Los narcos gallegos reabastecen el mercado en un pulso estival con las fuerzas de seguridad

El Greco se incauta de cantidades históricas de cocaína y detiene a decenas de sospechosos, pero no es suficiente. Los traficantes ponen en marcha hasta cinco transportes a la vez y consiguen introducir grandes alijos
El alijo del Silver Black
photo_camera El alijo del Silver Black

Más de 60 detenidos y cerca de 8.000 kilos de cocaína decomisados (entre los que se dirigían a las Rías Baixas y los que llegaban a sus zonas limítrofes, Asturias y Portugal) no han sido suficientes para detener el desenfrenado ímpetu de los narcotraficantes por reabastecer el mercado de la cocaína. Los viejos clanes y los nuevos capos de la droga, obligados por la enorme presión a la que les sometieron sus clientes en España, pusieron en marcha todo su potencial para introducir cocaína en las Rías Baixas y surtir a los pequeños vendedores y a los consumidores finales. Tras un intenso verano en el que los veleros volvieron a ser, como antaño, la primera opción para atravesar el charco ocultando fardos de droga, el Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (Greco) con base en la Comisaría Provincial de Pontevedra dirigió dos grandes operativos, saldados con el decomiso de 2.500 kilos de cocaína, y participó en un tercero en el que se aprehendieron 1.400. Estas operaciones, todas ellas de postín, se produjeron durante el mes de agosto, época en la que tradicionalmente se detecta un claro aumento de la actividad de los narcos gallegos (ya se sabe, con el buen tiempo salen más barcos a altamar y es más sencillo pasar desapercibido). Sin embargo, y a pesar de las cifras históricas de incautaciones (que no se habían visto desde las recordadas operaciones Tabaiba y Giga en el año 2009), los capos, los lancheros y los comisionistas han logrado su objetivo: el mercado de la cocaína en Galicia vuelve a ser el que era. Los investigadores especializados de la Policía, la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera han constatado un descenso del precio de unos 5.000 euros el kilo, pasando del récord histórico de 38.000 que se alcanzó en primavera, poco después de la desarticulación de la banda supuestamente dirigida por Rafael Bugallo, O Mulo, a los 33.000 actuales, una cifra más propia de las Rías Baixas, cuna del narcotráfico en Europa desde hace 30 años.

OPERACIONES IMPORTANTES. A la caída de O Mulo, los agentes del Greco sumaron en las últimas semanas dos operaciones de gran importancia, especialmente la más reciente. En ella lograron desenmascarar al supuesto líder de una organización delictiva con capacidad para engarzar varios narcotransportes al mismo tiempo. El vigués Antonio Oubiña Viñas, sin antecedentes pese a que ya ha entrado en la cuarentena, tenía, según fuentes policiales, contactos al más alto nivel (entre ellos el del colombiano Héctor Torres, vinculado en su día al mexicano Nicolás Rivera en la mayor red mundial de tráfico de cocaína a través de contenedores, aunque exonerado ante la falta de pruebas contundentes, y el conocido Lois Magdalena. Los 1.900 kilos de cocaína aprehendidos son uno de los mayores alijos de los últimos años.

Junto a este operativo, el Greco completó la desarticulación de la organización de ‘Peque’ y Toledano (este último aún fugado), que tenía capacidad para introducir coca a través de veleros (fueron incautados 600 kilos) y para transportar hachís (decomisaron 6.000).

Pese a todo, la insistencia de los que se dedican a este negocio parece haber dado sus frutos.

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