Los fogones que no se apagan

COMIDA A DOMICILIO ▶Obligados por la irrupción del coronavirus, algunos de los locales de restauración de la ciudad han optado por mantener los fogones encendidos para capear el temporal. Comida mexicana, pizza italiana o guisos como hechos en casa siguen preparándose todos los días en las cocinas para entregar a domicilio
Uno de los establecimientos de Pontevedra que cuenta con servicio de comida a domicilio. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Uno de los establecimientos de Pontevedra que cuenta con servicio de comida a domicilio. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

"No tenemos otra cosa que hacer", resume Gerardo Lima cuando le preguntan los motivos por los que continúa a los fogones de su restaurante mexicano, la Taquería Sonora (calle José Casal). Como él, otros propietarios de restaurantes han optado por seguir a los fogones en plena crisis del coronavirus para continuar atendiendo a sus clientes e ingresar algo. Con una plantilla reducida y muchas más precauciones, continúan al frente de sus negocios.

"Durante la semana está todo muy apagado, pero entre el jueves y el domingo hay más pedidos", cuenta Lima, que no niega el impacto económico que la pandemia tendrá en los negocios de la hostelería. Aun así, evita quejarse "porque no sirve de nada". Como él, la italiana Perla Barone, dueña de las pizzerías Dolce Vita, y Ana Guisasola, al frente de Las Brasas Cáncamo, en Campañó, mantienen estos días la actividad para que sus platos lleguen a la población confinada que lo solicite.


CARNITAS PARA LA CUARENTENA

Las carnitas son el plato más solicitado durante estos días de confinamiento, según explica Lima, que se encarga de realizar los pedidos junto a su mujer y su hija. Al resto de trabajadores ha tenido que darles vacaciones. "Al principio había algún otro local por esta zona que seguía cocinando y llevando la comida a domicilio, pero luego desistieron", cuenta Lima.

Así, la familia al frente de la Taquería Sonora se organiza para cumplir con las comandas. Unos cocinan y otros se encargan de llevar la comida a los domicilios. "Abarcamos Pontevedra y también las zonas más próximas de Poio", explica Lima, cuyo local ya ofrecía la opción de recoger la comida para llevar antes de esta crisis.

Reconoce que los pedidos no son demasiados y que el negocio ahora mismo no es rentable. "De todas formas vamos a seguir preparando platos y entregándolos en las casas. Es mejor vender algo, que no vender nada", se conforma.


PIZZAS HASTA LA PUERTA DE CASA

Dolce Vita ya contaba con el servicio a domicilio antes de la crisis del coronavirus, y representaba una parte importante del negocio. Su propietaria, Perla Barone, ha decidido mantener abierta esta parte del negocio para mantenerlo activo. "Por la semana empezamos a vender más, pero los pedidos se concentran en el fin de semana", explica uno de los empleados del establecimiento situado en la Praza da Ferrería.

Barone lamenta el momento en el que llegó la crisis del -19, cuando estaba a punto de abrir un nuevo establecimiento en la Praza de España. "Tenía a dos personas aprendiendo a hacer las masas de las pizzas para abrir un nuevo establecimiento y tuve que enviarlas a casa", cuenta con la esperanza de que todo esto pase pronto.

El parón en la actividad ha afectado a los repartos a domicilio y, aunque la gente sigue pidiendo, se nota que ahora tiene más tiempo para cocinar. "El Día del Padre sí que tuvimos bastantes pedidos", indica, "se vendieron algunos postres y se notó que era festivo", señala la italiana propietaria de los establecimientos de pizza.

Más allá del golpe económico que supone esta crisis, Barone habla también del moral, de lo raro que se le hace perder el contacto con el cliente. "Estamos cobrando todo por Internet, con tarjeta, y dejamos las pizzas en la puerta, sin hablar con el la persona a la que le hacemos la entrega, ni dar el cambio, esos pequeños detalles de contacto social se han perdido y moralmente a mí me afecta", cuenta la italiana que vive además, desde la distancia, la angustia de asistir a diario a la cifra de contagios y muertes en su país.

"Tenemos problemas por un lado y por el otro, yo tengo una hija médica en Roma que está yendo a trabajar todos los días y yo estoy aquí preocupada por el negocio, por ella... La llamo todos los días por las noches y sigue trabajando. Ella me dice que esa el la profesión que escogió , que tiene que pensar en sus pacientes...", cuenta Barone.


GUISOS Y ESTOFADOS COMO EN CASA DESDE CAMPAÑÓ

Ana Guisasola se enfrenta este momento crítico "poquito a poco, haciendo lo que puedo", pero sin incertidumbre. "Ya sabemos que hasta mayo esto va a estar parado, así que te resignas e intentas tirar con lo que puedas", explica. Es la propietaria de Las Brasas Cáncamo, un restaurante de Campañó especializado en churrasco, guisos y arroces que estos días ha explorado la opción de ofrecer comidas a domicilio.

"Los que somos autónomos o tenemos pequeños negocios lo tenemos muy difícil, por eso intento vender algo estos días para tratar de tener algún ingreso", explica Guisasola, que se ha quedado al frente de la empresa al no poder mantener a sus empleados.

"Hago arroces, guisos, estofados o churrasco y los llevo a domicilio yo misma", cuenta. Para entregarlos, ha extremado laa medidas de seguridad para evitar contagios, de modo que suele dejar los pedidos en los ascensores para no tener contacto con el cliente. Esa es la extraña normalidad que se ha instalado en Pontevedra, y en buena parte del mundo, desde que se decretó el estado de alarma.

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