Ya conocían el lugar en el que abastecerse de comida. Los jabalíes, que el año pasado habían arrasado varias plantaciones de maíz en el lugar de A Ermida-Marcón, regresaron a la despensa en dos ocasiones y acabaron causando estragos en un maizal que ocupa una superficie de 10.000 metros cuadrados. Esta vez, a diferencia de lo ocurrido con anterioridad, los animales no esperaron al crecimiento de las espigas, que los dueños del terreno utilizan para dar de comer a sus animales. Esta vez horadaron la tierra y comieron las plantas cuando éstas empezaban a asomar a la superficie.
Los afectados sospechan que el estropicio es obra de una familia de jabalíes porque en el terreno, además de los huecos abiertos con el hocico, también quedaron marcadas las huellas de grandes pezuñas y de otras más pequeñas. Los propietarios de la plantación tuvieron que sembrar el cereal en dos ocasiones. Tras arreglar el primer estropicio se vieron obligados a realizar una nueva plantación. "Lo malo es que ahora, cuando el maíz va a empezar a madurar, puede volver a ocurrir lo mismo", indica María Jesús Pazos, portavoz de los damnificados.
"Esta situación pone de manifiesto que los jabalíes no dudan un instante a la hora de atreverse a entrar en las zonas pobladas, situadas junto a la carretera", destaca la representante familiar, que comunicó lo ocurrido a la asociación de vecinos San Miguel y dio aviso a la Consellería de Medio Rural, que se comprometió a enviar a personal cualificado para comprobar el alcance de los daños.
"Da mucha rabia y ganas de echarse a llorar porque es mucho el trabajo que conlleva la siembra de la cosecha para que de la noche a la mañana la arrasen los jabalíes. Además, nadie nos va a pagar los gastos: el valor de las semillas, el arado de la tierra, el abono y el esfuerzo que conlleva tener que volver a plantar".
En este sentido, los afectados proponen a la Xunta la realización de una batida para el control de este tipo de animales salvajes, "que lo único que hacen es causar estragos en las plantaciones".
