
Sólo 37.289 vecinos y vecinas de Pontevedra, de los 66.613 con derecho a voto, dictaron este domingo la sentencia electoral para los próximos cuatro años en el Concello. Con los resultados en la mano, Miguel Anxo Fernández Lores seguirá siendo alcalde hasta 2027, acercándose así a los 28 años con el bastón municipal de mando en sus manos. Esta vez, al igual que ocurrió en todas las anteriores, necesitará el apoyo de la izquierda para gobernar, bien integrando en su equipo al PSOE o bien pactando con esta formación su apoyo en los plenos. Sus 9 concejales le permiten dirigir de nuevo las negociaciones con un equipo socialista que contará ahora con 5 concejales.
Pero esta vez el PP de Rafa Domínguez le ha dado la vuelta al marcador y sale de estas elecciones como el aspirante más votado con 16.096 apoyos en las urnas, 3.096 más que el BNG, y 3.656 por encima de los alcanzados por el PP en 2019. Sentará en el Pleno a 11 concejales, a solo dos de la mayoría absoluta que le convertiría en alcalde. En dos comicios, Domínguez suma tres concejales más para los populares.

El tercero en discordia, el socialista Iván Puentes, también logró defender el fuerte del PSOE en el Concello. Amplía de 4 a 5 los concejales obtenidos por su predecesor, Tino Fernández, en 2019 y su resultado le permite negociar su entrada en el futuro gobierno con mayores garantías.
En esencia, el escrutinio de este domingo en Pontevedra debía dar respuesta a cuatro preguntas básicas. La primera, si al final fuera verdad que la última campaña electoral convirtió al modelo de ciudad y al agotamiento del alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, en una especie de plebiscito local, era saber si el veterano político nacionalista podría seguir al timón pontevedrés los próximos cuatro años. Y básicamente Pontevedra ha dicho que sí.
Partía Lores de haber conseguido 16.500 votos en 2019, es decir, casi 40 de cada 100 personas que acudieron a las urnas hace cuatro años optaron por aceptar su propuesta. Este domingo, 13.000 pontevedreses se acercaron a sus colegios electorales para depositar una papeleta de apoyo al BNG. Fueron 31,37 de cada cien personas que decidieron ejercer su derecho al voto en la urna los que le concedieron otra prórroga a Lores para que capitanee el barco del modelo de ciudad los próximos cuatro años, pero 3.500 votos menos.
El resultado está lejos de una mayoría absoluta, pero también es cierto que el Bloque Nacionalista Galego jamás la ha tenido en Pontevedra. Ahora queda por despejar la incógnita de si el séptimo mandato de Lores será una nueva coalición de gobierno con el Partido Socialista o un gobierno en minoría. Y todo parece indicar que los socialistas formarán parte de la Junta Local de gobierno, como sucedió durante los últimos cuatro años. Los nueve concejales de Lores son el peor resultado del BNG desde 2007.
La segunda gran incógnita era conocer si el ganador de estas elecciones sería el Partido Popular o el Bloque Nacionalista Galego. Consciente de que una mayoría absoluta es una meta difícil de alcanzar, partiendo del resultado de 2019 (nueve concejales conseguidos con 12.400 votos, que suponían un 30% de apoyo en las urnas), Rafa Domínguez, el candidato de la derecha, había conjurado su campaña a lograr al menos un voto más que Lores.
Los vecinos y las vecinas de la Boa Vila le han concedido el deseo. El veredicto ciudadano deja el Partido Popular con 16.096 votos y con el Bloque Nacionalista a más de 3.000 votos. Lejos aún de la ansiada mayoría absoluta que le abriría a Domínguez la puerta de la alcaldía, pero con un escenario que lo convierte en un serio aspirante al relevo en un Concello que acabará siendo gobernado durante tres décadas por el nacionalismo.
La tercera pregunta a contestar por las urnas era si el cambio de candidato en el PSOE había sido una buena decisión. Nunca se sabrá el resultado de unas municipales de 2023 con Tino Fernández al frente del cartel electoral. Pero sí se conoce que Iván Puentes ha conseguido mejorar los resultados de hace cuatro años, y con una ola política nacional no excesivamente proclive para los socialistas. Puentes debía superar los 5.797 votos conseguidos en 2019, un 13,98%, del cómputo general en las últimas municipales. Y al final los votantes dejaron al PSOE con 7.340 votos, un 17,71% del total contabilizado en las urnas.

El equipo de Puentes deberá decidir ahora cómo se sienta en la mesa de negociación con Miguel Anxo Fernández Lores y qué reparto de poder deciden entre las dos fuerzas políticas. Podría decirse que Puentes empieza desde ya mismo su verdadero intento de convertirse en alcalde dentro de cuatro años.
Y ese objetivo marcará la relación de los dos socios de gobierno durante todo el mandato.
La última duda de este domingo era saber si alguna de las seis formaciones que concurrían a estos comicios al margen de las tres grandes fuerzas políticas lograba superar el umbral del 5% de los votos emitidos para colarse en el Concello con la esperanza de ser llave para la formación de un futuro gobierno municipal.
Ninguno alcanzó el objetivo, y el que más cerca se quedó fue Manuel Torres, candidato de Vox, con 1.455 votos, a sólo 641 de los que le hubieran sellado un pasaporte para votar en el pleno constituyente, previsto para el próximo día 12 de junio.