se te ocurren ideas maravillosas, es cierto, pero no es una situación ideal. La situación ideal es trabajar en total libertad. Creo que ninguno de los que nos fuimos nos arrepentimos, incluso estando como estamos peor economicamente y con la vida mucho más complicada. Por lo menos lo que hacemos es honesto. No estamos engañando a nadie. Cuando tú ves una película de Berlanga, sabes en qué contexto se realizó. El lector de El Jueves no lo iba a saber. Esa es la diferencia.

¿Y cómo ha sido esto de llevar al papel un proyecto digital? ¿No era que el papel estaba muerto?
Yo creo que no. Y lo ha demostrado ¡Universo!, que ha agotado la tirada en un mes. El digital y el papel pueden convivir perfectamente. En el mundo del cómic, además, hay un gran fetichismo: los lectores necesitan tenerlo en las manos. Y así como la música o el cine se han trasladado muy correctamente al formato digital, en el caso del cómic no tanto. El papel y el digital convivirán.

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