La sexta sesión del juicio por la operación Bodeguilla, un golpe policial que desmanteló una organización gallega dedicada a la introducción en Europa de grandes partidas de cocaína oculta en contenedores, se centró ayer en la lectura del testimonio del más famoso de los investigados, el vilanovés Luciano Núñez Villanueva, Chano o Lucky Luciano, fallecido antes del juicio. El interés de algunos de los letrados por escuchar su relato (por boca del letrado de la Administración de Justicia), vino dado porque en el mismo, grabado en la fase de Instrucción, el narco se desvinculaba del entramado criminal investigado, diciendo que él solo vendía vinos y que no traficaba con drogas.
Aseguró, además, que su presencia en reuniones en las que fue detectado en compañía de otros procesados era para hacer negocios con su bodega. Sobre el guardia civil que finalmente actuó como encubierto, explicó que fue el agente el que le pidió con insistencia que le pusiese en contacto con el resto de procesados que finalmente, según las autoridades, intentarían colar en España más de 400 kilos de cocaína a través del puerto de Algeciras.
Previamente, la Sección Segunda escuchó a un perito informático que explicó el funcionamiento de la aplicación Silence en el teléfono Blackphone, muy empleada en su momento por los narcos para ocultar sus comunicaciones.
Tras la práctica de la prueba, en la que los funcionarios policiales desgranaron la participación de cada uno de los acusados en los hechos que se están juzgando, solo resta el testimonio de los mismos, que tendrá lugar el próximo día 23 de junio. Hasta allí llegará la vista oral, dada la apretada agenda de la Audiencia.
